El Gran Truco (The Prestige) es una maravilla de película. 135 minutos de film que parecen mucho menos, producto del entretenimiento y el misterio propio de cada escena. Los diálogos merecen que posemos nuestros ojos atentamente sobre ellos mientras hacemos rodar nuestra imaginación e intentamos dilucidar qué es lo que en verdad sucede, cuál es realmente el secreto. Pero no. Hasta que no nos topemos con las escenas finales, extremadamente difícil será que elaboremos la conclusión exacta a la que nos someten las variadas incógnitas que se van desarrollando a lo largo de la cinta.

La historia, que transcurre a finales del siglo XIX, narra una profunda rivalidad entre dos magos de la era victoriana, dueños de un orgullo y temple elevado. El antagonismo entre estos va creciendo intensamente hasta llegar a transformarse en una batalla repleta de trucos y una obsesión recíproca y perseverante de cada uno por develar los secretos del otro. La disputa va ascendiendo de forma tal que cada mago parece no tener techo a la hora de proclamar la atención del público aun perjudicando físicamente a su adversario.

Hasta que no nos topemos con las escenas finales, extremadamente difícil será que elaboremos una conclusión certera

El film tiene giros inesperados, diversos misterios que van surgiendo generándonos una intriga y ansiedad tal que intentaremos elaborar numerosas hipótesis, pero ninguna que dé con el puerto al que nos llevará la resolución final de esta brillante obra maestra de Nolan.

Con una sola oportunidad no alcanza; cada vez que la volvamos a ver le iremos sacando más jugo y descubriremos cómo ciertas escenas y diálogos específicos que parecen pasar desapercibidos se conectan con otros.

Puntaje de editor: 9.15