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Representación artística de la superficie de Kepler-186f, el primer planeta confirmado con un tamaño similar al de la Tierra situado en el interior de la zona habitable de su estrella. Danielle Futselaar
Tras años buscando, parece que por fin hemos dado con el primer exoplaneta de un tamaño similar al de la Tierra y que se encuentra justo en la zona habitable de su estrella. Enterrado entre los datos recabados por la misión Kepler, las observaciones han sido confirmadas tanto por el Observatorio WM Keck como por el Observatorio Gemini.
Pero este planeta no parece encontrarse solo, sino que pertenece a una familia de pequeños planetas que han sido encontrados gracias al Kepler.
"Lo que hace que este hallazgo sea particularmente convincente es que este planeta del tamaño de la Tierra es uno de los cinco que están orbitando esta estrella, que es más fría que el Sol. Reside en una región templada donde podría existir agua en forma líquida", comento Elisa Quintana del centro AMES de la NASA y del Instituto SETI, la cual dirigió el estudio publicado en la revista Science.
Steve Howell, científico del proyecto Kepler y otro de los autores del artículo añadió que ni el Kepler ni ningún otro telescopio tienen la capacidad de mostrarnos una imagen directa de planetas de este tamaño en las proximidades de sus estrellas. "Sin embargo, lo que podemos hacer es eliminar esencialmente todas las otras posibilidades, por lo que la validez de estos planetas es realmente la única opción viable."
Thomas Barclay, científico de Kepler y otro de los autores del artículo, señala que las observaciones del Keck y el Gemini proporcionan una confirmación clara de la existencia de este planeta de hasta un 99, 98%. "Kepler-186f es real, Kepler comenzó esta historia, y Gemini y Keck ayudaron a cerrarla", añadió.
Con una pequeña estrella como anfitriona, el equipo utilizó una técnica que elimina la posibilidad de que los datos sean en realidad una estrella de fondo o una compañera estelar que falsease los mostrados por el Kepler. Para ello, el equipo realizo nuevas observaciones gracias al Telescopio Gemini Norte de ocho metros instalado en Mauna Kea, Hawaii, así como el telescopio Keck II de diez metros, también en Mauna Kea. En conjunto, estos datos permitieron al equipo descartar otras fuentes que pudiesen falsear los datos del Kepler, confirmando así la presencia de que un pequeño planeta esa cruzando frente a su estrella.
Este diagrama compara el tamaño del sistema Kepler-186 con el nuestro. Los cinco planetas de Kepler-186 orbitan una estrella clasificada como una enana M1, por lo que la zona de habitabilidad se encuentra mucho más cerca de su estrella. Ames/SETI/JPL-Caltech
Las observaciones realizadas por el Gemini mostraron que no hay ningún otro objeto junto a la estrella en un radio de al menos 4UA, aproximadamente la distancia que separa Júpiter del Sol.
"Los datos de Keck y Gemini son dos piezas claves de este rompecabezas", comento Quintana."Sin estas observaciones complementarias no habríamos podido confirmar el tamaño de este planeta. Estos planetas del tamaño de la Tierra son extremadamente difíciles de detectar y confirmar, y ahora que hemos encontrado uno, queremos buscar más".
La estrella anfitriona, Kepler-186, es una enana de tipo M1 que se encuentra situada relativamente cercana a nuestro sistema solar, a unos 490 años-luz, en la constelación de Cygnus.
Junto a esta estrella se ha detectado la presencia de otros cinco pequeños planetas, cuatro de los cuales poseen periodos orbitales muy cortos, de entre 13 y 22 dias, por lo que se encuentran muy cerca de su estrella, así que la temperatura de su superficie es muy alta.
Sin embargo, el planeta Kepler-186f parece tener un tamaño muy similar a la Tierra, posee un radio de 1, 1 radios terrestres, su periodo orbital es de 130 días y recibe un tercio de la energía térmica que recibe la Tierra del Sol, lo que lo colocándola cerca del borde exterior de la zona habitable.
Representación artistica de Kepler 186f
De esta forma, la energía recibida por su estrella permitiría que este planeta experimentase temperaturas en su superficie cercanas al punto de congelación, "Sin embargo, también es un poco más grande que la Tierra, por lo que la esperanza es que esto dé lugar a una atmósfera más densa que proporcione un aislamiento adicional", señalo Stephen Kane, de la Universidad Estatal de San Francisco, también una de los autores del trabajo. Así, la densidad de la atmosfera podría implicar que las temperaturas de la superficie fuesen lo suficientemente altas como para permitir la presencia de agua en estado liquido.
Existen muchas posibilidades de que sea un mundo rocoso. De ser así, la presencia de una densa atmosfera parece casi innegable, la masa del planeta habría permitido que su gravedad atrapase el dióxido de carbono y el vapor de agua liberados por una posible actividad volcánica similar a la que hemos visto en otros mundos del sistema solar, Venus, Marte, Io o la propia Tierra.
El problema al que nos enfrentaríamos en este sistema es que, habitualmente, las pequeñas estrellas de tipo M suelen ser "muy temperamentales" y tienden a lanzar al espacio enormes erupciones solares, lo que implica un entorno con unos niveles de radiación superiores a los que reinan en nuestro sistema solar. Pero una densa atmosfera y una mayor masa, que proporcionaría un fuerte campo magnético proporcionarían suficiente protección para la aparición de la vida. Además, la "esperanza de vida" de estas estrellas suele ser mucho mayor que la de nuestro Sol, por lo que los organismos presentes en planetas situados en sus orbitas tendrían mucho tiempo para evolucionar.
Aunque debido al método de detección del tránsito planetario, de momento se desconoce su masa real. El trabajo del Kepler era descubrir el descenso de brillo de las estrellas que podría indicar la presencia del paso de un planeta frente a ella. Gracias a ello, el Kepler ha sido capaz de detectar más de 3.800 posibles planetas.