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La ciudad de Valencia, símbolo del capitalismo de amigotes ha de cambiar de arriba abajo, quienes conozcan la historia política reciente deben buscar un dialogo conciliador
Un militante de Compromís estándar no existe. Los hay de diferentes tendencias, ideologías, modelos territoriales y sensibilidades. Poco queda del liberalismo valencianista de algunos pueblos que tantos enfrentamientos ha causado. La unidad hegemónica es un hecho, y en 2015, se puede decir que cada día cuesta diferenciar mas a un miembro de Iniciativa o el Bloc Nacionalista, de otro verde o independiente. No ha sido el ceder terreno ideológico lo que ha permitido esto, sino las cuotas de pluralidad de la cooperativa política y las continuas reuniones sectoriales donde el escrutinio de la horizontalidad se pone en contrapunto con lo que dice la ciencia y la experimentación. No hay una ideología marcada como la correcta, sino una serie de objetivos comunes que alcanzar. Lo que liquida la política de bandos como posibilidad. En los pocos desacuerdos internos el escenario no suele ser de guerras entre miembros en bloque, sino de algunos miembros de los diversos grupos apoyando una decisión frente a otros miembros de diversos grupos que pueden o no, ser los mismos que los anteriores. No hay frentes fijos ni disputas sino debates internos horizontales que suelen guiarse finalmente por las decisiones consensuadas o científicas y resolverse con la sonrisa que nos identifica.
De la misma forma, Compromís no es un partido independentista. Lo cual no quiere decir que como el PSOE valenciano, podemos o EUPV no existan independentistas militando en el. El independentismo sobre la influencia de la corona de Castilla es una realidad más o menos repetida desde las batallas anteriores al compromiso de Caspe hasta hoy en día. De hecho, el independentismo catalán recoge cantidad de autores y obras culturales hechas por valencianos en su etapa actual de ruptura democrática. Además de independentistas, existen también federalistas y personas que no se plantean ningún debate territorial, sino que enfocan el valencianismo desde una perspectiva social y ecológica como la propia Mónica Oltra, o económica como Enric Morera. Para que esta ambigüedad no sea un talón de Aquiles, la formación se define a sí misma como federalista. Y como ya han repetido los líderes, no hay ningún interés en repetir la penosa batalla de los símbolos. El partido, como siempre ha hecho incluso el independentismo más radical incluso de Catalunya, recoge la señera coronada como bandera de todo el territorio. Sabiendo que esta bandera es heráldicamente errónea, pero asumiendo ese error como parte de un proceso histórico que hizo que en la Renaixença se oficializara para todo el País Valenciano. Exactamente igual que el PSOE. Por lo que las bofetadas no vienen solo por la derecha, sino que los sectores mas independentistas de la sociedad desde hace tiempo dicen de Compromís que es un “partido blavero y españolista”, mientras sectores blaveros y españolistas lo califican de “independentista y catalanista”. Es el problema de romper con las etiquetas, que te las seguirán imponiendo aunque ya no sean tuyas.
Pues a pesar de que Compromís, dio por cerrado desde su fundación el debate de símbolos y dejó aparcado hasta mas ver el debate del modelo territorial, un viejo partido fundado por antiguos franquistas, hijos y nietos de nacionalistas valencianos, pancatalanistas y de derecha conservadora, llamado Partido Popular se dedicaba día y noche a prevenir a los valencianos del catalanismo de Compromís, mientras vendían las cajas valencianas a Joan Laporta.
Estos señores de la derecha valenciana, hicieron de brazo armado de Xavier Casp y Miquel Aldert, los mismos que inventaron el término “Comunidad Catalánica” para hablar de todo el territorio de habla catalana. Son los mismos que fundaron el GAV, Coalició Valenciana, Alianza Popular, Fuerza Nueva y recientemente Poble Democrátic Podem, Som Valencians y Ciudadanos. Los mismos que han puesto bombas contra la librería Tres i Quatre por el delito de vender cultura en un idioma diferente al castellano, los mismos que atentaron contra la universidad de Valencia, que a base de atentados consiguieron debilitar y matar a Sanchís Guarner, filólogo histórico y último director de un Lo Rat Penat democrático, por deberse a la ciencia de la lengua sin caer en trampas del poder. Los que destrozaron la casa de Joan Fuster a base de bombas. Los mismos que imponen por la violencia una tesis idiomática absurda y anticientífica para dividir una lengua en dos como si algo así fuese posible mediante algún tipo de ley. Y usted les da coba.
