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DiCaprio es un actor y un activista contra el cambio climático y la supervivencia del hombre sobre la Tierra

24/11/2016 07:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Para Leonardo DiCaprio el clima es su vida. La vocación de defenderlo ha guiado su camino hasta crear una Fundación no solo de lucha contra el cambio climático sino su aportación al medioambiente y la de las especies. Es el mayor defensor de la causa en Hollywood

El ángulo más interesante de Leonardo Wilhelm DiCaprio es, quizá es el menos conocido, el de activista ambiental, ecologista y amante de las causas perdidas.

“Amo la naturaleza, hago trabajo ambiental lo cual me expone a parajes salvajes todo el tiempo... pero de ninguna manera yo diría que yo soy un tipo a la Bear Grylls”, dice el actor. Grylls es experto en sobrevivir en cualquier medioambiente extremo, en la serie El último superviviente o A prueba de todo en Latinoamérica, ha enseñado técnicas de supervivencia en variados climas extremos como los tropicales, glaciales, alta montaña, desérticos y templados. Tal vez, a Di Caprio, este tipo de papeles en los que el clima es un factor importante le dió la vocación de defenderlo, y es por eso que es un defensor de la causa contra el cambio climático, como nadie en Hollywood.

Fue galardonado en el Foro Económico de Davos, Suiza, por su colaboración con el medio ambiente. En su discurso anunció que donaría 12 millones de dolares, de los cuales una parte serían para preservar la selva amazónica del Ecuador. “Estos ecosistemas complejos nunca podrán ser remplazados; son la base de nuestra economía global. Sin ellos, la vida como la conocemos simplemente colapsaría”, dijo.

Su pasión por el activismo referente al cambio climático se refleja en su sitio oficial. Tiene una fundación  dedicada a la salud y bienestar a largo plazo de todos los habitantes de la Tierra. Por medio de asociación con colaboradores, apoyan proyectos innovadores que protegen de la extinción a la fauna vulnerable mientras se restablece el equilibrio de ecosistemas y comunidades amenazadas. La Fundación Leonardo DiCaprio trabaja en cuatro áreas clave: Especies, oceanos, areas silvestres y cambio climático.

A finales de 2013 y principios de 2014, el 80% del contenido estaba dedicado a la preocupación ambiental y el 20% a la promoción de ‘The Wolf of Wall Street’.

Su primera aparición en cine fue en el filme ‘Critters 3’ (1991) interpretando al joven Josh. Sostiene que nunca ha consumido drogas, lo que lo hace un sobreviviente de Hollywood, donde los actores infantiles no suelen tener  buen fin.

Un periodista de la revista Time lo apodó “aburrido”, debido a la habilidad del actor para enlistar rápidamente los nombres de 20 especies en peligro de extinción. Produjo y apareció en una campaña para alentar a los jóvenes  a votar en las elecciones presidenciales del 2008.

Los críticos dicen que la maldición que le hizo perder el Óscar antes de romper la mala racha llevándose el galardón con 'El Renacido' se debe a que DiCaprio busca papeles que se adapten a su perfil de hombre atractivo y sofisticado.

El youtuber DayoScript, quien hizo un video llamado ‘Leonardo DiCaprio NO debería ganar el Óscar’, indica que aunque siempre busca afrontar sus papeles desde una perspectiva fresca, y al quitar el volumen siempre se ve igual, “tiene problemas para papeles complejos, toma una dirección y no la abandona hasta el final y eso le daña porque sus personajes están diseñados para exprimir las capacidades de un actor”.

“Siento que los directores lo han llevado a hacer películas de un perfil al que se ha adecuado mucho y  no se ha arriesgado como actor", consideró en su momento el experto en cine Diego Velasco. 

Más allá de las veces que perdió el premio son destacables todas las interpretaciones por las que ni siquiera estuvo entre los finalistas. No fue candidato por ‘Titanic’, ni consiguió estar en la lista por ‘Gangs of New York’, ni por ‘Infiltrados’, ni por ‘Origen’ ni por  ‘Django Desencadenado’, todas ellas películas destacadas en los premios de la Academia. Pero ahora llegó su cuarto de hora y Di Caprio tiene un Óscar.

