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8-M: Feminismo si, “hembrismo” no

08/03/2018 16:20 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Sería “hembrismo” pretender imponer a todas las mujeres un modo de sentir o de vivir, llamarlas “esquirolas” y negarles su derecho a ser desigual en determinados aspectos de las justas reivindicaciones feministas

Es el día de la mujer y lo reivindican con una huelga general que, en muchos aspectos, no difiere de las huelgas protagonizadas por una mayoría de hombres. Nada que objetar en pro de la ansiada igualdad de derechos, que no de géneros, y la abolición del tan arraigado machismo en demasiados varones.

Es una realidad inmutable que, biológicamente, la especie humana, como la inmensa mayoría de las especies animales, tiene dos géneros posibles: macho y hembra. No me refiero por tanto a inclinaciones sexuales que pueden ser tantas y tan variadas como se quiera. Tampoco apoyó la distinción en la tenencia de órganos sexuales masculinos o femeninos pues es sabido que el género reside en el cerebro.

De ahí que, la legítima lucha por la homogeneización de derechos y deberes entre ambos géneros, no deba confundirse con una igualdad biológica de géneros y, menos aún, con una masculinización de la mujer correlativa a una feminización del hombre. Sería un error además de un imposible. Como tampoco sería de recibo que la iniciativa se llevara al extremo de revertir la desigualdad por la vía de pretender instaurar un matriarcado, una suerte de preponderancia de la mujer sobre el varón, así fuera por compensación de los cientos de miles de años de liderazgo varonil.

Es importante para ello aclarar y matizar términos. A mi entender, la generalizada costumbre de contraponer feminismo a machismo, es una equivocación provocada por la tardía acogida de los términos "hembrismo" y "masculinismo" por los medios y por la Real Academia de la Lengua. De la denominación de los dos géneros posibles, macho y hembra, solo puede seguir, por adicción del sufijo -ismo, machismo y hembrismo, para formar sustantivos que indican doctrina, corriente o movimiento. El término feminismo se corresponde pues con el de masculinismo y no con el de machismo.

La extremización del feminismo alienta el “masculinismo”

La actitud prepotente del macho sobre la hembra, el acoso, el maltrato, la violencia, es machismo, como hembrismo sería lo contrario. El feminismo atiende al aspecto formal, al movimiento de lucha de las mujeres por la equiparación de derechos y, como eso jamás fue un problema para los varones, nunca se acuñó ni utilizó el término masculinismo.

Empero, a la fecha, la justificada virulencia del feminismo, está suscitando movimientos y plataformas, más o menos organizados, por parte de los varones, que empiezan a reivindicar desigualdades o discriminaciones que, mutatis mutandis, serían hembristas. Las más conocidas del “masculinismo” se refieren a la marcada parcialidad a favor de la madre que impregnan las leyes de violencia de género y, en sede judicial, las disputas sobre patria potestad, custodia de hijos y régimen de visitas; la presunción de veracidad en denuncias por abuso, violencia o maltrato, que finalmente resultan ser falsas; la demasiado frecuente actitud utilitarista de los hijos por la madre para lograr mejoras económicas; la irrelevante opinión del progenitor ante la decisión de abortar; y, el rechazo a la paternidad masculina, especialmente en el caso de parejas gay, por concepción subrogada -el mal llamado “vientre de alquiler”- que ya no pocas mujeres tildan de pseudoprostitución, al tiempo que proliferan los embarazos monomaternales.

Y como decía, vistos algunos de los lemas y consignas de la huelga del día de hoy, el feminismo debe ser apolítico, huir de la radicalidad y, en ningún caso confundirse con masculinización. Entiendo que, por ejemplo, muchas feministas reivindiquen el pantalón como prenda frente a la falda, el pelo corto y con flequillo frente al largo y hacia atrás, la cara lavada y no maquillada, el vello y no la depilación, la desnudez antes que el burka; el ateísmo a la mojigatería -¡fuera rosarios de nuestros ovarios!-, etc. pero sería “hembrismo” pretender imponer a todas las mujeres su personal modo de sentir o de vivir, llamarlas “esquirolas” y negarles su derecho a discrepar de algún aspecto reivindicativo, a más de entrar en terreno movedizo porque se entremezclan aspectos de legítima reivindicación formal, con otros ligados a la íntima e inevitable diversidad biológica de géneros y las leyes genéticas y antropológicas de mútua atracción sexual entre los mismos.

AscoHastaLaNáusea


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