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La función para la que fue designado le exige dedicación completa. De acuerdo a eso debe resignar su cargo de diputado
Después de dos largos años, finalmente Néstor Kirchner se dio el gusto de ser ungido como el primer secretario general de la Unión de Naciones del Sur (Unasur), un difuso foro regional de nunca bien aclarados fundamentos que supieron alumbrar Luiz Inacio da Silva y Eduardo Duhalde hace más de un lustro. Ahora el pingüino disfruta del sabor de la venganza, pero no durará mucho. Como dijo Oscar Parrilli, una vez, Néstor "se aburre soberanamente".
BAHÍA BLANCA (La Nueva Provincia).- El ministro del Interior, Florencio Randazzo, en un desorbitado arranque de fe extrema en su jefe político, dijo que los argentinos deberían sentirse orgullosos por el nombramiento. Es más que probable que buena parte de los argentinos de a pie no tengan la menor idea de qué es la Unasur, o para qué sirve. O, peor todavía, si le ayudará a paliar algunos de sus padeceres diarios como el desempleo, la pobreza o la inseguridad.
En verdad Kirchner tampoco tenía, y no es aventurado decir que no lo tiene ahora, demasiado interés en asumir funciones ejecutivas para las que, según el propio reglamento de la Unasur, se requiere una actividad "de tiempo completo". De hecho, si algo ha mostrado el santacruceño desde 2003, es un escaso interés y hasta estados de completo aburrimiento en las reuniones sobre relaciones internacionales, las cumbres y reuniones de presidentes, sean en Buenos Aires o en el extranjero. Un botón de muestra: cuando se realizó en Perú la sesión constitutiva de la Unión, él se quedó en Buenos Aires, sencillamente porque considera a esos encuentros una lisa y llana pérdida de tiempo.
Oscar Parrilli supo retratarlo de cuerpo entero cierta vez, cuando su jefe pegó el faltazo a la sesión de clausura de una reunión y se volvió antes de tiempo, en un sonoro desplante a sus pares. "Se aburre soberanamente", lo justificó su escudero.
La única vez que no tuvo más remedio que ser protagonista terminó por arruinarlo todo, con perjuicios para el país que de seguro todavía hoy se están pagando: fue durante la Cumbre de las Américas de Mar del Plata, donde destrató groseramente al entonces presidente George Bush y dejó correr libremente las diatribas de Hugo Chávez y el piquetero Luis D'Elía contra el norteamericano. Viejo y grueso error: creer que la política exterior norteamericana cambia junto a sus presidentes. Y si no que lo diga Cristina Fernández y su mirada actual, no la del inicio, sobre Barak Obama.
Una de las razones de fondo de Kirchner para hacerse con el cargo en la UNASUR está lejos del rosario de propósitos y buenas intenciones con el que se llenan la boca Rafael Correa y Evo Morales. Es más bien una razón bien doméstica y que orilla la baja calaña política: su soterrado rencor hacia Tabaré Vázquez, el presidente uruguayo autor del veto que durante estos dos años le impidió al santacruceño subirse a ese sillón regional. Gracias a la buena onda de Pepe Mujica, que no dudó en reconocer los costos internos que le demandará la decisión de finalmente sumarse al consenso para ungirlo, el ex presidente argentino podrá seguramente disfrutar por estas horas del lento pero seguro sabor de la venganza.
La siguiente razón es tan doméstica como aquella. A Kirchner lo convencieron en largas tertulias de Olivos que para apuntalar su candidatura presidencial para 2011, era necesario recuperar -ganarse, sería mejor decir, porque no se recupera lo que nunca se tuvo- prestigio y consenso regional e internacional. Se dijo tras esos encuentros que hacerse de la secretaría general de UNASUR era una de las patas de la estrategia para crecer en intención de voto y recuperar algo de la imagen ante los ciudadanos, hoy perdida por el piso de los sondeos en un cerrado cabeza a cabeza con su propia esposa y con su archienemigo y socio fundador de este foro regional, Eduardo Duhalde.
