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Roma 4 de marzo.- Para gran desilusión de los habitantes de esta pequeña localidad romana, el Papa argentino había anunciado que no tenía la intención de pasar sus vacaciones en el palacio de Castel Gandolfo. Ni en ninguna otra parte, de hecho, ya que Jorge Bergoglio ha decidido mantener su estilo de vida previo al pontificado en la mayor medida posible. Y esto incluía el no tomarse vacaciones.
Ahora, Francisco ha decidido que lo que no utilizará él, lo pueda disfrutar el público. El Vaticano ha anunciado que desde el 1º de marzo el jardín Barberini, así bautizado en honor al genial artista renacentista que lo diseñó y que combina bellezas naturales con importantes joyas arqueológicas, puede ser visitado por los turistas.
Con esa decisión, el Sumo Pontífice desea que el público pueda acceder "al arte esplendoroso y a la gloria de la naturaleza, que se han unido en ese lugar con un equilibrio admirable", según explica un comunicado del director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci.
Las visitas serán guiadas y la entrada costará 26 euros. También podrá comprarse por 42 euros una entrada general a este jardín y a todos los Museos Vaticanos. Para visitar el lugar, las reservas pueden hacerse a través de la página web de los Museos Vaticanos en el sector "Visitas guiadas".
El complejo arquitectónico de Castel Gandolfo está formado por tres Villas Pontificias, situadas en un área de 55 hectáreas, cedidas a la Santa Sede con los Pactos Lateranenses en 1929, pero en realidad son frecuentadas por los Papas desde tiempos de Urbano VIII, en el siglo XVII.
En la visita se podrá contemplar el Viale dei Ninfei, el estanque presidido por una imagen de la Virgen -uno de los preferido de Juan Pablo II y Benedicto XVI para descansar durante sus paseos-, el anfiteatro romano, el jardín de las magnolias y de las hierbas aromáticas, o el criptopórtico, galerías subterráneas, construidas en época del emperador Domiciano.
El complejo pontificio también incluye una granja y una explotación ganadera de vacas lecheras, que producen diariamente unos 600 litros de leche que el Vaticano vende en su supermercado y en algunos negocios locales.
Benedicto XVI pasó siempre sus vacaciones en Castel Gandolfo huyendo del calor de Roma y permaneció durante los primeros meses tras la renuncia, mientras que Jorge Bergoglio sólo acudió al lugar el 23 de marzo pasado para saludar al papa emérito; el 14 de julio para pronunciar el Ángelus y el 15 de agosto para la misa dedicada a la Asunción, pero nunca ha pasado allí la noche.