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Un grupo de ONGs acaba de denunciar a la empresa Monsanto y a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) por una supuesta manipulación de estudios científicos que encubren los verdaderos efectos del glifosato
"Se cree que las autoridades europeas y los empresarios están intentando mantener el glifosato en el mercado europeo mediante interpretaciones manipuladas de los análisis a pesar de sus probables efectos cancerígenos", cita la agencia a Josef Unterweger, el representante de la asociación Global 2000, que encabeza el grupo de denunciantes.
A pesar de que recientemente la Organización Mundial de la Salud declaró que el glifosato es probablemente cancerígeno, la Comisión Europea respaldó la renovación de su autorización de venta después de que la EFSA publicara un informe cuestionable basado en estudios de la propia Monsanto, que, naturalmente, consideró 'improbable' el carácter cancerígeno del pesticida. Es una cagada más de la OMS. Próximamente un comité de expertos de diferentes países de la UE tiene previsto decidir si renueva la autorización de venta del glifosato, que prescribió a finales de junio 2015 al terminarse la patente.
Donde hay transgénicos no crecen las amapolas. Alemania ha prohibido recientemente el maíz transgénico de Monsanto, como otra media docena de países de la Unión Europea. España es dentro de Europa el gran paraíso de Monsanto, y Catalunya y Aragón dentro de ella. No sé si los españoles pueden sentir el menor orgullo por eso.
Un equipo de científicos independientes, identificó efectos adversos en todas las categorías estándar de estudios toxicológicos (subcrónicos, crónicos, carcinogenéticos, mutagénicos y reproductivos). Los hallazgos de la Northwest Coalition for Alternatives to Pesticidas (NCAP) fueron cuestionados por Monsanto con el argumento de que estos efectos se observaron debido a que se usó mayor dosis que la prescrita. Sin embargo, un trabajo sobre glifosato publicado en noviembre de 1998 por Caroline Cox, editora del Journal of Pesticide Reform, describe efectos adversos se observaron incluso a dosis menores a la mayor dosis estudiada.
Pero los estudios toxicológicos sobre el glifosato requeridos oficialmente para su registro y aprobación han sido atribuidos a prácticas fraudulentas
La política general de muchos gobiernos respecto de los alimentos transgénicos parece que ser que mientras no se demuestre que son dañinos, adelante. Lógicamente no es esa la política por la que optaron Alemania y otros tantos países, que prefieren la cautela, opción sin duda mucho más responsable.
Desde el punto de vista de muchos neutrales esos herbicidas recuerdan mucho más a Frankenstein que a algo que alimente. En los años 60 todas las empresas tabaqueras tenían estudios en su poder que demostraba que el tabaco era cancerígeno. "El mundo" (o sea las grandes tabaqueras) tardó dos décadas en conocer la verdad. Y las consecuencias están en los cementerios. ¿No estamos acaso ante lo mismo?
La intuición de la gente de la calle es a veces mucho más certera que la ciencia. En una ocasión en que impartía un curso de RSC, una alumna nos hizo notar como en Girona, una demarcación catalana "pionera" en cultivos transgénicos, la gente ya se ha dado cuenta que ya no crecen casi amapolas en los campos... Y eso no puede ser jamás bueno.
Ante el desconocimiento general sobre los transgénicos, pues no se sabe si son buenos o malos, el hecho de que son antinatura pues no pueden reproducirse (hay que comprar cada año de nuevo las semillas a Monsanto, ¡qué casualidad!, el hombre de a pie prudente prefiere seguir viendo crecer las amapolas: madres, hijas, nietas, bisnietas... porque eso es la esencia de la naturaleza, la procreación.
Y aunque el engendro no fuera Frankenstein, sino algo más cariñoso como un Pinocho, igualmente estaríamos ante algo que le crece la nariz a cada mentira que suelta, que es lo que parecen ser Monsanto y compañía, Pinochos, como las tabaqueras en los años 50 y 60.
El glifosato (N-fosfonometilglicina, ) es un herbicida no selectivo de amplio espectro, mata todos los vegetales en crecimiento que no poseen una variedad modificada de la enzima EPSP sintetasa debido a que suprime su capacidad de generar aminoácidos aromáticos. Ese herbicida ha sido desarrollado para eliminación de hierbas y de arbustos, en especial los perennes. Es un herbicida total pero total no es sinónimo de bueno. Lo absorben las hojas y no las raíces. Se puede aplicar a las hojas, inyectarse a troncos y tallos, o pulverizarse a tocones como herbicida forestal. Fue descubierto como herbicida en 1970 por John E. Franz, quien trabajaba en Monsanto. Por su hallazgo, en 1990 Franz recibió la National Medal of Technology en 1987, y la Medalla Perkin en Química Aplicada.
Pero tiene otras muchas más medallas. Que deben de ser de hojalata. Ha sido clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “probablemente cancerígeno para el ser humano".Y por tanto potencialmente peligroso.