En los días de la elección presidencial las redes sociales se  inundaron con comentarios que aseguraban, que Leonardo DiCaprio respaldó a uno de los precandidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos más polémicos de la historia, sin embargo, no existe el menor indicio o declaración que fortalezca esa teoría.

Tras una investigación al respecto, encontramos que aunque el actor suele preferir mantenerse al margen de los intereses que mueven su vida personal y en estas elecciones no se ha expresado abiertamente sobre sus preferencias políticas. Una de las causas que más le inspiran a nivel personal, la protección al medio ambiente, podría estar delatando sus inclinaciones sobre este tema: se trata de que en todo caso, el actor prefiere el discurso demócrata sobre el republicano...

En una entrevista con la revista The Wired en diciembre de 2015, a Leonardo le preguntaron sobre su interés por el calentamiento global y la protección al medio ambiente, lo que le llevó a hacer declaraciones políticas sobre uno de los candidatos con los que más se identifica:

“No quiero ponerme muy político pero el escuchar a Bernie Sanders en el primer debate presidencial fue muy inspirador  lo que dijo acerca del medio ambiente“- Y añadió: “Quiero decir que cuando interrogaron a cada uno de los candidatos cuál era el tema más importante que enfrenta nuestro planeta, Bernie Sanders simplemente dijo: “El cambio climático“´.Y el actor comentó, “para mí eso es inspirador” dejando ver cierta inclinación y empatía por las ideas del pre candidato demócrata.

Otra de las pistas que nos llevarían a pensar que sería poco probable que el actor simpatizara con Donald Trump es su historial como votante en favor del partido demócrata. Es sabido que en las últimas votaciones en Estados Unidos, DiCaprio votó en favor de Barack Obama. En las elecciones de 2008 fue captado usando una camiseta con la leyenda “Obama Change Tour 08” y declaró para la prensa que creía en los planes sobre el futuro del país de Barack Obama. Durante el mandato del actual presidente, el actor ha compartido espacios relacionados con proyectos en favor del medio ambiente.

Antes de las elecciones a la presidencia de EEUU, Barack Obama y el actor Leonardo DiCaprio se sentaron para debatir cómo luchar contra el cambio climático, una de las batallas públicas del oscarizado intérprete. Ambos destacaron la urgencia de tomar más medidas en la “carrera a contratiempo” que es la lucha contra el calentamiento global y la importancia de que los norteamericanos tengan presente ese tema siempre.

DiCaprio llevó su vocación medioambiental a la Casa Blanca antes de la entrada de Trump a ésta. Mantuvo una conversación con Obama (retransmitida en directo en el Facebook del actor) que comenzó con una referencia a los políticos que, como el candidato presidencial republicano Donald Trump, se han mostrado escépticos sobre que el cambio climático sea real. “Si no crees en el cambio climático, no crees en los hechos ni en las acciones, y, por tanto, en mi humilde opinión, no se te debería permitir acceder a un cargo público", dijo el actor al comienzo de su entrevista con Obama. Fue al término del festival South By South Lawn, organizado por la Casa Blanca para fomentar ideas innovadoras.

Leonardo DiCaprio, que no mencionó a Trump por su nombre, se mostró preocupado porque en las encuestas el medioambiente es uno de los temas que menos preocupan a los votantes, y solo “alrededor del 2 %” lo identifican como prioridad a la hora de decidir su voto. Es esta preocupación lo que ha llevado al actor a trabajar en un documental que presentó en la Casa Blanca.

En 2009, el actor con su entonces novia Bar Refaeli, estuvo durante la presentación de Barack Obama como el presidente número 44 de Estados Unidos.

Son pocas las celebridades que han decidido hablar públicamente sobre su respaldo a Trump, entre ellas, Tom Brady, quien sin querer profundizar en el tema en una entrevista al respecto aseguró: “Donald es muy buen amigo mío, yo siempre respaldo a mis amigos”. Mike Tyson, Stephen Baldwin, Dennis Rodman y Charlie Sheen están también en la lista de celebridades que han respaldado al precandidato republicano de una u otra forma.

