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Fukushima lo cambió todo, tras el accidente de la central japonesa se discutieron de nuevo los riesgos de la central nuclear Garoña debido a su edad semejante a la de Fukushima. Fue el principio del fin de lo nuclear en España, como lo había sido antes en Alemania e Italia
“El cierre "definitivo pero reversible" de la central nuclear de Garoña va a dar todavía mucho que hablar según Juan López de Uralde (EQUO). Él lo explica así: la nuclear española más antigua en funcionamiento, se apagó el domingo 16 de diciembre dejando, sin embargo, muchas incógnitas abiertas. Inaugurada por Franco en 1971, Garoña se ha situado una vez más en el centro de la polémica. Ya lo fue en 2009, cuando al vencer su permiso de funcionamiento el Gobierno de Zapatero tuvo en su mano la posibilidad de cerrarla definitivamente. Pero no se atrevió a hacerlo y postergó su cierre definitivo hasta 2013, sabiendo ya entonces que era más que probable que un Gobierno del PP no consumaría aquella decisión.
Efectivamente Rajoy hizo bandera en la campaña electoral del alargamiento de la vida de la central nuclear por diez años más. De hecho durante el mandato de Zapatero, el PP hizo resonar sus tambores pronucleares, de la mano de una campaña de presión de la empresa propietaria, Nuclenor (propiedad al 50% de Endesa e Iberdrola), para evitar su cierre. Ahora todo parece venírsele abajo al PP, con la decisión de Nuclenor de echar el cierre.
Pero, ¿por qué ha cerrado la nuclear de Garoña?. En esto, como en todo lo que rodea a la vida de las centrales nucleares hay muy poca transparencia. Los ciudadanos conocemos una parte de la realidad, pero probablemente no toda. De manera oficial Nuclenor informa de que cierra Garoña porque "en caso de aprobarse el Proyecto de Ley de Medidas Fiscales para la Sostenibilidad Energética con su redacción actual, Garoña debería hacer frente a impuestos adicionales en 2013 valorados en 153 millones de euros". Al parecer esa cifra le parece excesiva a la empresa, y prefiere cerrarla. Sin embargo no parece demasiado creíble que la empresa cierre una central nuclear ya amortizada como medida de presión contra un impuesto del Gobierno.
La otra hipótesis (no oficial) que se maneja en círculos ecologistas es que Garoña se cierra por graves problemas de seguridad. Ya en su momento el informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) obligaba a serias mejoras en la central para alargar su vida. Pero el accidente de Fukushima ha complicado las cosas. De hecho, el reactor es de un diseño similar al reactor 1 de la nuclear japonesa, que sufrió aquel grave accidente en marzo de 2011. La central de Garoña presenta, según Ecologistas en Acción, graves problemas de corrosión y fisuras en la vasija, una degradación similar a la central nuclear belga de Doel 3. Las inversiones necesarias en seguridad serían tan altas que, ahí sí, no compensan a la empresa propietaria continuar con su explotación.
Parece, por tanto, que Garoña ha echado el cierre definitivo, pero por problemas de seguridad. Y tal vez las empresas propietarias estén utilizando el asunto en forma de pulso al Gobierno para evitar las medidas fiscales que se impondrían a las nucleares en el nuevo marco de política energética que aprobará el Gobierno. Pero eso no parece la razón real.
Veremos qué nos depara el caso en los próximos meses, pero mientras tanto, el cierre de la nuclear debería servir para avanzar hacia una política energética más sostenible y más limpia, a través de un cambio en la política energética que devuelva a las renovables un protagonismo que nunca debieron perder en España”.
Ahora cabría incidir política y popularmente en el valor de Energías Renovables como las eólicas, las solares, la producida por las mareas y cualquier otra. De hecho ha habido innovaciones importantes en los partes eólicos del Cantábrico porque el viento siempre ayuda.
Pero es bueno mirar hacia atrás y ver que lo nuclear además de ser peligroso para el medio ambiente y las personas, resulta caro y gravoso. Por eso haciendo un poco de historia traemos al recuerdo la central que nos ha costado tantos quebraderos de cabeza.
La central nuclear Santa María de Garoña es una central nuclear de generación eléctrica del tipo BWR que tiene una potencia instalada de 460 MW. Situada en Santa María de Garoña (Burgos, España) fue inaugurada en 1970.
