Hace más de tres décadas unos tipos fustigaron y humillaron descaradamente a otros. Durante años no respetaron sus derechos. Los de derecha no respetaron los derechos. Humanos.

Desde hace un tiempo los de izquierda se han tomado revancha. Todo igual pero a la inversa. Demostrar que el poder les pertenece. Que son capaces de estar en lo alto. Y mirar desde arriba con desprecio a sus antaño enemigos.

En la actualidad conviven ideales del pasado. Se destapan cacerolas con olor a muerte. A justicia necesaria e injusticia latente. Y se restriegan en sus caras, y con rencor, una relación antigua, con ideales al rojo vivo.

Otra vez dirigentes que se relamen de su posición, y olvidan la frustración de quienes no reciben nada a cambio por ello. Presente para construir futuro. Crecer. Educarse y educar a sus hijos. Descansar cuando sea necesario. Ser socialmente felices. Psicológicamente no reclaman nada.

La única verdad es la realidad, expresó uno que jugó para los dos equipos. El empate pronunciado por el fracaso de unos y otros debería desinflar los egos. Reactivos y represores han caducado.