Greenpeace no se cansa de advertirlo porque es el principal componente del herbicida más vendido en el mundo. Está en nuestros parques, cultivos y alimentos. Y El glifosato es el principal componente del herbicida denominado Roundup, desarrollado por Monsanto, en la década de 1970 y uno de los productos que mayores beneficios le genera a la compañía. Millones de hectáreas de tierras de cultivo, e incluso parques y aceras, se rocían con Roundup cada año para matar las llamadas "malas hierbas".Y también las buenas, con tal de que no tengan el antídoto, fabricado también por Monsanto. Acaba llegando también a los productos con los que nos alimentamos.
Desde que su patente caducó en el año 2000, numerosas compañías producen hoy glifosato con diferentes nombres comerciales. Eso es lo más peligroso ningún agricultor o jardinero sabe que herbicida está empleando pues tienen marcas registradas en muchos idiomas. Sin embargo, el Roundup de Monsanto sigue siendo el herbicida más extendido en el planeta tierra.
Es la sustancia activa compuesta por más de 750 productos diferentes que se utilizan en la agricultura, silvicultura, jardinería y para aplicación doméstica. En España, en 2015, están autorizados 125 productos diferentes, desde hace años.
Después de que el herbicida llegara al mercado, Monsanto desarrolló plantas transgénicas (Roundup Ready) tolerantes al glifosato (antidotos), lo que en consecuencia le permitía una aplicación más amplia del producto y teóricamente una reducción del uso de herbicidas, lo cual era una falsa promesa y no ha hecho sino incrementar drásticamente su uso. Mata a todas las plantas sobre las que se aplica, pero no solo las “malas hierbas”, con la excepción de los cultivos transgénicos que han sido modificados para ser tolerantes a su compuesto(Roundup), lo que permite su uso impune sobre estos.
En 2014 las ventas de este producto representaron un tercio de las ventas totales de Monsanto. Ante el anuncio de la OMS, de que puede ser canceroso, lo cual según Monsanto pondría en riesgo su lucrativo producto, la multinacional está tratando con todos sus medios de desacreditar el estudio. Los gobiernos y autoridades europeas deberían escuchar por lo menos las evaluaciones de la OMS. Las medidas de precaución para preservar nuestra salud y el medio ambiente son urgentes.
Los que saben todo eso-sean o no ecologistas- y tienen la obligación de lograrlo se están comprometiendo a frenar el uso del glifosato y a apoyar un modelo de agricultura ecológica, que no dependa de sustancias peligrosas, respete la salud de las personas y el medio ambiente y nos provea de alimentos sanos para todos hoy y en el futuro.
En 1976, una auditoría realizada por la EPA descubrió serios errores y deficiencias en estudios conducidos por uno de los más importantes laboratorios norteamericanos involucrados en la determinación toxicológica de pesticidas previa a su registro oficial.
Además, la EPA denunció en 1991 que Craven Laboratories, empresa que condujo determinaciones para 262 compañías fabricantes de pesticidas, había falsificado estudios, recurriendo a "trucos" tales como falsificar anotaciones de registros de laboratorio y manipular manualmente el equipamiento científico para que éste brindara resultados falsos. Estudios sobre residuos de Round-up en patatas, uvas y remolachas fueron parte de las pruebas cuestionadas. En 1992, el dueño de Craven Laboratories y tres de sus empleados fueron sancionados. Per quedó flotando la sombra de una duda sobre la totalidad de los procedimientos oficiales de registro de pesticidas.
Se habla de impactos sobre la salud, pero nunca se toman medidas contra los que lo producen. El resultado: millones de hectáreas de tierras de cultivo, parques y hasta aceras son rociadas con glifosato cada año en todo el mundo.
En marzo de 2015 la Agencia para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, ), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), clasificó el glifosato como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”. Esta clasificación se basa en la evidencia limitada en seres humanos pero hay una fuerte evidencia de que es cancerígeno también para los animales. Se sospecha asimismo que actúa como un disruptor endocrino y que es tóxico para la reproducción.
Los científicos han detectado este "probable" carcinógeno humano en nuestro aire, la lluvia, e incluso en nuestros cuerpos
Las investigaciones fueron todas conducidas por o para sus fabricantes. La EPA clasificó inicialmente al glifosato como clase "D" (no clasificable como carcinógeno humano). Posteriormente, a comienzos de la década de 1990, lo ubicó en clase "C" (Posible carcinógeno humano). Actualmente lo clasifica como Grupo E (evidencia de no carcinogénesis en humanos) ante la falta de evidencias según la información disponible. Sin embargo, la controversia respecto del potencial cancerígeno del glifosato todavía continúa.
Otro estudio reciente, publicado en el Journal of American Cancer Society por eminentes oncólogos suecos, reveló una clara relación entre glifosato y linfoma no Hodgkin (LNH), una forma de cáncer. Los investigadores sostienen que la exposición al herbicida incrementa los riesgos de contraer LNH y, dado el creciente aumento de su uso mundial (en 1998, 112.000 toneladas) desde que se hizo este estudio, urge la necesidad de realizar nuevos estudios epidemiológicos. El hallazgo se basó en un estudio/control de casos poblacionales conducido en Suecia entre 1987 y 1990. Sus autores concluyeron que "la exposición al herbicida incrementa el riesgo de padecer LNH". El aumento en la incidencia de este cáncer detectado en las últimas décadas en países occidentales, ahora también se está viendo en muchos otros países. Según la American Cancer Society, tal incremento alcanzó, desde 1970, la alarmante cifra de un 80%.
