Nosotros, los que jugamos con la tinta, con los verbos, con la gramática, con la métrica, con los pleonasmos, somos unos atrevidos.

Generalmente nos lanzamos al mar de las letras y las unimos para tratar de transmitir nuestras reflexiones, nuestros delirios, nuestras opiniones… y muchísimas veces, lo hacemos pésimo.

Es más que obvio, que Cervantes fue único, al igual que Gorky o Brecht, ni que hablar de ¡Borges, Cortázar o Sábato!… me sonrojo de sólo nombrarlos…

Dicen los que saben… entre los que NO me encuentro, por supuesto, que “el talento es un minuto de inspiración y mil horas de transpiración”.

Cuanta sabiduría hay en esas palabras.

Hoy en día vemos, con gran desasosiego, que en los periódicos, en los carteles de los noticieros de la televisión, en los de la calle, se escriben frases con horrores de ortografía, redundancias, dequeísmos, gerundios en abundancia…

Es más que obvio, que Cervantes fue único, al igual que Gorky o Brecht, ni que hablar de ¡Borges, Cortázar o Sábato!… me sonrojo de sólo nombrarlos…

El vocabulario se ha restringido tanto, que cada vez se utilizan menos palabras de las que se usaron antaño.

Cuando se tiene la posibilidad de leer exámenes de universitarios, se observa, con muchísima pena, la pobreza lingüística de nuestros jóvenes.

A algunos de nosotros, que hemos pasado miles y miles de horas de nuestra vida leyendo, estudiando, nos lastima los ojos, nos lacera el alma.

Porque una llega a amar a las palabras, juega con ellas, son pequeñas gemas que se van engarzando para formar un bello collar.

Y se vuelve exigente hasta la extenuación, en primer lugar con una misma, siempre se comienza por casa.

Se revisa, se corrige, se vuelve a revisar… las musas acompañan, pero la labor es ardua y compleja.

El vocabulario se ha restringido tanto, que cada vez se utilizan menos palabras de las que se usaron antaño

Y el resultado… ¡¡ay!! el resultado, no siempre es algo bueno… Por eso repito, los que escribimos ¡Somos unos ATREVIDOS!