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La sociedad otorga límites, normas, prisiones, imponiéndonos la moda, la ropa, el lenguaje, los gestos, pero debemos saber que tambien somos libres para elegir qué camino recorrer y allí se encuentran madre y padre, quiénes, deberán ayudar a los hijos inculcándoles las normas correctas
LIBRES PARA ELEGIR
Por: Carola Pozo Cortez
www.planetaservicioseducativos.com
En nuestra vida diaria, es necesario limitar las imposiciones de la moda, las de la ropa, las del lenguaje, las de los gestos, las de esta sociedad de masas que nos dice que somos todos libres pero nos quiere a todos uniformes, uniformados en ropa, en ideas, en gustos, en gaseosas, en hamburguesas, en ruido.
Por ejemplo yo puedo hablar en un lenguaje repleto de modismos y también en lenguaje de salón y buenos modales. En consecuencia, puedo elegir.
Hoy me visto como me sugieren las grandes marcas, pero cuento en mi riquísimo guardarropa con prendas que las grandes marcas mirarían con cierta repulsa. En consecuencia, puedo elegir.
La sociedad impone límites, normas, prisiones. El hogar debe proporcionar alternativas, pensamiento crítico, ponerles límites internos a los límites externos.
Este es tu trabajo de madre, de padre; un trabajo, sí. Ayudar a tus hijos a revisar normas. Para ello necesitan tus normas. Y desde ellas podrán contemplar a las de afuera, y elegir.
Todos influyen en tus hijos, todos les dicen qué hacer, cómo moverse, qué pensar, dónde colgarse el arito, cuántas sexualidades ejercer, cómo ser felices.
¿por qué no has de intervenir también tú en sus vidas?
Los padres permisivos no crían hijos rebeldes, sino que producen hijos que directamente ignoran a sus padres y hacen lo que les dicta : la sociedad
Padres e hijos confrontados son normales
Es normal que tu hijo se rebele contra ti. Es normal que no coincidan sus ideas con las tuyas y es normal que no le entiendas en lo absoluto y que él no te entienda cuando afirma que piensas como en la edad de piedra.
Todo eso es normal, porque son diferentes, seres diferentes y de edades diferentes y comprender al otro es muchas veces imposible.
Y siempre va a ser así porque aunque digas lo contrario, le estás imponiendo tu vida, tu educación, tus maneras, tus límites.
Esto es normal, no puede ser de otra manera. Nace en tu casa, crece en tu casa, en tu sociedad y le transmites lo que tienes, tu lenguaje, tu moral, tus modales. ¿Que otra cosa podrías transmitirle?.
Cuando son pequeños esa transmisión se produce sin democracia, sin un congreso de por medio: el niño tiene un año, dos años tres años y no está en condiciones de discutir normas y reglas. Todo corre por tu cuenta. Y luego cuando crezca será libre para re-visar las normas que recibió de sus padres, para criticarlas, reemplazarlas o modificarlas.
La gente suele decir:
- ¿Viste qué rebeldes que son los jóvenes hoy?
Bueno yo les respondo:
-¿Rebeldes? Para ser rebelde hay que oponerse a algo, a alguien, a una idea, a un límite, a una norma, a una pauta. Los padres permisivos no crían hijos rebeldes, sino que producen hijos que directamente ignoran a sus padres y hacen lo que otros les dicta, otros mucho más autoritarios: la sociedad, la televisión, la propaganda, la moda, los otros chicos.
En nuestra vida diaria, es necesario limitar las imposiciones de la moda, las de la ropa, las del lenguaje, las de los gestos, las de esta sociedad de masas que nos dice que somos todos libres