Luego de la ruptura de una relación de pareja, si existe algún elemento que permanece vinculándonos al otro, es casi impensable salir de ese martirio. Nuestro propio mundo, lo que somos y fuimos antes de compartirnos, se ve definitivamente invadido por la otra persona, siendo la marca de su presencia, una seña personal e indeleble. Que el tiempo lo cura todo es el slogans predilecto de quienes sufrieron una pena de amor, donde se anexa un clasificador con opciones varias...olvidar, recordar pero vivir con eso, dejar de pensar pero no poder tocar la herida porque duele, anularse frente a nuevas situaciones, mentirse e incluso enamorarse de la pena misma. La novedad es que si bien no existe un método eficaz y científico para dejar de llorar la vida, tal como lo expresa Oliverio Girondo en su poema, es posible determinarse y elegir un camino de salud frente a la situación que nos oprime.

Los griegos concebían el amor como una enfermedad y en estos términos es posible la recuperación de las emociones. Socialmente se admite que los seres humanos pasamos por estas aguas negras, y cada vez aparecen más recursos humanos para salir adelante desde el abismo. La estrategia principal es aprender de las experiencias reales y deslindarse de los absurdos cinematográficos, lugar común donde el viudo del amor suele llorar a su pareja. La búsqueda del reconocimiento de los elementos que mantienen al que sufre ligado a la situación, es otra estrategia de fiar para desprenderse de ensoñaciones que, a veces enlazan hacia el pasado o hacia alguien. Por supuesto que una terapia con un profesional es imprescindible y la compañía de amigos que sean capaces de comprender a quien lleva la carga, ya que no es útil tapar los sentimientos o dejar el muerto debajo de la alfombra. La creación de grupos de autoyuda on line o bien presenciales coordinados por un terapeuta, es una opción que aporta mucho. No es mágica la solución, ya que estas circunstancias son propias de vivir, crecer y aprender a relacionarse con los otros, por esta razón, radica en eso el esfuezo, en seguir relacionándose y no quedarse solo en el pozo del amor contrariado, aunque a veces aparezca como un alivio retozar en la pena, recordando y llorando. Buscar ayuda y establecer lazos es el inicio para la plataforma de despegue, es así como en todos los órdenes, las causas comunes son el respaldo frente a lo que nos parece insoportable enfrentar solos. Lo que más debe impulsarnos a encontrarnos con otros y determinarnos a resolver este tipo de cuestiones, es la búsqueda de una salud emocional que nos permita estar equilibrados y sanos para amar, ya que subestimar este tipo de problemáticas pueden llevarnos a depresiones y círculos viciosos de los que es fácil quedar prisioneros.