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Confesiones de un escritor mediocre

25/05/2012 20:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

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Muchos creen que yo puedo emplear 24 horas al día para escribir, que dispongo de tiempo más que suficiente, no es verdad, porque una cosa es el tiempo vacío y otra el tiempo psíquico, cuando el escritor tiene otros problemas, eso le resta tiempo tranquilo para su escritura, no puede concentrarse para escribir, su estado de ánimo muchas veces no se lo permite. Cuando lo hago, escribo para que Argentina llegue a ser algún día un país democrático y no una fatalidad que presupone que la mayoría otorga autoridad que muta rápidamente en autoritarismo opresivo, el pueblo nunca estuvo en el poder. La mayoría de los escritores manifiestan que prefieren escribir en los bares, yo jamás podría escribir en un bar, me gustaba hacerlo en mi casa, cuando vivía en ella, hace más de siete años, ahora escribo desde mi solitaria habitación en el ghetto y según dicen algunos el resentimiento y la incomodidad agudizan el ingenio. Pero no necesito tranquilidad para escribir, antes podía escribir y concentrarme con el bullicio de mis hijos, escuchando música o con el televisor encendido. Hoy puedo escribir en medio del caos, como ahora con el sonido de los disparos de los fusiles de los guardias nocturnos como dulce melodía inspirativa. Muchas veces bromeo al respecto, diciendo que podría ser un buen corresponsal de guerra. Se piensa que un escritor, lo es sólo cuando vende mucho y no es así. En realidad, generalmente escribo por la mañana cuando recién despierto. Y escribo solo cuando tengo ganas, no me obligo a sentarme a escribir en ciertos horarios y escribo con pasión y por el placer catártico que me produce escribir, tengo el don de escribir. Creo que las historias que narro no tienen porqué tener un final feliz, la vida pocas veces nos muestra finales felices. La literatura es un microscopio mágico, los escritores contamos muchas veces mentiras y el público lector se emociona aún sabiendo que es ficcional lo que lee. Y el lector debe saber leer también lo que el escritor no escribió en el texto; lo que nunca contará. Cada escritor tiene su registro narrativo, cualquiera puede escribir "El hombre mediocre", pero nadie puede hacerlo con la magia con que lo escribió José Ingenieros. Se puede escribir en la piedra o en el agua. Utilizo mucho la sinonimia, pero no creo que existan los sinónimos. A mí me falta valentía para escribir todo lo que quisiera narrar, tal vez, más adelante logre superar mi cobardía propia de mi condición humana, el riesgo de ser juzgado, por mi indefensión no escribo lo que quiero, escribo lo que puedo, hasta hoy. Los escritores somos presumidos, buscamos el reconocimiento público y tenemos una ventaja, nuestras obras, nuestra huella puede trascender después de nuestra muerte, recordemos a Stieg Larsson y su Milenium. Aún cuando alguien deja de escribir, jamás deja de ser escritor, conserva su entidad, haya editado sus obras o no. Históricamente en Argentina y en muchos otros países no podías ser escritor si no eras de izquierda, o por lo menos manifestarse de izquierda, vestir de manera extravagante, bañarse no muy seguido y lucir barba y cabello largo; esta condición era un plus que elevaba tu categoría de escritor; yo pertenezco a un nueva generación de escritores ( que no necesariamente son todos jóvenes) que no somos de izquierda. Y por supuesto me baño todos los días, ni uso barba ni cabello largo. ¿Si practico alguna expresión política? Sí, así como la educación impone la política del Estado, con la educación te mienten y con la educación te dominan. ¿Quién fue el animal que dijo que Nicolás Maquiavelo sostenía que el fin justifica los medios? Trato de leer, no cualquier porquería, leo textos de autores de fuste, para robarles palabras que luego incorporo a mis escritos, no constituye plagio, tal vez sincretismo ecléctico; la memoria es ladrona, uno escribe cada palabra que recuerda. Yo elijo los temas, los temas no me elijen a mí por su actualidad. Me gusta dar testimonio de la época en que viví, y de la que estoy viviendo, esa es mi responsabilidad política y social; soy bastante quejoso y eso me gusta, como me gusta contradecir a los mentirosos que construyen un imaginario colectivo"a la carta" Y a la historia la hacen los rebeldes flexibles inconformes con un futuro angustiante. Soy de los que creen en la función social de la literatura, la mía tiene esa intención. No se puede ser tímido y ser autor de libros, el escritor debe estar inmunizado del temor al ridículo o simplemente al fracaso, debe saber que el argentino es un leproso lleno de prejuicios que se burla de los que tienen acné..

La contracultura se entiende como otra visión del mundo, un movimiento de rebelión contra la cultura hegemónica, es creación para vehicular ideas.


Sobre esta noticia

Autor:
Eduardo Ramos Campagnolo (93 noticias)
Fuente:
elblogdeeduardoramos.blogspot.com
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