DiCaprio ya en 2016 dió una conferencia en Washington a la que invitó a varias personalidades demócratas como el entonces secretario de estado John Kerry para alentar a su público a enfrentarse a la subida de los mares.

Y en el mes de diciembre de 2015 Leonardo DiCaprio se dirigió a Naciones Unidas con motivo de la histórica reunión del 'Acuerdo de Paris' decisivo para tomar medidas preventivas para la subida de la temperatura global que han firmado más de 170 naciones.

El último documental que se acaba de estrenar titulado 'Antes de la inundación' (Before de flood). El documental presenta un acuciante relato de los cambios dramáticos que ocurren a lo largo y ancho del mundo debidos al cambio climático así como las acciones como individuos y como parte de la sociedad podemos realizar para prevenir un cambio drástico de la vida de nuestro planeta.

Historia de la fundación

Desde 1998, Leonardo DiCaprio gracias a su fundación está haciendo una tarea dificil para tratar de proteger los últimos lugares silvestres del mundo. La FLD implementa soluciones que ayudan a restablecer el equilibrio de los ecosistemas amenazados, garantizando la salud y bienestar a largo plazo de todos los habitantes de la Tierra. Desde entonces, la Fundación Leonardo DiCaprio (FLD) ha trabajado en algunos de los problemas más urgentes de la actualidad.

Por medio de donaciones, campañas públicas e inciativas de los medios, la FLD atrae la atención y el financiamiento necesario a cuatro áreas de interés: la protección de la biodiversidad, la conservación de los océanos, la conservación de las zonas silvestres y el cambio climático. El éxito de los eventos de recaudación de fondos han permitido a la FLD ampliar la estrategia de otorgamiento de subvenciones, impulsando así apoyos de manera exitosa a proyectos de conservación innovadores y de impacto alrededor del mundo.

La página web de Leonardo así como sus redes sociales están dedicadas a inspirar al público a tomar acciones sobre problemas ambientales clave. Su alcance va en aumento, de 500.000 seguidores en 2007 a más de 25 millones en 2015, los fanáticos de Leonardo han participado en una serie de cuestiones de protección de especies clave (tiburones en California, tigres en Asia, elefantes en África) así como apelando a los líderes mundiales a abordar el tema del cambio climático.

En reconocimiento a la labor impactante de la FLD en los últimos 15 años, se designó a Leonardo recientemente como el Mensajero de la Paz para el Cambio Climático de las Naciones Unidas y recibió el Premio Clinton de Ciudadano Global. Además de fundar la FLD, Leonardo también es miembro de la junta directiva de varias organizaciones ambientales, incluyendo: Fondo Mundial para la Naturaleza, Océanos Prístinos de National Geographic, la colaboración de financiadores Oceans 5, y el Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales.

Actualmente, menos del 3% del dinero recaudado de la filantropía se destina al sector del medio ambiente. La FLD tiene la misión de incrementar radicalmente los fondos destinados a los proyectos de conservación más eficaces y vanguardistas que se dedican a la protección de los océanos, la tierra y la vida silvestre mientras se trabaja directamente para hacer frente a la crisis climática.

"En la FLD -dicen sus promotores- creemos que podemos crear un mundo en el que la naturaleza y el ser humano coexistan en armonía. No sólo sabemos que se debe hacer, sabemos que debemos hacerlo con el fin de asegurar la supervivencia a largo plazo de las especies y ecosistemas vitales. Nuestro planeta nos provee de todos los elementos básicos que permiten que prospere la vida: aire limpio, agua limpia, alimento en abundancia y otros recursos vitales. Sin un planeta sano nuestro futuro es sombrío.

Trump ha levantado la alarma con la resurrección del carbón y su desprecio completo hacia el acuerdo de Paris

Después de siglos de crecimiento exponencial de la población y de la creación de modelos de desarrollo industriales insostenibles impulsados por combustibles sucios, de carbono intensivo, tenemos alterada radicalmente no sólo la faz de la tierra, sino nuestro clima. Muchos científicos creen que tenemos sólo cinco años para invertir la tendencia de rápido aumento de la contaminación y la invasión de los ecosistemas terrestres y marinos de importancia vital.

