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La solidaridad global es una asignatura pendiente entre nuestros gremios y organismos rectores de enseñanza. Pidamos, los docentes panameños de todo estrato académico, que se investigue y sancione a los culpables de la desaparición de los estudiantes de magisterio en Igualá, México
Todos los días tenemos una nueva queja de lo mal que va la sociedad. Todos los días concluimos que es culpa de las horas perdidas por cursos como Religion y Moral, Orientación cristiana o Urbanidad y buenos modales. Los padres de familia acusan a los docentes de ciencias sociales de lo memoricistas que son las clases de ética y cívica y de la falta de concordancia entre lo enseñado en las aulas y lo realizado por el egresado de ellas en su actuar adulto.
Los que somos educadores nos sentimos a veces atacados por los gobernantes y por los padres de familia, nos sentimos como Atlas cargando sobre nuestras espaldas el peso del mundo y exigimos merecidos mejores salarios, nos quejamos por igual de como quieren exigirnos responsabilidad por los resultados de una cadena en la que somos un simple eslabón.
De vez en cuando, surgen movimientos de educadores fuertes. históricos. Las causas de la unión pueden ser variadas: generalmente se pide mejoras salariales, mejoras en los procesos, presupuestos e infraestructuras educativas y hasta mejoras en las condiciones generales de vida en las poblaciones que, definitivamente, influyen en los resultados de los aprendizajes que puedan lograr nuestros estudiantes.
Hora es, que no seamos tan regionalistas y llevemos nuestra lucha al plano global. A sentir que un educador ultrajado en cualquier lugar del orbe, así sea un educador en formación, merece nuestro apoyo, nuestra oración, nuestro grito y pluma comprometida en la búsqueda de justicia equitativa.
En Panamá, los docentes de preescolar, básica, media y superior no hemos comprendido lo importante de la enseñanza de la solidaridad global. Creemos que la enseñamos cuando pedimos cobijas, alimentos y medicamentos para poblaciones devastadas por un fenómeno natural, pero no somos capaces de pedir un tweet, un like o g+ como gremio para que nuestra sociedad se involucre en la exigencia de respuesta ante la abominable desaparición forzada de cuarenta y tantos estudiantes de magisterio en Igualá, México.
Rubén Blades en su magistral Buscando América nos canta que "mientras no haya justicia, jamás tendremos paz"
Penosamente, ya olvidamos todos los panameños, y entre todos los docentes primero, que alguna vez la estrategia de la solidaridad global obligó al país más poderoso de la tierra a sentarse a negociar su salida de un enclave colonial en el que por más de setenta años había mantenido un regimen segregacionista.
En Igualá quienes están pidiendo investigación y resarcimiento por la muerte de los cuarenta estudiantes de magisterio, han empezado por igual a ser desaparecidos. Traigamos a la mente esa sentencia de Rubén Blades en su magistral Buscando América cuando nos canta que "mientras no haya justicia, jamás tendremos paz". La falta de justicia es un barril de pólvora que se disemina por lo interconectado que está el mundo actual. Permitirla en México es una suculenta invitación a que entre a nuestro país.
Tenemos una tarea pendiente: cuando volvamos a clases no olvidemos orar por el alma de los estudiantes de magisterio de Igualá. Pidamos que se investigue y sancione a los culpables de su desaparición y que frene la forma irracional en que a punta de terror se pretende echar tierra sobre este asunto. Publiquemos nuestra exigencia personal y colegiada en las redes sociales que empleamos para cadenas de chistes, autofotografías y demás banalidades.
Hagamos a nuestros amigos pulsar un "no más muertes, como las que están ocurriendo para acallar a los familiares que piden justicia por los desaparecidos de Igualá". No perpertremos la indiferencia entre la comunidad educadora hispanoamericana y mundial.
El maestro pasa esparciendo torrentes de luz, como bien dice el himno al maestro panameño. Más de cuarenta flores en botón fueron segadas en un país hermano, neguémonos al avestruceo de pensar que nada tiene que ver con nosotros y sigamos Buscando América.
Más de cuarenta docentes en formación, cual flores en botón, fueron segados en un país hermano. ¡neguémonos al avestruceo de pensar que nada tiene que ver con nosotros!