Si debe empezar haciendo buena letra, Néstor Kirchner deberá renunciar a su banca en la cámara de Diputados, porque la labor por la que juró ayer por la tarde en Los Cardales le requiere dedicación exclusiva. De manera que de arranque nomás caen por inexactas las defensas de la continuidad del santacruceño en el parlamento que hicieron los inefables Carlos Kunkel y Agustín Rossi, cuando dijeron que no hay incompatibilidades.
Es muy probable que Kirchner utilice esa secretaria general como plataforma para sus intereses políticos internos, atados únicamente a recuperar imagen para su candidatura, y que fiel a su viejo estilo quede demasiado lejos del objetivo propuesto en la formula de juramento que él mismo leyó ayer delante de los presidentes de la región, de ejercer el cargo "con lealtad".
Si debe empezar haciendo buena letra, Kirchner deberá renunciar a su banca
TOMADO DE URGENTE 24
Con su estilo bonachón, José “Pepe” Mujica, reveló que no todas son rosas en su relación con el matrimonio Kirchner. Antes de reunirse con la Presidenta en la Quinta de Olivos se permitió una humorada sobre el pedido de disculpas que exige Cristina por la instalación de Botnia: “Disculpas se piden los novios”, afirmó pícaro.
Mientras que días atrás, mucho más concreto el canciller uruguayo Luis Almagro, se negó a ratificar el apoyo a Kirchner: "No podemos adelantar si va o no va a haber veto porque primero tenemos que conocer bien los candidatos y la realidad de la próxima votación, y así, en función de ello, tomaremos las decisiones pertinentes", sostuvo diplomático.
Es que, en realidad, no hay mayor apuro para designar al Secretario General, porque la Unasur todavía no existe jurídicamente.
El artículo 26 del Tratado dice que “el presente tratado constitutivo de la Unasur entrará en vigor 30 días después de la fecha de recepción del noveno instrumento de ratificación”.
Hasta ahora sólo cuatro sobre doce estados firmantes (Ecuador, Venezuela, Guyana y Surinam) ratificaron el tratado, que, por lo tanto, no puede entrar en vigencia.
Los grandes países de la región, Brasil y Colombia, no parecen estar urgidos por firmarlo. Tampoco el gobierno argentino, que pretende colocar al Secretario General, parece tener apuro en ratificar el tratado, que podría encontrar más de una resistencia en un Congreso con mayoría opositora.
Incluso, de producirse una crisis entre los países alineados con Hugo Chávez y aquellos que están enfrentados al venezolano, la Unasur podría languidecer para terminar desapareciendo como pasó con tantos otros proyectos de “integración” latinoamericana.
Modales que molestan
Se suma a estos inconvenientes políticos y legales, una cuestión de estilo. Diplomacias como la brasileña y la colombiana, no observan con buenos ojos el ruidoso despliegue de Kirchner para convertirse en el funcionario estrella de la Unasur, llevando a ese organismo su particular estilo de conducción.
Por ejemplo, en Olivos ya se habla de que habría que trasladar la sede de la Secretaría General a Buenos Aires, para que Kirchner no vea dificultada su agenda política. La impulsiva decisión, olvida que el artículo 10 del tratado constitutivo dice que la Secretaría General tiene su sede en Quito, así que habría que reformarlo para darle el gusto al ex presidente.
En cuanto a las funciones que debería desempeñar Kirchner, el mismo artículo 10 dice que son exclusivas, no pudiendo recibir instrucciones de ningún gobierno.
Obviamente, esto obligaría a la renuncia de Kirchner a su banca de diputado. Con un agravante: Kirchner preside el mayor partido político de Argentina. ¿Son compatibles estas funciones?”, se preguntaba socarrón un experto diplomático.
Fuente: La Nación entre otras.
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