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Con el terrible asesinato de Candela Sol Rodriguez ha despertado en la sociedad algo que siempre estuvo latente: El pedido de la pena de muerte. Sin embargo, más allá de lo cruel del crímen, hay un intento constante de buscar la vinculación política y así la desestabilización del poder "K"
En el día de ayer, al rededor de las 16 horas, fue hallado en Hurlingham el cuerpo sin vida de la pequeña Candela, cuya desaparición había ocurrido 9 días atrás. Según la información que publican diarios y medios de comunicación, el cuerpo presentaba golpes, principalmente en la cabeza, estaba desnudo y tenía el cuello roto. Según la autopsia realizada anoche la pequeña murió por asfixia y no habría sido violada.
Es terrible que una persona pueda llegar a asesinar brutalmente a una chiquita inocente, pero más terrible aún es que luego de esto, haya una tormenta de acusaciones para todos lados, que la inseguridad, que "no queremos netbooks sino seguridad", que "Gracias Cristina", etc. Sin embargo, como muchas de las personas que publican este tipo de comentarios en las redes sociales, ignoran que no es la primera chica que desaparece en democracia y que es asesinada brutalmente, por motivos que algunas veces se revelaron, otras veces las familias continúan esperando una respuesta. En definitiva, la política no mató a la nena, el, o la, o los que la asesinaron fueron personas, como cualquiera de nosotros, que pensaron que tenían la impunidad de matar a una pequeña sin que nada sucediera, y eso sí lo hace la política. El hecho de que alguien crea que en un país se puede violar, asesinar, torturar y desaparecer personas, eso es lo que hay que cambiar.
Me resulta increíble la cantidad de veces que he leído desde ayer la frase "pena de muerte", o "hay que matarlos a todos". Es triste saber que queremos cambiar algo, siendo lo mismo que son aquellos a los que criticamos. Asesinar a alguien no erradica el problema, simplemente, a mi entender, profundiza la idea de que el fin justifica los medios, y no es así, hay que aprender a mirarnos un poquito más críticamente, y ver cómo y porqué nos pasa lo que nos pasa, dejar de hechar culpas al político de turno y hacernos cargo colectivamente de una ideología que nos terminará hundiendo cada vez más.