Si no cambiamos el rumbo, pronto podríamos encontrarnos en un camino sin retorno hacia la inestabilidad climática severa, la escasez de recursos y la degradación del medio ambiente, lo que resultaría en un planeta incapaz de sostener la vida como la conocemos actualmente.

Hay un plazo muy breve para cambiar nuestro destino, pero se puede lograr. Además de reducir las emisiones de carbono y el cambio a formas de energía renovables, como la energía solar y eólica, la FLD cree que se debe actuar rápidamente para proteger nuestros océanos, nuestros bosques y nuestras tierras silvestres: los sistemas naturales que, cuando se deja intacta, garantizan la adaptabilidad y la capacidad de recuperación ante el cambio climático devastador.

Hay mucho trabajo por hacer: sólo el 12% de las tierras naturales silvestres cuentan con protección formal y menos del 2% de nuestros océanos. La protección de lugares silvestres es difícil, complicado y, en ocasiones, peligroso. Los que trabajan en campo se enfrentan a fuerzas grandes y poderosas; industrias globales que desean acceso libre y sin restricciones a los recursos de nuestro planeta. Es posible superar esas fuerzas e implementar soluciones innovadoras, sólo si los individuos y organizaciones correctas tienen las facultades para hacerlo".

El programa de subsudios, por medio de donaciones, campañas públicas e inciativas de los medios, la Fundación atrae la atención y el financiamiento necesario a cuatro áreas de interés: la protección de la biodiversidad, la conservación de los océanos, la conservación de las zonas silvestres y el cambio climático. El éxito de los eventos de recaudación de fondos han permitido a la FLD ampliar la estrategia al otorgamiento de subvenciones, impulsar apoyos de manera exitosa a proyectos de conservación innovadores y de impacto alrededor del mundo.

Por medio de la colaboración activa con una amplia red de líderes y expertos ambientalistas, organizaciones efectivas y filántropos comprometidos, la fundación tiene la posibilidad de apoyar los proyectos con mejores resultados en los lugares más silvestres y en los ecosistemas más amenazados.

Principales áreas de enfoque

Protección de la vida silvestre. En casi todos los lugares de la Tierra, un creciente número de especies se encuentra en peligro de extinción a causa de la destrucción de su hábitat. La estrategia del otorgamiento de subvenciones de la FLD tiene el objetivo de mejorar el futuro de especies vulnerables, tanto en tierra como en los océanos, al reintroducir poblaciones nativas a la naturaleza, expandir los hábitats naturales y poner fin a la caza furtiva, la caza ilegal y la sobrepesca en regiones críticas.

El rescate de los océanos. Los océanos son fundamentales para nuestra supervivencia. Ellos proporcionan la mitad del oxígeno del mundo, regulan el sistema climático global y sostienen directamente la vida de casi el 50% de todas las especies vivas. Sin embargo, sólo el 2% de los océanos está protegido formalmente. Las alianzas de la FLD, sobre todo con la iniciativa internacional actual, Oceans 5, tienen como objetivo proteger los hábitats y las especies en peligro de extinción en el océano, limitar la sobrepesca, así como establecer y ampliar las áreas marinas protegidas.

Restauración de áreas silvestres. Sólo el 12% de los bosques de nuestro mundo y de las tierras silvestres naturales cuentan con protección formal. A medida que la demanda mundial de madera, petróleo, minerales y productos agrícolas a escala industrial como la palma aceitera sigue aumentando, la explotación de estos recursos naturales ha invadido más profundamente los hábitats naturales que son el hogar de la biodiversidad densa. La FLD trabaja para proteger a estos últimos lugares silvestres que quedan antes de que sea demasiado tarde, mediante la aplicación de soluciones concretas de conservación que protegen la naturaleza e involucran y benefician directamente a la población local.

