¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Fran Laviada escriba una noticia?
Hay ocasiones que la vida te lleva por caminos oscuros, sin que tengas otra opción que seguirlos, aunque eso signifique ir en dirección al pecado, y fue lo que hice, no tuve más remedio que aceptar aquel encargo de matar a un hombre. Por cierto, un indeseable, aunque sé que eso no sirve de justificación, ya que el destino no me dio la autorización necesaria, para quitarle la vida a una persona, ni aunque fuese una bestia como era el caso.
Pero antes, no tuve más remedio que secuestrar a mi conciencia, mantenerla lejos de mí, encerrada en el más oscuro de los escondites, para que no viera lo que iba a hacer, algo tan rápido y eficaz, como meterle al tipo todo el contenido mortal del cargador de mi pistola, seis balas para hacer justicia, aunque decir esto, quizá pueda sonar a un exceso de cinismo por mi parte.
Nº de lectores de este capítulo: 3.685 (Hasta la fecha de hoy en la Plataforma Literaria Inkspired)