"Los saqueadores, ladrones y autores de actos violentos serán juzgados por un tribunal militar", anuncian los carteles que fijaba el viernes un rebelde separatista para dar a conocer las leyes de los nuevos 'amos' de Novoazovsk, en el sureste de Ucrania, de donde las fuerzas leales a Kiev fueron expulsadas.

"¡Hermanos y hermanas! si tienen conocimiento de cualquier acto de pillaje, robo o de violencia, llamen al 0102", añadían. Sobre la pared de un supermercado en el que se apiñaban los civiles tras varios días de bombardeos, el rebelde Alexandre, uniformado, explicaba que era un voluntario llegado desde Rusia, mientras pegaba dos carteles. "El ejército de liberación de Novorossia ('Nueva Rusia', el nombre de la entidad separatista del este de Ucrania) les desea la bienvenida. Hemos venido para quedarnos largo tiempo. No crean en los rumores según los cuales vamos a abandonar la ciudad. Nuestro objetivo es avanzar. El vuestro, el de edificar una vida en paz, con honor y dignidad", se leía en el segundo.

La semana pasada, el nuevo 'primer ministro' de la República Popular autoproclamada de Donetsk (DNR), Alexandre Zajarchenko, había explicado a AFP que su "primer decreto fue consagrado a combatir el bandidismo". También se manifestó favorable a castigar los crímenes más graves con la pena de muerte, "la más alta protección para la sociedad", argumentó.

Novoazovsk, pequeña ciudad balnearia obrera a unos quince kilómetros de la frontera con Rusia, era férreamente controlada por los rebeldes prorrusos el viernes, dos días después del repliegue precipitado del ejército ucraniano.

- 'Son las fuerzas rusas' -

Rebeldes armados patrullan incesamente la ciudad en camionetas color caquí, haciendo ondear banderas rojas con una cruz azul, colores omnipresentes. Lo mismo ocurre con los blindados estacionados en los accesos a la ciudad, con la pintura aún fresca, y sus cañones apuntando hacia el enemigo.

Los combatientes son evidentemente aguerridos. Algunos anudaron trapos blancos en sus brazos, pero no lucen ningún distintivo en sus uniformes que permita identificar un batallón, un cuerpo o un origen geográfico.

Una cincuentona elegante, Natalia, lee los carteles pegados en las paredes del supermercado. "Todo aquello que teníamos de bueno se fue con nuestros soldados ucranianos", comenta. Ella no tiene la menor duda, son rusos los ocupantes de su ciudad, como afirma Kiev. "Hoy, controlaron nuestros pasaportes y no podían entender lo que estaba escrito. Si fuera la DNR habrían comprendido...", añade. Se expresa en ucraniano puesto que, dice, los hombres armados que andan por los alrededores no lo entienden. "No sé que va a ser de mí, son las fuerzas rusas las que están aquí", apostilla la mujer.

Con una cruz ortodoxa colgada al cuello, el comandante 'Svat', de 45 años, cuyo físico atlético confirma su pasado en las fuerzas especiales ucranianas, como él lo afirma, explica que viene de Lugansk, feudo separatista. "El apoyo ruso sería bienvenido, pero contamos con potencia de fuego suficiente", precisa.

A su lado, 'Giurza' ('Víbora'), exmiembro de la Legión extranjera francesa, quien estuvo encargado de la seguridad del "exprimer ministro" de la DNR, Denis Puchilin, explica en francés que la ciudad fue tomada "sin combates porque el ejército ucraniano puso los pies en polvorosa".

¿La próxima etapa será la toma de Mariupol? Esta ciudad industrial con 460.000 habitantes se encuentra en las orillas del mar de Azov, 50 kilómetros al oeste. Esto sería un golpe terrible para las fuerzas leales a Kiev. 'Svat' rechaza brindar el acceso a la ruta que lleva a Mariupol, para no desvelar dónde se encuentran las posiciones rebeldes, explica. El eje de carretera esta controlado "casi hasta el final", afirma. Tampoco quiere decir si está prevista una ofensiva contra la ciudad, de la que muchos habitantes partían el viernes pero sin que pareciera un éxodo masivo. Esto es competencia de la DNR, dice. "Nuestro objetivo es Lviv", feudo nacionalista ucraniano en el oeste, es decir, en el otro extremo del país.