¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Charlypol escriba una noticia?
Pocos pueden entender el brillo de otra joya que no resplandece en la figura exterior, sino en el interior de ciertas personas y situaciones que te tocan vivir
Quizás la mayoría prefiera la majestuosa impresión que deja a su alrededor el estacionar un último modelo en alguna acera.
Yo prefiero esta experiencia de menos glamours. Es que quizás son esas cosas que te tocan vivir y ni siquiera la pensás. Pero de pronto estas ahí dentro, envuelto de esa bruma majestuosa del estilo. Porque en la vida hay que tener estilo, a veces antes que dinero.
Él estaba allí, Garín, donde suelo ir a pagar una cuotita de un crédito. Es sabido que a su alrededor casi todos lo tienen por el hombre psicótico de la zona. Al que pocos le prestan atención, porque de pronto habla en árabe, en griego o en latín.
Yo solo se que es mi amigo.
Al que encuentro a cada tanto y le brindo un cachito de amistad. Es poeta, pero pocos lo saben. Escribe pero; ¿Quien ha osado publicarle un libro, sino yo?
¿O quien... a invitarlo a tomar un café?
Pero en esa mesita en la vereda, a la vista de todos transeúnte asombrado, y de la misma kiosquera que nos sirvió dos cafés, yo, admirado por sus palabras lo escuchaba.
Hay tanta dulzura en su mirada, y tanta realidad en su locura que a su alrededor todas las caras me parecían angustiadas. ¿Como explicar lo que se siente en un momento tan especial en el cual, él es loco para todos, menos para mi? Y me gusta que lo atiendan como un señor, y se que esto es por infinitos segundos de gloria. Y que en ese instante, no cambiaría ese glamours por ninguna otra cosa material que la vida me diera.
Autor Carlos Polleé