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Diócesis de Cuernavaca: Cero tolerancia, la dimisión de un sacerdote y la invasión a la intimidad

02/09/2018 13:40 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

*La política diocesana de cero tolerancias contra conductas indebidas de clérigos provoca la dimisión de un sacerdote. La información conocida revela vulnerabilidad de intimidad y privacidad en la era de la observación sistemática

 

 

*La política diocesana de cero tolerancias contra conductas indebidas de clérigos provoca la dimisión de un sacerdote. La información conocida revela vulnerabilidad de intimidad y privacidad en la era de la observación sistemática.

Guillermo Gazanini Espinoza / Duro, contundente certero… El video del obispo de Cuernavaca no dejó lugar a dudas… arrancar de raíz el cáncer que puede carcomer un organismo y sanarlo a fin de evitar la propagación de la enfermedad que, en consecuencia, traería la debilidad eclesial.

El martes 28 de agosto,  Mons. Ramón Castro Castro circuló, a través de las redes sociales diocesanas,  un severo mensaje que, a la vez, era motivo de reflexión ante los tiempos delicados y complejos en la Iglesia entera: “Soy sucesor de los apóstoles -iniciaría el pastor- y me duele todo lo que escuchamos frecuentemente en los medios de comunicación a nivel internacional y todo aquello que se está, por desgracia, poniendo en evidencia. Esto nos duele… pero también es una oportunidad para recordar… La Iglesia es santa y pecadora, humana y divina. La llamamos ‘Iglesia teándrica’”.

 

Este fue el preámbulo de Mons. Castro a la reafirmación en la diócesis de Cuernavaca de la “tolerancia cero” que vendría a destaparse unas horas adelante. Su aplicación no sólo tienen implicaciones humanas y temporales, en esto va la dimensión de la trascendencia y la vocación a la que cada uno ha sido llamado: “En el corazón de cada ser humano hay trigo y hay cizaña y es interesante recordar algo que leí precisamente. El sacerdote es como un avión, ¡sólo hace noticia cuando se estrella! Pero hay miles de aviones que están cumpliendo con su servicio, así como hay miles de sacerdotes, consagrados, consagradas, que están viviendo en plenitud su entrega, pero no hacen ruido”, diría el Obispo.

Enseguida, la sentencia firme y sin titubeos, acentuando cada sentencia como si se grabara perenemente en la conciencia de cada cristiano y, en especial, de lo que están participando del sacerdocio de Cristo: “En la diócesis de Cuernavaca, con la firmeza que esto implica y con la plena conciencia de mi deber de pastor,  y que habré de dar cuentas a Dios, les aseguro a ustedes… Pueblo de Dios que peregrina en esta diócesis de Cuernavaca,  aquí cero tolerancia, aquí decisiones firmes y fuertes para arrancar cualquier tipo de cáncer que haga traicionar la misión que Jesús nos ha dado.Esto es una decisión, un trabajo que he venido haciendo y hoy lo ratifico con toda el alma y con toda la responsabilidad que implica mi misión ante el Señor y la confianza que Él ha depositado en mí… Ayúdenme a extirpar cualquier cáncer…”

 

Horas después, la aparente causa de esta decidida sentencia de Mons. Castro vino de un sacerdote quien, en redes sociales y a través de la misma diócesis, publicó una especie de confesión declarando sus fallas. Omar Pérez Uribe admitió la difusión, en últimas horas, de imágenes y mensajes que le vincularon a actos que “no son propios de la vocación” según declaró. En el videomensaje, grabado en un teléfono celular,  el presbítero admitió el dolor al haber sido blanco de “ataques directos a mi persona y a las personas que quiero. No conozco a mis enemigos, pero no permitiré que me roben la paz como han robado la información de mi computadora para manipularla y hacerme daño”.

Aunque el implicado asumía un manejo doloso de la información de su propiedad, indicó a los oyentes que “con toda humildad y sinceridad” pedía perdón “por el daño ocasionado a mis seres queridos y a la diócesis. Me retiraré de toda actividad y vida social durante algún tiempo. Pido su oración y perdón para este desierto que estoy viviendo”.

Omar Pérez Uribe fue expuesto en redes sociales haciendo del conocimiento público supuestas imágenes y documentos que le implicaban en una vida cuasi conyugal además de diferentes aventuras amorosas e implicaciones financieras. En la plataforma Mega, sitio que permite la recopilación de información en la nube y su descarga,  dos amplios archivos exponen una relación sucinta de imágenes y datos presuntamente vinculados al sacerdote donde se observan conversaciones en mensajerías, vínculos afectivos, constancias de largos paseos a lugares exóticos, viajes a casinos y centros de juego con apuestas, hackeo de cuentas personales de correo electrónico y recibos bancarios donde se presume el manejo de recursos económicos que no eran precisamente aplicados al destino para el que fueron otorgados.

