Te dire porque muchas personas les encantan la serie que hasta quieren ir a La tienda de El juego del calamar

Un grupo de personas, que suelen pertenecer a una minoría oprimida por razones de edad, económicas o políticas, se ven obligadas por las circunstancias a participar en un juego, a menudo mortal, en el que las posibilidades de supervivencia son muy escasas: lo que está en juego es la elevación del propio estatus social y lo único seguro es el deleite de una o varias personas pertenecientes a una casta privilegiada.

¿Es Juego de Calamares, la serie de Netflix de la que todo el mundo habla y (más o menos) todo el mundo ve? ¿O tal vez Has the gods will, de Miike, en la que vemos un juego muy similar? ¿O el libro histórico Battle Royale? ¿O tal vez The Running Man? Podría ser ¿No es así como se matan los caballos? o Los Juegos del Hambre, incluso Nunca digas Banzai o lo que se sublima en las arenas del videojuego Fortnite.

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Como se puede comprender fácilmente, el arquetipo del battle royale es una de las narrativas que acompañan a la existencia humana desde hace mucho tiempo, porque se basa en otro factor igual de antiguo: la desigualdad, la lucha entre clases, entre generaciones, entre dominadores y dominados. Una lucha que también está alimentada por el mito deportivo de la competición, del elemento que sobresale en la adversidad y las vicisitudes porque lo merece, aunque la meritocracia sea a menudo un falso mito alimentado por los de arriba para hacer creer a los de abajo que tienen una oportunidad real.

El Juego del Calamar tiene por tanto una ventaja, porque pertenece a una categoría de historias que apelan rápidamente a nuestro inconsciente: es una historia que conocemos bien, porque ya la hemos oído, y cuando ya conocemos una historia, entonces funciona. Aunque nos engañemos pensando que queremos cosas nuevas.

Pero, ¿cómo se convirtió en la serie más vista de Netflix? Es una tormenta perfecta que mezcla varias influencias de la cultura popular contemporánea. Mientras tanto, la historia en sí funciona, porque la idea de ver un programa en el que hay que adivinar quién va a ganar desencadena inmediatamente un deseo de gamificación, por muy cruel que sea admitirlo. Además, hay elementos específicamente ligados a la cultura coreana, que desde hace algún tiempo se ha convertido en la nueva subcultura de la que extraer modas, ideas y simbolismos. Esto se debe a Parasite, que reventó definitivamente una burbuja de la que ya había salido Old Boy (al menos en parte), a Psy hace unos años y en general a la mayor accesibilidad de las películas y series coreanas.