Empoderamiento de las comunidades. La tala de los bosques y las tierras silvestres por los estados para la explotación de recursos como el petróleo, la madera y el aceite de palma no sólo afecta los ecosistemas, deja estragos en innumerables comunidades locales y tribus indígenas. La FLD se compromete a empoderar a estas poblaciones con las herramientas y recursos para defender sus tierras y culturas. Para ello trata de dar poder a las comunidades locales, y a los líderes indígenas y a las naciones para que sean los guardianes y protectores de sus recursos naturales a largo plazo;

Demuestran que múltiples partes interesadas pueden trabajar juntas de manera efectiva, y cómo la colaboración puede conducir a un mayor y más duradero impacto; Incorporan mecanismos de financiación innovadores y sostenibles para cubrir los costos de conservación y gestión a largo plazo.

La llegada de Trump a la Casa Blanca ya ha tenido una primera consecuencia negativa de gran calado: incertidumbre. En un momento especialmente frágil, en el que comienzan a asentarse las bases para la transformación revolucionaria de nuestro modelo económico para hacer compatibles prosperidad y clima, la incertidumbre es un mal enemigo. En campaña, Trump se ha burlado de manera reiterada del cambio climático, despreciado a la comunidad internacional e insultado de forma reiterada a quienes, junto con Obama, han facilitado una era de entendimiento y colaboración cuyo fruto más evidente ha sido el Acuerdo de París. Trump dijo en la campaña presidencial literalmente que el cambio climático es un cuento chino.

El primer paquete de decisiones anunciado por Donald Trump —a través de un video porque no quería presentarse ante la prensa— para los primeros cien días de mandato confirma que el nuevo presidente de los Estados Unidos se dispone a hacer lo que efectivamente dijo que iba a hacer, para alarma de todos los organismos multilaterales del mundo. Vamos únicamente a resumirlo en relación con lo que tratamos en este reportaje: En primer lugar, nada oculta que Trump va a sustituir los grandes acuerdos, con declaraciones de libertad comercial que implican colaboración mutua, por tratados bilaterales en los que intentará imponer el peso del poder económico americano. Este puede ser la primera demostración práctica del repliegue comercial que pretende el presidente republicano.

El problema, también para Estados Unidos y en particular para las empresas exportadoras y el mecanismo de financiación del país, es que la respuesta económica mundial es dinámica y puede elegir la negociación de amplios acuerdos comerciales frente a Estados Unidos.

Además de ignorar olímpicamente la liberalización comercial, Trump ha anunciado que promoverá una eliminación de las restricciones energéticas (carbón, fracking) porque así creará millones de empleos. ¿Esto es creíble? La defensa implícita y explícita del carbón y el petróleo (que avanza el abandono de facto del Tratado de París) tendrá el recorrido que le permita la reacción de la OPEP; el cartel ya tiene un motivo de reflexión para el encuentro de finales de noviembre.

Trump parece dispuesto a cumplir casi todas sus promesas, unas más delirantes que otras, pero en todo caso dañinas para la economía global. La receta aislacionista está en marcha.

En energía, entre las primeras medidas que va a tomar, Trump ya ha anunciado que cancelará "restricciones destructivas para el empleo", lo que incluye el shale gas y el carbón limpio, lo que, en su opinión, "creará mucho millones de puestos de trabajo bien pagados". También rebajará la carga regulatoria, dice, con una norma según la cual "por cada nueva regulación, dos antiguas tendrán que ser eliminadas". Tambien está por el empleo global de la mineria de carbón que justamente China ha regulado por ser uno de los mayores enemigos del medio ambiente y del cambio climático. Y están por ver sus proyectos de traer petróleo por el sistema fracking de Canada, e invertir en esas materias en grandes cantidades.

A partir de ahora, nada bueno en particular, algunas dificultades adicionales impensables y mucho menor margen para ir contra corriente del que, a priori, imaginamos. La peor parte se la llevan los americanos y quienes, en países pobres y vulnerables, confiaban en una financiación solidaria que, probablemente, no llegue a materializarse. Se espera, sin embargo, que Trump no logre hacer naufragar la cooperación internacional en materia de clima y transición energética.

