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Todos le llamaban "muñeco" porque así actuaba, como una marioneta cuyos hilos invisibles se apoderaban de su voluntad impulsándolo a actuar de manera contraria a como pensaba y que hiciera cosas que no eran propias de si mismo
Esa situación lo transformaron en un hombre impredecible, un día tomaba una determinación y al momento cambiaba rotundamente el enfoque de sus decisiones, convirtiéndose en el presidente más confuso de la historia de los argentinos.
Mucho fanatismo, a la larga o a la corta hace mal, esta visto que mucha gente se guío por esos sentimientos de euforia política y votó justamente al monstruo que ellos mismos construyeron a través de los años de un populismo rabioso en la República Argentina.
Un día este señor, se canso de ser el títere de quienes lo manejaban a su antojo e, intentó ser él mismo y tomar decisiones por su propia cuenta en la delicada misión que el voto popular le demandaba ya que todo en el país se caía a pedazos.
De a poco fue soltando sus hilos, primero liberó un brazo. Seguramente con ese miembro podría firmar decisiones presidenciales aunque esta situación enfureció a quienes se consideraban sus amos y comenzaron a combatirlo. No podía el "muñeco" desobedecer ordenes estrictas de quienes lo pusieron en ese puesto sólo para obedecer.
Sin embargo el muñeco paso a paso fue cobrando vida, pero cómo no tenía identidad propia se encarnó en personajes de la política con quienes él había aprendido el juego malévolo de tal hipocresía. Ser político.
Por momentos él creía que era Raúl Alfonsin, presidente radical argentino de la década del ochenta, con quien él había comenzado en el mundo de la política. Pero por momentos creía ser Carlos Saúl Menem, presidente en la década del noventa y por momento creía ser Néstor Kirchner a quien trataba de imitar.
Así fue que este sujeto se transformó en una especie de Frankenstein, el monstruo que fue elaborado con partes humanas. De modo que el muñeco un día era una cosa, y al siguiente salía con otra pero nunca podía seguir una regla, sólo actuaba de acuerdo a los instintos confusos que lo manejaban por dentro, mientras por fuera aún no había logrado soltarse de todas las cuerdas que lo mantenían sujeto a quienes lo manejaban y que ahora, al intentar soltarse, sólo podían entorpecerlo para no hiciera lo que él quisiera.
Mientras tanto el monstruo lucha por parecerse a alguien y quienes lo controlar intentan deshacerse de él o, a lo sumo que vuelva para ser completamente un verdadero muñeco dirigido, la gente que cometió tales horrores de crear monstruos de la política que el día de mañana se volverán contra ellos, la pasan mal, sin trabajo, con precios por las nubes, sin educación, ni seguridad en las calles, sin futuro ni esperanzas.
Así que la próxima vez, fíjate bien que tipo de monstruo quieres crear.
Carlos Polleé