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En los argentinos, el deseo sexual cede ante la crisis
En los argentinos, el deseo sexual cede ante la crisis
Casi el 50% de los encuestados admitió alteraciones de la libido
Descuidado, relegado a un segundo lugar, cuando no olvidado, el deseo sexual de los varones argentinos se apaga ante la vorágine de noticias que dan cuenta de una realidad tensa, inquieta y agobiante. En otras palabras, nuestra libido -como la bautizó el psicoanálisis- está en baja.
Según una reciente encuesta realizada por la División de Urología del Hospital de Clínicas, casi la mitad de los argentinos mayores de cincuenta años presenta alguna alteración en su apetito sexual. "Hoy en día la falta de deseo está aumentando entre los varones -dijo a LA NACION uno de los autores del estudio, el doctor Carlos Nolazco-. Y una de sus causas es esta situación social, política y económica que estamos viviendo.
"Si yo enfoco mi libido en el corralito financiero, termino relegando a un segundo plano mi vida sexual", explicó. Eso es justamente lo que parece estar sucediéndoles a los varones argentinos: el 23, 82% de los 2506 mayores de cincuenta años encuestados refirió alguna alteración del deseo sexual, mientras que el 19, 6% lo consideró insuficiente; para el 5, 16% éste era directamente inexistente.
Con la autoestima por el piso
"La sexualidad del hombre está muy ligada al poder dentro de la pareja -apuntó el doctor Osvaldo Mazza, jefe de la División de Urología del Hospital de Clínicas-. En la mayoría de los casos, el hombre tiene la consigna de ser recolector y proveedor, y sobre la base de ello construye su autoestima. Pero cuando la sociedad lo agobia privándolo de esas capacidades (de trabajar, producir, proveer, proteger) que lo acompañan desde la cuna, ve dañada su capacidad de responder sexualmente."
Para este experto urólogo, la pérdida del apetito sexual o libido es una forma de respuesta ante esa situación. "Esto muchas veces puede traducirse en un bajón hormonal que afecta la producción de las hormonas sexuales (independientemente de que el hombre esté experimentando o no la andropausia). De hecho, está demostrado que los individuos en situaciones de stress tienen valores hormonales mucho más bajos que los normales.
Casi el 50% de los encuestados admitió alteraciones de la libido Según los autores del estudio, esto se explica en parte porque los argentinos relegan a un segundo plano su sexualidad
"Todo esto lleva a que en nuestra población la consulta por falta de deseo sexual sea realmente importante", afirmó Mazza, que es profesor titular de la cátedra de Urología de la Facultad de Medicina de la UBA. "Pero la falta de deseo no significa impotencia -aclaró-. Cuando les preguntamos si en el momento en que sienten ganas de tener relaciones sexuales experimentan dificultades para lograr una erección, responden que no."
Una cuestión hormonal
Si bien la gran magnitud que el problema de la falta de deseo sexual tiene entre los argentinos de más de cincuenta años hace pensar en la incidencia de factores psicosociales como los arriba mencionados, también es cierto que a esa edad una pequeña proporción de los varones experimenta lo que la medicina moderna ha dado en llamar andropausia.
Esta consiste en un gradual y progresivo déficit hormonal similar a la menopausia femenina, comentó el doctor Nolazco, y puede en algunos casos dar lugar a una falta de deseo. "Sucede que además de experimentar una disminución en la masa muscular, depresión e inestabilidad emocional o trastornos del sueño, estos varones sufren una reducción de la hormona masculina (testosterona)."
Para confirmar qué tan importante es la incidencia de la andropausia -una afección descripta hace relativamente poco tiempo- en la falta de deseo sexual (y otros aspectos) de las personas que participaron de la encuesta, los investigadores del Hospital de Clínicas planean realizar estudios para determinar qué tan profundo es en ellos el déficit hormonal.
En cuanto al impacto de la crisis en el apetito sexual de los argentinos, por ahora no hay ningún estudio en camino, pues de eso no hay dudas.