Quiero decirle, a usted que admite que nunca ha pisado Castellón de la Plana, a usted que nunca ha conocido una de las mancomunidades que dice que no existen en el País Valenciano (Comunidad, Reino de) que los ochenta aquí fueron una época dura. Murió gente. A Miquel Grau se lo cargaron de un ladrillazo siendo muy joven por colgar un cartel anunciando la diada del 9 de Octubre y el abogado del asesino, de Fuerza Nueva llegó a alegar en el juicio que la palabra diada es una “palabra catalana” para exculpar el asesinato, a Guillem Agulló de 20 años se lo llevaron de un navajazo en una acampada en Montanejos, y tras cumplir cuatro años de cárcel, su asesino, Pedro Cuevas llegó a concejal y a ser un peso pesado de la política neo-nazi, recientemente fue exculpado de la posesión de material de guerra del ejército de tierra y parafernalia fascista junto con un buen grupo de militantes de extrema derecha con la ayudita de un guardia civil despistado que destruyó las armas, la prueba principal del juicio.
Durante todos los años de democracia, durante el acto cívico del 9 d’Octubre, un sector de los valencianos hemos tenido que soportar desde todo tipo de insultos hasta agresiones por parte de los mismos a los que hoy busca para su causa. En el 2014 se atrevieron a gritar en un acto cívico con todas las autoridades y ataviados de simbología fascista “Guillem Agulló, pio pio pio” y “¿donde está Guillem?”. Imagine que Guillem fuese una víctima de ETA, imagine que son los propios etarras los que cantasen en público esas asquerosas proclamas.
No pretendo rebajarme al nivel de Javier Nart y achacarle a usted la responsabilidad de las víctimas, en primer lugar por respeto a ellas, simplemente quiero que sepa que no está usted agitando un clima cultural estable, y que las consecuencias de agitarlo pueden ser (im)predecibles. Como en la alemana película la ola “Die Welle”, que imagino que conoce, utilizar ideas de división y odio para alimentar las filas de un ejército ideológico suele causar heridas en la convivencia, pero esto no hace falta que se lo diga a usted ya que hasta las elecciones ese era su discurso oficial, y desde hace una década es el discurso que mantiene Ciutadans en Catalunya.
Usted ha incumplido la primera promesa que su líder, Albert Rivera, hizo en Valencia: “no caeremos en peleas de Villa-arriba contra Villa-abajo por la lengua o la identidad”, incluso se ha contradicho en aquello de “los blaveros son cuatro y cabrían en un taxi”, tiene usted la posición dominante, pero nos ha impresionado su postura abierta a dialogar con casi todas las fuerzas del país, incluso a hacer presidente a Ximo Puig, con una marcada trayectoria con conclusiones patriotéricas valencianas excesivamente demagógicas incluso para cualquier independentista y hasta un libro-panfleto escrito por el mismo llamado “el problema Valenciano” donde expone sus tesis nacionalistas con un marcado chovinismo del que Compromís trata de alejarse a toda costa para evitar el absurdo del debate, que fue ya número 2 del gobierno de Lerma, e incluso apoyados por el PP más corrupto de España, frente al único partido de toda España que puede presumir de llevar años en política sin un solo atisbo de corrupción y más de 300 cargos públicos. Mientras en Madrid su partido no se opone a apoyar a Carmena. Su única excusa barata es luchar contra un nacionalismo que no piensa manifestarse más allá del nacionalismo social. Para Compromís nacionalismo valenciano no es cambiar la bandera, sino que todo el mundo tenga un techo y tres comidas como mínimo al día. Es decir, usted prefiere que gobierne el PSOE que ya ha arruinado una vez la comunidad con casi los mismos cuadros desde hace 30 años, y con casos de corrupción por toda la Comunidad Valenciana, antes que un partido verdaderamente ecologista y que usted misma pinta en el estandarte contra la corrupción. Y su verdadero motivo es el “nacionalismo” de este partido, incluso su supuesto catalanismo, siendo que su partido es el único de origen catalán con representación, y que su propia familia figura en la historia del nacionalismo catalán y por lo visto, sus progenitores nacionalistas catalanes le han dotado a usted de una buena educación libre científica y un nivel alto de calidad de vida si me lo permite.
Le recomiendo como ejercicio de autoayuda que analice la película Die Welle (la ola)
Realmente, la conocida como batalla de Valencia, fue originada por la lengua. Habían dos bandos: los que pensaban que el valenciano es una lengua independiente del catalán, y los que reconocían la unidad lingüística. Y ustedes ya escogieron en su día, ya que emplean normativa científica de Castellón, como todos los partidos que aspiran a tener representación parlamentaria, ya que no es lo mismo creer en la no-unidad de la lengua por desconocimiento del resto de variedades del catalán, que emplear las normas del Puig, utilizadas por una minoría y que recogen incluso “false friends” mal empleados del barceloní arcaico o expresiones castellanas propias de Albacete, Teruel y Murcia mal traducidas. Y eso lo sabe el equipo de ingenieros sociales que trabaja para usted por su ambigüedad en el uso de la lengua, como lo sabe el PP que emplea la misma normativa.
