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La conquista del sistema solar y la energía nuclear

02/05/2013 15:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

imageGracias al anuncio de Dennis Tito para viajar hasta la órbita marciana en 2018, es fácil imaginarnos como la humanidad tratara de conquistar los diferentes mundos del sistema solar. Pero una cosa es la imaginación y otra muy diferente enfrentarse a los escollos tecnológicos y de ingeniería a los que deberemos enfrentarnos para lograr llevar a término este sueño largamente perseguido.

En la actualidad, y por muchas naves que hayamos lanzado al espacio, estamos atrapados en la superficie de nuestro planeta, necesitamos una gran cantidad de energía para escapar de este pozo gravitatorio que crea la Tierra y las inmutables leyes de la física nos aseguran que la exploración planetaria siempre requerirá un uso intensivo de la energía.

Así que dejando de lado una hipotética terraformación marciana, a menudo pasamos por alto un destino que es igualmente tentador que la visita de otros mundos, el cinturón de asteroides. Para que nuestra economía siga creciendo, necesitamos un abundante depósito de recursos, y estos recursos esenciales se encuentran encerrados en esas rocas espaciales.

Aunque el volumen total es, de hecho, menor que el volumen total de la Tierra, es mucho más fácil acceder a ellos que a las profundidades de nuestro propio planeta, o las de otros mundos. Los asteroides son ricos en muchos materiales, incluyendo carbono, nitrógeno e hidrógeno. Los asteroides tienen un sorprendente potencial para la minería, algo que ya ha llamado la atención de algunas empresas.

Sin embargo, también es posible que los asteroides puedan convertirse en el hogar de la humanidad, hay cerca de 100.000 millones de estas rocas en nuestro sistema solar y alrededor del 1 por ciento son lo suficientemente grandes como para ser modificados creando algo que podría convertirse en un asentamiento humano.

Mientras que la mayoría de estos asteroides son vagabundos estelares, la mayor densidad de ellos la encontramos entre las órbitas de Marte y Júpiter, por lo que esta región será un objetivo primordial para los futuros pobladores de asteroides. A esa distancia del Sol, la intensidad solar es de sólo 1/10 que la que recibimos en la Tierra y, sin embargo, sigue siendo suficiente válida para que crezcan plantas, así que nada impediría que en estas rocas puedan desarrollarse cultivos y actividades agrícolas que permitan sustentar a esas lejanas colonias.

Con tantos cuerpos en nuestro sistema solar, se ponen de manifiesto las oportunidades para una amplia variedad de cultivos experimentales y una amplia gama de libertades personales y culturales intrínsecas.

Y no sólo eso, actualmente sufrimos la patología de poner ‘todos los huevos en un sol cesto’, es decir, si sufriésemos una catástrofe a nivel planetario, podríamos encontrarnos con que la supervivencia de la misma humanidad estaría en juego.

imagePero tranquilos, en la actualidad no se vislumbra una amenaza para nuestra existencia en un futuro cercano, podremos seguir tranquilos durante los próximos siglos. Aunque sabemos que la Tierra ya ha tenido que enfrentarse a numerosas extinciones masivas, así que sería demasiado arrogante pensar que la humanidad sobrevivirá a todo lo que el cosmos pueda lanzarnos. De esta forma, la presencia de una gran cantidad de colonias en múltiples asteroides podría asegurar que nuestra raza sobreviva a un gran evento de extinción en la Tierra.

Una vez hayamos explorado el cinturón de asteroides y nos hubiésemos establecido en ellos, sus recursos nos podrían servir para seguir nuestro camino por el sistema solar, extendiendo así nuestra influencia en los demás mundos del sistema solar, las lunas de Júpiter y Saturno podrían ser el nuevo hogar de la humanidad.

Al igual que los esquimales construyen sus iglús para protegerse del frio polar, la superficie helada de Europa podría ser utilizada para protegernos de la intensa radiación que baja el sistema joviano emitida desde Júpiter, un hielo que también proporcionaría una ilimitada cantidad de agua, oxigeno e hidrogeno, es decir, seguiremos bebiendo, respirando y alimentando nuestros cohetes.

Finalmente, podríamos concebir como estableceremos nuestras bases para alcanzar la fase final de la expansión de la humanidad por todo el sistema solar, alcanzando así los recursos que se esconden en el cinturón de Kuiper.

En esta lejana región situada en el borde exterior de nuestro sistema solar y compuesta principalmente de pequeños cuerpos procedentes de la formación inicial del sistema solar, se esconden rocas similares a las que encontraríamos entre Marte y Júpiter, pero estas serian hasta 200 veces más masivas.

Esta visión de la expansión de la humanidad por el sistema solar necesitaría el uso de, entre otras cosas, nuevos sistemas de propulsión mucho más avanzados que nuestros pobres y patéticos cohetes químicos.

El elevado peso del combustible y su baja eficiencia nos imprimirían viajar mucho más allá o alcanzar la velocidad necesaria para explorar el sistema solar en un corto periodo de tiempo.

Hasta la fecha, una de las tecnologías más prometedoras es la de los cohetes térmicos-nucleares (Nuclear Thermal Rocket o NTR), un sistema que utiliza el calor de la fisión nuclear de hidrógeno para generar energía, un calor que a la vez se utilizaría para generar el empuje necesario para desplazarnos.

Aunque el mayor escollo para esta tecnología es el gran público, todo lo que suene a energía nuclear da miedo, pero esta opinión parece estar cambiando, y se debe en gran medida a los nuevos diseños de reactores y cohetes que impiden la liberación accidental de materiales radiactivos. Es importante tener en cuenta que, probablemente, un NTR se pondría en marcha desde la órbita terrestre, por lo que los reactores nucleares serían enviados de forma latente al espacio y se activarían lejos de la Tierra.

Por otra parte, los recipientes contenedores, están diseñados para sobrevivir incluso una explosión catastrófica durante los despegues, por lo que los escenarios que conducen a cualquier forma de contaminación radiactiva son extremadamente difíciles de visualizar. Incluso una vez se pusiese en marcha un NTR, su radiación emitida sería insignificante en comparación con la intensa radiación que incide en nuestra magnetosfera procedente del Sol.

En fin, que la conquista del espacio parece pasar sin duda alguna por el uso de la tecnología de los NTR, un sistema que es visto cada vez más como una tecnología necesaria, segura y eficiente.

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Sobre esta noticia

Autor:
Eonhadico (607 noticias)
Fuente:
espacioprofundo.es
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Tipo:
Reportaje
Licencia:
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