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Estamos en Fitz Roy y Santa Fe, en Palermo y en lugar de góndolas vemos gomones de particulares y de Defensa Civil
Podríamos imaginar un paseo en góndola en una bella tarde en Venecia. Casas y callejas, emplazadas sobre pilares a tres metros del nivel de los canales y de la laguna homónima que se extiende desde el mar Adriático, pòdría ser una hermosa fotografía para una escena romántica de una película. Pero no. No estamos en la ciudad italiana, ni el paisaje que tenemos frente a nosotros es el soñado.
Estamos en Fitz Roy y Santa Fe, en Palermo y en lugar de góndolas vemos gomones de particulares y de Defensa Civil. Si no fuera por lo lamentable de la situación, recurrente, a pesar de los distintos gobernantes de la ciudad, el vecino que se atrevió a cruzar en kayac la avenida, hacia el lado de Pacífico (nombre paradójico si los hay) desafiando el peculiar oleaje podría ser cómico.
Desde Plaza Italia hasta Carranza, cada calle tiene su propia historia, su propio olor a moho y su descolorido panorama. Casas, comercios y edificios inundados por la negligencia de los funcionarios y los 70 milímetros de lluvia que cayeron en dos horas. Pero alerta con el alerta Meteorológico que se mantiene impertérrito anunciando más lluvias. En Humboldt y Santa Fe, algunos cruzaban con un gomón de vereda a vereda, y los dueños de varios negocios que sacaban el agua a baldazos repetían que no quería "más discursos, sino soluciones.
En barrios como Villa Crespo, Palermo, Almagro o Caballito, el paisaje se asemejaba al de las islas del Tigre. Gomones del Grupo Especial de Rescate de la Policía Federal ayudaron a los vecinos a navegar por el río tumultuoso que corría por la porteña avenida Santa Fe, en el cruce con las calles Humboldt y Fitz Roy. Sesenta mil usuarios se quedaron sin luz, hay centenares de autos tapados por las aguas, los subterráneos y el Premetro interrumpieron sus servicios, hubo inundaciones y cortes en autopistas y en la red ferroviaria
Mientras tanto la esperanza de que estos hechos no se repitan ya cayó como cayeron todas las barricadas caseras que los vecinos quisieron interponer entre ellos, sus comercios y/o sus casas para defenderse. Y el rezo resume una sola petición: no ser un condenado por el agua.