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Los jugadores de la selección española Sergio Busquets y Diego Costa expresaron este martes en rueda de prensa en Curitiba su preocupación por el calor y la humedad, además de a los peligrosos contraataques que pueden sufrir el viernes en el debut contra Holanda en Salvador, dentro del Grupo B.
"Las condiciones van a pasar factura por el calor y la humedad, y una muestra fue lo que ocurrió el año pasado, en los partidos ante Italia y Nigeria, y que después nos pasaron factura", dijo Busquets, en referencia a los duelos jugados por la 'Roja' en el norte de Brasil en la Copa de las Confederaciones de 2013.
"Cuanto más tengamos la posesión del balón y la circulación sea más fluida, todo será mejor para nosotros. Tendremos una ventaja respecto al rival", añadió el centrocampista catalán de 25 años, tratando de buscar una solución para combatir un calor y una humedad a los que Holanda tampoco estará acostumbrada.
El centrocampista del FC Barcelona también aviso del peligro de la selección 'Oranje' en los contraataques: "Tendrán también un sistema diferente, con cinco defensas y jugando al contragolpe. Tenemos que controlar sus contras y a sus hombres más peligrosos, Robben, Van Persie y Sneijder. Ganar nos daría mucha tranquilidad para afrontar los siguientes partidos"
Su compañero Diego Costa también piensa que el calor de Salvador, que puede rondar los 30 grados, será un obstáculo para hacer un buen partido contra los holandeses. "El clima nos va a costar, porque nosotros jugamos gran parte de la temporada en invierno", avisó el delantero hispano-brasileño del Atlético de Madrid, que a sus 25 años disputa su primer Mundial, tras decantarse por la Roja en lugar de la selección de su país de nacimiento.
Preguntado por su recibimiento, el delantero estrella del Atlético de Madrid, dijo que la gente le trata bien. "Mucha gente en Brasil entiende lo que hice. Las cosas me van bien. Me han tratado bien, de la manera que esperaba. Tengo el apoyo de mucha gente que entiende lo que pasó", afirmó el delantero, nacido hace 25 años en la localidad brasileña de Lagarto, en el estado de Sergipe, en el centro del país.
El hispano-brasileño admitió que sabe que en los partidos el público brasileño puede ser un poco más hostil hacia él. "Estoy tranquilo", explicó.
"Mis padres están muy felices de que esté en Brasil, cerca de ellos. Apoyan mi decisión. La gente me trata de forma especial. Estoy muy cómodo. Para mí es un momento muy lindo y debo agradecerlo", indicó el hispano-brasileño.