Desde el año 2006 fue la central nuclear en activo más antigua de España, tras el cierre de la central de José Cabrera. La vida útil inicialmente prevista para la central (40 años en las centrales españolas), finalizaba el año 2011. La última autorización de funcionamiento tenía su alcance hasta julio de 2009, fecha en la cual el gobierno autorizó una prórroga hasta el 2013. Ese año Nuclenor, la empresa propietaria, presentó la documentación necesaria para solicitar la extensión de su vida útil 10 años más (hasta 2019). El 5 de junio de 2009 el organismo regulador español (el Consejo de Seguridad Nuclear) emitió un informe favorable a la renovación de la autorización de explotación de la central. En ese mismo informe establecía una serie de límites y condiciones que la empresa operadora debía cumplir, algunas de ellas en 2011 y otras a partir de 2013. En julio de 2009, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de España, aprobó la prórroga de explotación de la central durante cuatro años más, hasta el 6 de julio de 2013.
Entre otras cuestiones que debían abordarse a la mayor brevedad posible por el Gobierno se encontraba la situación de su piscina de combustible, la cual alcanzó su máxima capacidad, en el año 2015. Esta situación es idéntica en otras centrales nucleares españolas, sin que el Gobierno haya establecido plazos ni elegido entre el abanico de soluciones técnicas al problema.
Los “sucesos” (es como se llama a los accidentes que en el caso de lo nuclear es mucho más práctico para no asustar a la gente) y otros efectos perjudiciales fueron múltiples desde 1989 hasta su cierre provisional.
La central se encuentra en el municipio de Valle de Tobalina, en el pueblo de Santa María de Garoña. Está construida junto a un meandro del Ebro, del que toma agua para la refrigeración. Las ciudades más cercanas son Miranda de Ebro (32 km), Medina de Pomar (38 km), Valle de Mena (30 km), Vitoria (64 km), Haro (52 km), Burgos (91 km), Bilbao (96 km), Laredo (106 km), Llodio (108 km), Reinosa (108 km) y Logroño (70 km en línea recta). Afecta a la salud de un amplio conjunto de poblaciones y eso se ha comprobado.
Su diseño corresponde al de centrales de primera generación, anteriores al accidente nuclear de Three Mile Island, en EEUU, la cual tuvo un grave accidente hace años pero luego se reabrió.
Hoy, como consecuencia de los movimientos accionariales que se han producido en el sector eléctrico español en las últimas décadas, la empresa Nuclenor es propiedad de Iberdrola y Endesa al 50%.
Pocos se acuerdan ya de Hiroshima y el primer Holocausto nuclear cuyas víctimas trataron de silenciarse pensando que la bomba atómica era el principio de una era feliz
Accidentes y otros efectos perjudiciales de Garoña tanto por su emplazamiento como por su técnica ya muy vieja. Lo explicamos:
para la refrigeración de la central se emplean las aguas del río Ebro, produciéndose un aumento de su temperatura de más de 15 grados, lo que provoca enormes problemas de eutrofización y alteración en el río, 11 a pesar de que la autorización otorgada a Nuclenor por la Confederación Hidrográfica del Ebro especifica que "en el río -Ebro- el máximo incremento admisible para la temperatura tras la zona de dispersión térmica, respecto a la temperatura aguas arriba, será en cualquier caso de 3 grados".
En 1989 se produjo un disparo del reactor, que bajó de nivel, debido a la rotura de la tubería de succión de la bomba de alimentación, descargando entre 66.000 y 100.000 litros de agua de condensado. Posteriormente se evacuó el agua vertida hasta el sistema de tratamiento de residuos sólidos.
En 1990 tras la parada de tres meses para proceder a la recarga del reactor, se produjo un conato de incendio, durante las tareas de conexión, de la central a la red eléctrica española. Fue catalogado por el Consejo de Seguridad Nuclear como incidente de nivel tres.
Y en agosto, la avería de una bomba del sistema de refrigeración produjo la parada del reactor. El 4 de marzo de 2001 se procedió a la recarga. Y en los trabajos se produjo un escape interno de 6.000 litros de agua con una ligera contaminación radioactiva, la cual cayó sobre la planta del edificio del reactor y fue canalizada a través de unos sumideros.
