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¿Parecen tan inocuas cómo suenan o hay que tenerlas muy en cuenta a la hora de recomendarlas?
En oficinas de farmacia y parafarmacias así como otros establecimientos no sanitarios, como supermercados, herboristerías, centros de adelgazamiento etc. se dispensan o venden cada día multitud de preparados a base de plantas medicinales, muchos de ellos sin ser respaldados por un profesional con conocimiento en la materia o incluso como ocurre en numerosos supermercados, escogidos a libre elección por el usuario.
Habría que peguntarse si estamos cometiendo un error al dejar que el usuario o cliente se esté “automedicando” con ciertas plantas medicinales. Quizás ¿es porque pensamos que estas son inofensivas?, ¿es porque creemos que sólo afectan a nivel superficial a nuestro organismo?
Para contestar a estas y otras preguntas vamos a ir conociendo un poco más sobre el tema.
¿Qué es una planta medicinal?
Podemos encontrar múltiples definiciones en la bibliografía de referencia, esta es una de las definiciones más completa“Se denomina planta medicinal a aquellas plantas que pueden utilizarse enteras o por partes para aliviar o curar alguna afección, enfermedad o infección que padece un individuo o un animal”. De la parte seleccionada, se obtienen extractos que se emplean para el tratamiento de alguna enfermedad como pudiera ser dolor de cabeza, estómago, hinchazón, etc. La acción terapéutica (alivio o mejora), se debe a que contiene principios activos (sustancia de la planta que produce un efecto).
¿Cómo se utilizan?
Las plantas medicinales se han utilizado desde el origen de la humanidad, suelen tener distintas utilidades, e incluso una misma planta puede usarse para distintas enfermedades.
No se suele utilizar la planta al completo, sino una parte de la misma (semillas, hojas, flores, cortezas, raíces), que es la que contiene la sustancia que provoca el efecto deseado, es decir, el principio activo antes mencionado.
La preparación de esta parte de la planta para su consumo se puede realizar de múltiples formas, antiguamente su preparación era manual, actualmente sigue existiendo para aquellos entendidos en botánica, pero es más común darle una forma farmacéutica como en cápsulas, comprimidos, jarabes, etc. También es muy usual desecar la parte de la planta que nos interese y someterlas a decocción o infusión.
Formas de preparación de plantas medicinales: como tomarlas.
Existen múltiples formas de tomar/aplicar las diversas plantas medicinales existentes. El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona dedica en su web un amplio capítulo de cómo preparar dichas plantas que os resumo a continuación:
Tisanas:
Bebida que se consigue al hervir determinadas combinaciones de hierbas o especias en agua. Estas tisanas se pueden preparar de tres maneras, en función de la parte de la planta que se quiera usar: en forma de infusión, decocción o maceración.
Cataplasma:
Se prepara machacando la parte de la planta que contiene las propiedades curativas que se pretende usar, se puede llegar a calentar y se aplica directamente sobre el área afectada que se quiere tratar.
Compresas:
Es una preparación similar a la cataplasma, pero en este caso en lugar de aplicar la planta directamente, se utiliza una extracción acuosa, aplicada a un paño o toalla.
Colutorios y gargarismos:
Es la aplicación de un líquido a la cavidad bucal. Se usa para lograr la acción local en la boca y/o garganta y así limpiar de secreciones, bacterias e impurezas estas áreas.
Vahos:
Son preparaciones externas que pueden ser:
Jarabes:
Los jarabes se preparan extrayendo con agua los componentes activos o medicinales de la planta y disolviendo luego en esta una gran cantidad de azúcar o miel como preservante.
También se pueden preparar las plantas industrialmente, para ello, la parte de la planta que es de interés debe ser molida, posteriormente se realiza la extracción del principio activo mediante el uso de disolventes sin que esto produzca un deterioro del mismo. Este extracto que se obtiene se usa en diferentes formas farmacéuticas como son: formas sólidas (tabletas, grageas, tabletas efervescentes, cápsulas de gelatina dura, gránulos), formas líquidas (jarabes, gotas, soluciones, suspensiones en cápsulas de gelatina suave) y formas para uso local (cremas ungüentos, pomadas, geles, colirios y supositorios).
Intoxicaciones por plantas medicinales
Debido a que el uso de plantas medicinales no es tan frecuente como antaño, las intoxicaciones son menos comunes, pero aun así en los centros de salud y de urgencias siguen recibiendo casos por este tipo de problemas. De hecho el Servicio Nacional de Información Toxicológica de Madrid recibe al año unas 700 llamadas por este tipo de problema, siendo los niños los protagonistas en la mayoría de estos casos. También los adolescentes, visitan urgencias, atraídos por efectos psicotrópicos (sustancias que modifican las funciones psíquicas o las facultades afectivas, ya que actúa sobre el sistema nervioso central) de ciertas plantas.
Las principales plantas medicinales tóxicas (ya que la mayoría no lo son) actúan generalmente a nivel de diferentes órganos de nuestro organismo provocando signos y síntomas tóxicos de gran importancia a nivel gastrointestinal (vómitos, nauseas, diarreas, etc.), a nivel del sistema nervioso (agitación, temblor, ansiedad) hepático o renal (fallo de ambos órganos), y también existen plantas con efectos tóxicos cardíacos y neuropsiquiátricos.
Planta medicinales de uso común con efectos tóxicos:
Ejemplos de plantas usadas a diario y que provocan efectos adversos cuando son usadas a mayores concentraciones o aplicadas/tomadas mediante una preparación incorrecta son:
Plantas ornamentales (plantas cultivadas con propósitos decorativos) son capaces de causar intoxicaciones como:
Árboles cuyas semillas, frutas u hojas son venenosas, como:
Concluyendo, aunque “contra cada padecimiento crece una planta” (Paracelso. Siglo XVI), debemos tener mucho respeto hacia las mismas y consultar a un profesional en la materia antes de consumirlas inadecuadamente.