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En Argentina allá por el año 1863 hicieron su aparición los Colegios Nacionales, de enseñanza media y con el fin de garantizar el ingreso a la univesidad de una generación de dirigentes de la alta burocracia que adhirieran a la clase dominante, gobernaba el país Mitre. La relación entre el educando y el educador se daba en una díada asimétrica y la actividad docente era una herramienta de control político de Estado que promovía la cultura letrada de origen europeo: conocimiento y racionalidad; claro que Europa no era real sino idealizada. El docente era una persona de autoridad fuerte e inapelable, prestigiosa y relacionada con las familias. Con las escuelas Normales las clases medias y bajas y las mujeres acceden al magisterio. En la década de 1990 la docencia se profesionalizó buscando la competencia intelectual y los resultados obtenidos. ¿ Y como es la enseñanza hoy en Argentina? ¿Y como debería ser? ¿ Qué tipo de identidad genera la escuela del año 2012? Si la escuela es la llave para armar un mundo posible, transformando las instituciones y la sociedad, fomentando la participación democrática, es parte de un proceso social con fines sociales, y una institución política donde se forman las nuevas generaciones; ¿Como podría enfrentar la alta exclusión social? ¿ Como promover la igualdad? Todo esto en la época de la "globalización" resulta muy difícil enseñar el valor de lo público, esconder el desencanto y las frustraciones cuando está de moda responder a cada rato: "Es lo que hay", una respuesta conformista y fracasada. Pero la educación debe generar sujetos que participen en la transformación de la realidad y la escuela es parte de la vida de ese sujeto a la que llega con sus saberes, que la escuela modelará. Y es entonces cuando se necesitan la experiencia y la reflexión ante los nuevos interrogantes del mundo digitalizado, que trae nuevos problemas pero también nuevos horizontes. Vivimos en un mundo cambiante en el que se cuestionan todas las certezas, lo que antes era predecible, estable y rutinario hoy ya no lo es. Esta sociedad en red, de cambios rápidos para producir poderes con inagotables conocimientos internacionalizados, ha producido cambios en la familia como la sobreocupación de los padres, aumento en los divorcios, con familias con hijos de distintos padres, una menor diferenciación entre niños y adultos que compiten, adolescentes inmaduros, donde se confunde hogar y trabajo y la vida pública con la privada y en la que el educador reemplaza al padre en tanto confidente y confesor. La brecha entre ricos y pobres se amplía cada vez más en América Latina, eso se llama exclusión; todos los días aparecen nuevas tecnologías y las relaciones interpersonales se tornan superficiales. Las certidumbres morales y científicas ya no existen, sí existe la inseguridad personal y económica. Esta situación se traduce en la educación en la necesidad de advertir que hay diferencias, ya que no todos los alumnos progresan al mismo ritmo, advertir las particularidades de los distintos tipos de inteligencia producto de las desigualdades socioeconómicas. En definitiva para contrarestar las consecuencias del mundo del año 2012, con desempleo, excluídos y ciudadanos sin dignidad creo que la docencia así como la sociedad en general tiene tres herramientas: La creatividad, la flexibilidad y las organizaciones comunicantes.