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A más de 24 horas de ocurrido el homicidio de Ferreyra los culpables no aparecen
Mariano Ferreyra - 23 años - argentino
En el nombre de todos los que luchamos por una sociedad más justa, hoy todos somos Mariano.
A todos: usuarios de medios de transporte, peatones, automovilistas, vecinos, pueblo nuestro, perdón, quiero decir nuestro, no de todos. Discúlpennos por morir de hambre, discúlpennos por ser socialmente tercerizados gracias a las leyes vigentes de contrato y empleo coimeadas por los políticos, discúlpennos por la sangre de mis ojos que ensucio la calle, por las gripes de nuestros crios, por el color de piel que heredamos; por las urgencias de amor, también disculpas.
Perdón porque nuestros gobiernos no nos representan, porque nuestros gobiernos no nos garantizan alimento, ni vivienda ni salario digno, perdón porque nuestros gobiernos no nos garantiza ni seguridad física, ni seguridad social, ni futuro. Porque no detiene la inflación porque no controlan los precios, porque no tienen una política que beneficie a los que menos tienen; perdón por los Duhalde, los Moyanos, los Kirchner, …
Discúlpennos, hombres y mujeres trabajando por el futuro de los hijos de los pobres, de los saqueados, perdón, de los desposeídos. En nombre de los Ferreyra, Kosteky, Funtealba, y de tantos otros que duermen en los lechos de los ríos, de los mares, o en las tumbas nn.
Los sueños postergados de los argentinos pobres son representados por las víctimas del terror
Discúlpennos por ser discriminados, ninguneados, descartados. La verdad es que no queremos esto, ni elegimos estos destinos, discúlpennos por las jubilaciones paupérrimas, por los planes de educación obsoletos, por la sonrisa borrada, por los miedos; y no pedimos que nos comprendan, no quisiéramos perturbar sus hermosos sueños, pero si tienen un espacio, si queda, sueñen con un país igualitario, de condiciones sociales igualitarias. No nos repudien por disentir con la violencia, con la indiferencia, con el desamor. Los Moyano, los Duhalde, los Kirchner, no nos perdonan la honestidad ni los sueños de libertad.
No somos mártires, ni héroes ni forajidos. Somos blancos fáciles en una noche de lobos feroces por el poder. Fundamentalistas del pensamiento único, autócrata, piramidal.
Somos apenas un rumor de voces hambrientas y sedientas de justicia que el viento arrastra de cuando en cuando hasta que son silenciadas; perdón nuevamente, quise decir hasta que dejen de oírse.