En todo caso, eso no depende de él sino de la reacción del resto. Y, afortunadamente, el sentido económico, la demanda social y la estructura de cooperación ofrecida en París y Marrakech son aliados mucho más sólidos de los que teníamos hace 16 años cuando un prepotente, clima-escéptico negacionista presidente Bush (y aliados) anunciaron que no ratificarían la cumbre de Kioto y velarían porque sus socios no cometieran errores. Kioto entró en vigor y Bush se vio forzado a tomar algunas medidas elementales en clima y energía, tanto en el terreno financiero como en el del diálogo político.

Trump está paralizando las iniciativas federales de Obama. Y está comprobado que alcaldes, gobernadores y senadores republicanos y una nueva generación de empresas multinacionales con grandes inversiones están detrás de las ideas y del último mensaje del presidente Trump.

Faltará, por tanto, un marco federal coherente, pero eso no impedirá la acción climática en otros niveles. Es más, esos otros actores americanos ganarán protagonismo político y encontrarán en el Acuerdo de París y su nueva propuesta de movilización más allá de los Gobiernos estatales hallarán  un espacio mucho más rico para trabajar en alianzas internacionales que faciliten el aprendizaje compartido en esta nueva era de cambios.

Recordaba Nicholas Stern hace una semanas con ocasión del décimo aniversario de la publicación de su Economics of climate change que el impacto económico del cambio climático es mucho más grave del que inicialmente consideró y que sólo disponemos hasta 2020, justo diez años para darnos la oportunidad de cambiar la tendencia de forma efectiva. Mucho trabajo revolucionario en la sombra que empieza a fraguarse en foros muy diferentes y para los que la hipótesis de una parálisis inducida por el miedo al mandato Trump, sería el peor de los enemigos.

En el ámbito internacional, existen tres incógnitas: ¿reducirá Estados Unidos sus contribuciones financieras en materia de clima?; ¿abandonará el marco jurídico internacional integrado por la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Acuerdo de París?; y ¿generará el cambio de posición de Estados Unidos, un efecto emulación por parte de terceros o el naufragio del modelo de cooperación en curso?. Simplemente basta con leer las afirmaciones del último mensaje de Trump para poder responder a estas preguntas. La incertidumbre ya no lo es: el presidente va a cumplir lo que dijo en la convención.

Es más que probable un cambio de tendencia en los esfuerzos de solidaridad internacional. En aplicación de la máxima "americanos primero", puede haber recortes significativos en la financiación climática, con el consiguiente riesgo de que la indignación y el recelo hacia Estados Unidos resurja en terceros países, sobre todo en los más pobres y vulnerables. Quizás, a medio plazo, esta actitud se corrija a la vista del interés comercial de bancos e industria americana por invertir en infraestructuras en economías en desarrollo.

No es tan fácil una retirada de Estados Unidos del marco multilateral de clima. La denuncia del Acuerdo de París debería esperar tres años y la denuncia de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (con la consiguiente retirada automática del Acuerdo de París, al haber sido concebido como un marco de aplicación de la Convención) entraña ciertos riesgos políticos incluso para el propio Trump.

Finalmente, falta por ver cómo reaccionamos los demás. Cada uno de los países firmantes del Acuerdo de París ha actuado por interés propio, por sentido económico y de desarrollo, por demanda social e industrial. La novedad más importante radica en la voluntad expresa de impulsar marcos de acción conjunta y compartir los riesgos del cambio. Si Estados Unidos se diluye, China no abandonará su estrategia, pero deberá decidir si quiere ocupar por sola o acompañada con otro actor global la posición de liderazgo que tenía junto con Obama o si se retira a sus cuarteles de invierno y se mantiene discreta en la escena multilateral. Es decir, el resto de la historia nos corresponde a los que no somos Trump, mucho más resilientes y convencidos que hace 16 años. Una retirada de EE UU, contrariamente al deseo "América vuelve a ser grande", deja un espacio que será cubierto por otros. ¿Cuento chino a partir de ahora?

 

 

 

 

 


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