 

Llama la atención la organización sistemática, minuciosa, coordinada y cronológica de los supuestos hechos que infieren, de alguna forma, el seguimiento por tiempo prolongado de las actividades personales del implicado, lo que no deja de llamar la atención por ser efectivamente, trabajo que no fue producto de un aficionado cualquiera.

“¿Cuál es el objetivo de sacar a la luz esta verdad?"

Así lo dejó entrever el vicario general, padre Tomás Toral Nájera, quien en nombre de la diócesis difundió la tarde del jueves 30 de agosto una declaración que parece poner fin a este complicado capítulo para la diócesis de Cuernavaca.

En un video dirigido al presbiterio y pueblo de Dios, subido al canal diocesano de youtube, el sacerdote ofreció más detalles del caso anunciando la dimisión del estado clerical de Omar Pérez Uribe,  “Les aseguramos que, como Iglesia local, estamos firmes en las decisiones de mantener viva y fuerte la misión que Jesús nos ha encomendado. En días pasados circuló por diversos medios electrónicos, información sobre actos inapropiados a la vocación y ejercicio del ministerio sacerdotal del presbítero Omar Pérez Uribe ante lo cual la diócesis de Cuernavaca hace el siguiente pronunciamiento: El presbítero Omar Pérez Uribe, habiendo aceptado la veracidad de lo que se la ha señalado en lo que refiere a su persona en medios electrónicos, ha venido ante el señor Obispo a pedir su dimisión del ministerio sacerdotal. El señor Omar Pérez Uribe deslinda a todas las personas y a la Iglesia misma de cualquier situación de complicidad con él.”

No obstante, al haber admitido los hechos incompatibles con la condición ministerial,  Pérez Uribe fue víctima de una reprobable conducta que violó su intimidad y documentación privadasademás de las comunicaciones personales a las que todos tenemos derecho y que no pueden ser vulneradas ni aperturadas salvo excepciones judiciales.

El vicario general Tomás Toral lo advierte de esta forma: “Alguna persona o personas, a través de los medios electrónicos, se han inmiscuido en la privacidad e intimidad de una persona para usar dicha información de manera dolosa… Se ha manipulado la información para aparentar verdades con respecto a los hechos”.

Las preguntas sobre esta invasión a la intimidad son obligadas para saber cuál era el objetivo específico. Quién está detrás, cuál es la identidad o autoría en esta labor de sustracción de información que ahora las mismas autoridades diocesanas cuestionan: “¿Cuál es el objetivo de sacar a la luz esta verdad? ¿Hacerle el bien a la persona en cuestión, en este caso al señor Omar Pérez Uribe o manifestar una inconformidad por su manera de vivir? ¿O hacerle daño al señor Obispo quien es el ordinario de esta diócesis de Cuernavaca o a la Iglesia diocesana de Cuernavaca para difundir que la manera de vivir de una persona es la de todos? ¿Qué se quiere lograr?”

Al final de este mensaje, el padre Toral Nájera expresó la “consternación” del Obispo y de la diócesis entera por la conducta de uno de sus presbíteros. Pena, abatimiento y desconsuelo por ver al caído con “compasión y dolor” resultado una doble consecuencia.

 

La solución de la política de tolerancia cero es una medida que implica una medicina amarga, pero efectiva ante casos que parecen proliferar a lo largo y ancho de distintas naciones del orbe. Para cualquier presbiterio y cristiano laico común la advertencia es clara. Somos o no somos, creemos o rechazamos la gracia afirmando un auténtico testimonio de nuestra condición cristiana. “Deberes del clérigo” diría Tomás Toral comunes a todos los cristianos: Esfuerzo por la santidad.

Y devela cómo cualquier persona es vulnerable y, sin sospecharlo, es blanco de sustracción de información violentando sus elementales derechos a la privacidad e intimidad. Las preguntas deben tener respuesta inmediata. El caso Omar Pérez Uribe exhibe cómo la Iglesia puede ser dañada y lastimada por un sacerdote en quien Cristo ha puesto su mirada de predilección y, a la vez, trae a la mesa el debate ético sobre los propósitos deontológicos de la invasión a la intimidad. Y la Iglesia también puede ser víctima de esto; recordemos, por ejemplo, los vatileaks que desataron un conflicto al borde de la conspiración. ¿Cuáles deberían ser los límites a la intromisión ilegal de la información? Zygmunt Bauman, el padre de la modernidad líquida, lo llamó pesadilla panóptica: “Nunca sabrás cuándo estás siendo observado realmente y siempre te sentirás observado”.

@blogSursumCorda


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Sursum Corda (61 noticias)
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