Como olvidado en el tiempo, Bayauca con sus 591 habitantes, situado a tan solo 291 kilometros de la Ciudad de Buenos Aires, cuyas calles de tierra se mezclan con la contaminación del arsénico en el agua y las partículas de la planta del silo Nidera en el centro urbano parece haber sido olvidado por el Gobierno Bonaerense .

El centro cívico de un pueblo de tierra que cuando llueve se convierte en la capital provincial del esquí al barro en donde sus 591 habitantes deben sortear todo tipo de contingencias para trasladarse de un lugar a otro y los más jovenes para concurrir al establecimiento de educación cuando éste funciona y se dictan clases...

Bayauca carece de un sistema de comunicación rápida en caso de accidentes, con la ciudad cabecera, Lincoln, que se encuentra a 25 kilometros de distancia y cuyo caminos dejan una visión del abandono por parte del gobierno hacia sus pobladores, que deben recorrer 9 kilómetros hasta el entronque con la ruta 188 que llega a Lincoln.

Una muestra de ese olvido es la falta de transportes que conectan la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con Bayauca. Los trenes solo llegan una vez por semana, vergonzosamente! Desde Plaza Once por el ramal ex Sarmiento, Ferrobaires, solamente dispone del tren 115 que recorre desde Once hasta Lincoln los viernes a la hora 18:35, con una demora de más de 7 horas de viaje, más demorado que un viaje a mar del plata o a Rosario. Trenes sucios con enormes deficiencias en las que el pasajero padece de demoras injustificadas, y si desean regresar, solo cuentan con un servicio incierto los días lúnes pasada la hora oo:oo sin contar con la seguridad de su existencia funcional. (contradictorio con lo que anuncia Ferrobarires en su pagina de internet).

Dios parece atender a la población una vez cada 15 días… dado que se oficia misa en 2 oportunidades al mes… Espero que el nuevo Papa Francisco I vea re revertir esta situación para llenar un poco de amor la espiritualidad de los católicos de Bayauca.

La Cooperativa Eléctrica gerenciada por Osvaldo Petronne también deja mucho que desear, dado que son quienes también ostentan el poder sobre la electricidad, el agua contaminada para la población y hasta los nichos para quienes dejan su vida en el pueblo para descansar postumanente en el pequeño cementerio local.