Me gustaría pensar que está usted muy confundida respecto a Compromís, pero imagino que forma parte del juego de tronos en el que se han instalado los líderes políticos de todos los partidos del estado. Creo que usted parte de la posición más tonta que podría haber escogido, sobre todo si está usted buscando un electorado juvenil que no vivió el periodo más triste de nuestra historia reciente. Aunque sea por el maquillaje liberal que pretende tener su partido conservador. Un partido liberal huyendo de la contraposición de ideas es frecuente de ver, razón por la que los liberales no votan. Cuando su portavoz anunció que: “la prioridad de ciudadanos es alejar el nacionalismo valenciano de las instituciones” todos los pobres de la comunidad, todos los parados, y todos los autónomos (gente muy desconfiada en el voto) debieron sentir ninguneado su apoyo a Ciudadanos. La prioridad del votante liberal rico o pobre no es alejar a nadie de las instituciones, sino alejar las instituciones de su propia vida y obra. Y posiblemente la peor pesadilla de un liberal es un gobierno del PSOE, donde los conservadores parecen sentirse a gusto.
Es curioso que la “jefa” del partido que mas menciones hace a Rosseau y demás prehistoria del jurásico ideológico, acabe compitiendo con Rita Barberá en una carrera de burradas sobre Compromís. Es curioso que además justamente en Altea, donde empezó su carrera política el próximo gobierno vaya a ser de Compromís, y que Compromís haya tenido mejores resultados que usted. Quien más ha aterrorizado alrededor del pancatalanismo invasor, es el Partido Popular, el resultado nadie lo puede definir mejor que Rita: “que hostia”. Y tanto usted como Puig necesitan del Partido Popular para llevar a cabo sus planes de gobierno. Es curioso que el partido de la regeneración se sitúe en el extremo opuesto de la mesa con “los de siempre”, pero hay que decir que era de esperar.
No la culpo de tener una estrategia, impuesta desde Barcelona. Sin embargo le pido que controle el corral. Los de los ladrillazos, las bombas y “¿donde está Guillem?” han vuelto a la carga planteando un frente común contra el pancatalanismo fantasma, Ribó, Oltra y todos los cuadros de Compromís se han comprometido en dejar atrás las guerras de símbolos y modelos territoriales y concentrarse en gestionar. Su postura carece de lógica política, pero la política carece de lógica, sin embargo soy un joven bastante activo de los que usted se empeña en criminalizar orgulloso con el momento político de la ciudad de Valencia y el País Valenciano (Comunidad, Reino de). De esos que habla, lee y escribe valenciano en público sin cortarse “per que vull” como decía Ovidi Montllor. He sufrido por esto mismo agresiones de gente que no entiende que sus mensajes forman parte de un juego político desde hace mucho y no en los ochenta, porque es un hecho continuo y consentido por las autoridades. Sus absurdas sentencias que pretenden dividir a la sociedad le pueden parecer inofensivas como catalana que desconoce absolutamente el terreno que pisa, pero no está usted en un paradigma cultural normal.
Sobre todo en la ciudad de Valencia, el blaverismo cabe en bastantes mas taxis que uno y no se trata de gente amistosa ni pacífica, ni mucho menos intelectual. Tenemos las principales redes nacionalsocialistas de tráfico de drogas, armas y trata de blancas de Europa Occidental, sufrimos agresiones constantes, y sin querer victimizarme no tengo ninguna gana de tener que recoger a ningún compañero, ni ser yo mismo recogido del suelo por no rendirme ante el pensamiento artificial y anti-académico.
No pido que me conteste, ni creo que lea esta carta abierta, ni mucho menos pido un “mea culpa” en público, simplemente desearía que antes de que la sangre llegue al rio, demuestre algo de ese diálogo que dice su partido que defiende y ese pensamiento contrario a la división social, antes de que tenga que arrepentirse de su colaboración táctica en una guerra que no beneficia ni a Valencia ni a España por los daños colaterales que pueda causar.
Le pido un poco de responsabilidad y que deje de tratar dividir a los valencianos que además han decidido que su partido ha de tener menos representación que Compromís. Y le recomiendo como ejercicio de autoayuda que analice la película Die Welle (la ola) y que reflexione profundamente si no quiere acabar usted igual que el profesor protagonista, no se lo pido por el bien de su carrera política que sinceramente me trae sin cuidado, sino por la seguridad personal mía y de mi entorno ya que la sentimos continuamente amenazada y cohibida por individuos mono-neuronales sinceramente (y sin actitud) estúpidos y muy violentos en nuestra propia casa. Le deseo sinceramente que usted nunca sepa lo humillante que es sufrir eso.
Un saludo cordial de un valenciano nacido, crecido, relacionado y reproducido en Valencia.