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La muerte de un bebe de pocos dias, visibiliza a las familias que viven en la calle
Familias con chicos en las calles, drama sin solución
Tiene un año y cuatro meses y jamás tuvo techo. Alan nació en la calle, literalmente.
Su mamá lo parió en una placita del San Cristóbal. Recién al rato los llevaron a los dos al hospital Ramos Mejía, donde su papá, el cartonero Víctor Hugo Bravo (40), declaró como domicilio la casa de un familiar para que les dieran el alta. "Por suerte, tiene buena salud. Los chicos de departamento del barrio andan todos con broncoespasmo, y Alan como mucho se agarra un catarrito", cuenta Víctor. Alan crece debajo de la autopista 25 de Mayo, en Rincón y Cochabamba, a apenas dos cuadras de donde vivía Luis, el bebé de 25 días que murió de neumonía, el domingo pasado a la madrugada.
Hace un mes, Clarín contó 10 campamentos cartoneros bajo las autopistas 25 de Mayo y 9 de Julio, entre los barrios de San Cristóbal y Constitución. Algunos son grandes, como el de Caseros y Hornos.
Otros están habitados por una o dos familias. En la mayoría hay chicos. Como en el de Pichincha y Cochabamba, donde vivía Valeria Paola Fernández con Marcos, su pareja, y sus cinco hijos. Luis, de 25 días, era el menor. Ayer, tras la tragedia, en el lugar quedaba un colchón. La familia estaba en un hotel de Sáenz Peña y Pavón.
"Nosotros los conocemos. Paola estaba muy mal por lo que pasó.
Ella cuidaba a su hijo: desde que nació que lo llevaba al médico. Pero en la calle a la noche hace mucho frío", cuenta la mamá de Alan, Andrea Quintana, de 32 años. Ella asegura que no teme por su hijo.
"Lo cuidamos y le damos todas las vacunas. Este es su segundo invierno y está sano", dice.
En el Gobierno porteño afirman que se habían acercado muchas veces a la familia de Luis, el bebé que murió, pero que nunca aceptó ir a paradores u hoteles. "Las familias rechazan la oferta de alojamiento por distintas razones ¬dice la ministra de Desarrollo Social porteña, María Eugenia Vidal¬. Muchas no quieren trasladarse a los refugios y paradores porque suelen estar lejos de donde ellos viven. Además, a medida que pasa más tiempo en la calle, la familia se va aislando y no quiere convivir en un lugar con muchas personas. Cuando hay chicos en peligro y se acredita negligencia le damos intervención al Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, que en casos extremos puede decidir separarlos de sus padres. Es una decisión difícil y no se toma de un día para el otro".
(Clarín, pág. 40, 8/7/2010 - Nora Sánchez)