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La Comisión de Familia y Mujer de la mencionada Cámara Legislativa distinguió a Romero, entre doce mujeres, cada una meritada por distintos motivos
Sólo una de ellas se llevó la mayor distinción, Marcela Romero, transexual, por haber logrado obtener su documento nacional de identidad con nombre femenino, tras una larga batalla judicial, en el mes de agosto de este año.
La presidenta de la Comisión de Familia y Mujer, Juliana Di Tullio, manifestó que todas las nominadas descollaban por su trayectoria, pero que la galardonada, era la única que había obtenido un logro concreto en el transcurso del período.
En los dos años anteriores, las premiadas fueron las investigadoras del Conicet María Teresa Dova, física argentina y Carolina Scotto doctora en filosofía.
Desde el día que leí esta noticia, que doy vueltas al asunto y no comprendo, no termina de cerrarme. Lo pongo del derecho y del revés y no hay caso.
¿Cómo obtener un logro concreto frente al paco, con la pobreza, con los derechos humanos, con el medio ambiente?
Lejos está de mi cualquier sentimiento discriminatorio, lo juro. Es algo que me provoca repulsión, en cualquiera de sus formas. Las obvias y las solapadas.
Pero aquí, hay un dilema. ¿No han sido discriminadas las otras mujeres?
¿Cómo obtener un logro concreto frente al paco, con la pobreza, con los derechos humanos, con el medio ambiente?
Como pretensión simplemente es ¡una locura!
Valoro y destaco la lucha de Marcela Romero, debe ser galardonada, sin duda alguna, pero tal vez no como la mujer del año. Su mérito debe ser premiado, la igualdad es su derecho, se lo ha ganado.
Pero la lucha contra la pobreza, contra la droga que mata, la labor de esas madres por la familia y por la niñez, eso, no tiene precio, y creo… debe ser recompensado, sobre todo porque es una batalla diaria, sin logros concretos e inmediatos, solo pequeñitos, humildes, pero de una grandeza pocas veces vista.
Lejos está de mi cualquier sentimiento discriminatorio, lo juro. Es algo que me provoca repulsión, en cualquiera de sus formas