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La feria del libro de Hong Kong abre sus puertas este miércoles impulsada por una activa industria editorial dispuesta a seguir vendiendo obras críticas con Pekín pese a la desaparición de cinco libreros que conmocionó a la antigua colonia británica.
Los cinco libreros que habían sido arrestados y retenidos en China durante varios meses a finales de 2015 trabajaban para 'Mighty Current', una editorial hongkonesa especializada en obras sobre la vida privada de los dirigentes chinos y las intrigas políticas en la cima del poder.
Uno de los libreros sigue detenido. Otro, que violó las condiciones de su control judicial y se encuentra en la antigua colonia británica, explicó cómo había sido interrogado durante meses sin tener acceso a su familia o a un abogado.
Algunas grandes librerías de la ciudad retiraron de sus estanterías libros susceptibles de disgustar a Pekín.
Libreros independientes explicaron en cambio a AFP que seguían dispuestos a tener en sus tiendas estas obras críticas, pero que de hecho el número de libros disponibles iba disminuyendo porque los editores no querían imprimirlos.
Aún así, en la feria del libro de Hong Kong se nota la determinación para seguir publicando.
"Como editor, creo que no tenemos que preocuparnos. Vamos a perder si empezamos a preocuparnos", dice Jimmy Pang, director de Subculture.
Pang no dejará de imprimir obras políticas pero entiende que las presiones que recibe la industria local son como las del "terror blanco".
"Si un libro está prohibido de repente, digamos porque las autoridades del continente así lo deciden, toda la cadena [editorial] puede tener problemas, el autor, el editor, el distribuidor e incluso el lector", explica.
Lam Hong-ching, un autor de libros políticos publicado por Subculture, ha venido a promover un libro sobre la autodeterminación de Hong Kong, lo que refleja una tendencia cada vez mayor entre los jóvenes militantes a distanciarse de Pekín.
- Libros para hojearlos -
"La gente está preocupada. Algunos autores no escriben más y ciertos editores no se atreven a publicar", declara a AFP.
"Justamente es ahora cuando es más importante escribir estos libros, sino la gente no estará bien informada", advierte.
Lam Hong-ching explica que teme por su propia seguridad y que incluso no ha renovado el permiso que da acceso a los hongkoneses al continente sin necesidad de visado.
En la feria del libro de Hong Kong siempre se han vendido libros prohibidos en China. Muchos chinos cruzan la frontera para hojearlos.
La edición de 2016 no es una excepción. Múltiples 'stands' proponen libros sobre la vida sexual de los dirigentes chinos o sobre el activismo por los derechos humanos respecto a Pekín.
Un visitante del continente, que se presenta bajo el nombre de Shu, cuenta que tomó vacaciones expresamente para venir a la feria y poder leer los libros que no encontrará en China.
"Quiero leerlos aquí, no voy a llevarlos a mi casa. Me angustiaría hacerlo", confiesa.
Para este lector es importante tener acceso a las ideas liberales y se sentiría decepcionado si Hong Kong dejara de publicar este tipo de literatura.
El librero Paul Tang señala que la demanda de los chinos continentales no disminuye.
El caso de los "desaparecidos" ha asestado, sin embargo, un duro golpe a la industria de la edición, considera Tang. Su propia librería sólo recibe la mitad de las obras sobre los hombres políticos chinos que recibía antes.
Incluso conoce a un editor que emigró por culpa de este caso y que cortó todos sus vínculos con sus autores.