El 12 de enero de 2003 trabajando a plena potencia, se produjo el fallo de una válvula del sistema de inyección de agua al núcleo de alta presión. La propietaria tuvo que parar el reactor. El 16 de enero al alcanzar nuevamente plena potencia, se registró un fallo en la regulación del turboalimentador, que provocó la parada automática del reactor.
Del 28 de febrero al 28 de abril de 2004 en el proceso de recarga se detectan grietas en varios componentes internos de la vasija. Los accidentes desde 2007 hasta el 2009 prosiguieron un curso cada vez más grave y continuo. En el año 2009 se notificaron al CSN ocho sucesos. Todos ellos fueron clasificados como nivel 0 (INES).
Los sucesos de 2010 a 2013 fueron tan numerosos y graves que se planteó su cierre y desmantelamiento al CSN (Consejo Superior Nuclear). El Consejo de Seguridad Nuclear era contrario al cierre y contrató con el Ministerio de Industria Español su continuidad.
El Comité de empresa de la Central así como los pueblos de la comarca de Garoña abogaron por la renovación de la licencia ya que de lo contrario se perderían, según la empresa, unos 1000 puestos de trabajo -315 directos y unos 700 indirectos-.La mayoría de los trabajadores eran de Miranda de Ebro y la comarca de las Merindades de donde procedía el 90% de su personal y donde la crisis económica había afectado profundamente.
Hubo movilizaciones sobre todo en el País Vasco y se organizaron entidades populares en pro del cierre definitivo.
Las Asociaciones antinucleares y ecologistas han criticado reiteradamente su supuesta seguridad, pidiendo su cierre inmediato, alegando diversas razones: la central se encuentra próxima a importantes ciudades como Bilbao, Burgos, Medina de Pomar, Vitoria o Logroño, su inversión está amortizada y su aportación energética es prescindible y está más que compensada por la aportación de las energías renovables. De hecho Garoña como productora de energía eléctrica para el País Vasco y otros clientes más al sur, produce sólo un 6% del caudal eléctrico generado.
Una liberación de radiación de la central burgalesa afectaría a toda la cuenca del Ebro, en la que habitan casi 3 millones de personas. Estos sectores también consideraron que la decisión de aplazamiento del cierre por cuatro años incumple el compromiso electoral recogido en el programa del PSOE de 2008 donde se afirmaba:
“Mantendremos el compromiso de sustitución gradual de la energía nuclear por energías seguras, limpias y menos costosas, cerrando las centrales nucleares de forma ordenada en el tiempo al final de su vida útil, dando prioridad a la garantía de seguridad y con el máximo consenso social, potenciando el ahorro y la eficiencia energética y las energías renovables, la generación distribuida y las redes de transporte y distribución local”. Programa ambicioso y atractivo que no se cumplió.
Los partidos políticos en el Parlamento Vasco tanto Eusko Alkartasuna (EA), y apoyada por el Partido Socialista de Euskadi (PSE), Ezker Batua-Berdeak (EB) y Partido Nacionalista Vasco (PNV) y con el voto en contra del Partido Popular (PP) y Unión Progreso y Democracia (UPyD) siguieron su política en contra. Estos se quejaron al Gobierno y mostraron su oposición a la prórroga de la licencia de explotación de la central que expiraba el 5 de julio de 2009.
Fukushima lo cambió todo, tras el accidente nuclear de la central japonesa se discutieron de nuevo los riesgos de la central nuclear Garoña debido a sus semejanzas con Fukushima. Ambas pertenecen a la primera generación de centrales nucleares y comparten por ejemplo el sistema de contención Mark I, que ha sido objeto de análisis por supuestos fallos de seguridad desde comienzos de la década de 1970.
El portavoz en materia nuclear de la organización Ecologistas en Acción, Francisco Castejón, ha declarado a las agencias que la decisión del CSN de cerrar es un día "malo" para la sociedad española pronuclear, porque destroza la credibilidad del organismo que lo ha decidido: Nuclenor. Por su parte, Raquel Montón, portavoz de Greenpeace, ha indicado que esa decisión del CSN supone un "abandono de fe en la seguridad nuclear y las centrales, al adoptarse decisiones vitales contrarias a lo que sostiene el PP y Mariano Rajoy”. Garoña es la planta nuclear sin clausurar más antigua de España, opera desde 1970 con un reactor de agua en ebullición fabricado por la compañía norteamericana General Electric, gemela a la accidentada central de Fukushima, en Japón.