El informe de Greenpeace titulado “Los plaguicidas y nuestra salud: una preocupación creciente” muestra como los plaguicidas afectan a la salud del hombre y que entre los principales grupos de riesgo y más vulnerables se encuentran los agricultores, sus familias, los fetos, bebés y niños pequeños. Para aquellas personas o cosas que se encuentran en estos grupos la alimentación es la principal vía de exposición a los plaguicidas.
La autorización para el uso del glifosato en la UE terminó en diciembre de 2015, por lo que se halla en un proceso de revaluación. En este proceso es fundamental que se tenga en consideración la investigación de la OMS
Impactos en el medio ambiente, incluidos los organismos acuáticosEl uso de glifosato tiene graves impactos en el medio ambiente, puesto que afecta a los demás seres vivos como a los seres humanos, contamina los suelos y el agua. Hay evidencias científicas suficientes que demuestran que el glifosato tiene un impacto perjudicial sobre los organismos acuáticos, desde algas microscópicas hasta peces y moluscos, pasando también por las ranas y sus renacuajos pero también puede afectar a organismos del suelo, como las lombrices de tierra, fundamentales para mantener e incrementar la fertilidad del suelo.
Por otro lado, el uso del glifosato puede tener un impacto directo en plantas no-objetivo pudiendo conducir a una pérdida de especies silvestres estén o no amenazadas. También impacta en cantidad de especies y puede afectar seres vivos cruciales para la agricultura, como son los polinizadores, puesto que disminuye la diversidad y la oferta de alimento.
Los accidentes laborales de quienes aplican el herbicida se han multiplicado por cien
Las “malas hierbas” que se vuelven más resistentes y son mucho más difíciles de erradicar, las combate Monsanto ampliando el uso de sustancias químicas peligrosas y las concentraciones más utilizadas se eliminan usando otras sustancias e incluso a mezclar varias. Así de fácil. Todo ello reduce aún más los ya escasos beneficios económicos de los agricultores.
No hay alternativas si no se recurre al equilibrio ecológico La industria química con sus agresivas campañas de marketing nos quiere convencer que hoy día no es posible mantener la agricultura sin recurrir a los insumos químicos de síntesis(transgénico), sean fertilizantes o plaguicidas. Esto está llevando a la agricultura a un callejón sin salida al provocar el desequilibrio ecológico, pero crea una dependencia absoluta respecto a los insumos agrícolas. Las compañías químicas, cuyo líder es Monsanto, velan así por sus intereses (el máximo beneficio económico) sin mirar al interés general (salud pública y protección del medio ambiente).
Sin embargo, la agricultura ecológica muestra cada día que no solo que es capaz de alimentar al planeta si se hacen las inversiones adecuadas sino la mejor opción para proteger nuestra salud y el medio ambiente y ser además una fuente incomparable de empleo verde.
Muchas son las técnicas que se utilizan en la agricultura ecológica, silvicultura y jardinería para controlar las plantas adventicias. Entre ellas se encuentra el incremento de la diversidad de cultivos, la rotación de cultivos, la eliminación manual y mecánica, los acolchados o el pastoreo.
Las plantas adventicias en las lindes de los cultivos son incluso benéficas pues son fuente de alimento diverso para las especies polinizadoras como las abejas y refugio de especies beneficiosas que ayudan a controlar las potenciales plagas de insectos.
En modelo de agricultura ecológica se promueve el equilibrio ecológico basado en la biodiversidad, siendo la única forma de garantizar alimentos sanos para hoy y también en el futuro.
El autismo como el Alzheimer y otras enfermedades crónicas jamás tendrán una salida al final del túnel si no tenemos la esperanza de cuidar primero y desde el principio la salud de los niños
El de la doctora Stephanie Seneff es uno de los nombres más polémicos pero también más preparados de la ciencia americana, especialmente después que denunciase que los alimentos genéticamente modificados (OGM) han disparado el número de enfermedades crónicas graves. Los últimos trabajos de esta científica del famoso Instituto MIT de Mmassachusetts, ponen su foco en el autismo, una enfermedad cada vez más frecuente y de la que, sin embargo, aún no dispone la Ciencia Médica suficiente información para combatirla eficazmente. Así como las alergias alimentarias y otras dolencias como la diabetes, el Alzheimer, el Parkinson, la esclerosis múltiple o el síndrome de colon irritable, entre otras muchas.
Según la presentación de la doctora Seneff sobre el glifosato, componente principal del herbicida Roundup, es el principal causante de que estas enfermedades se hayan disparado de forma tan rápida, así como la intolerancia al gluten. El problema es que dicho herbicida lo produce por Monsanto, el mayor fabricante mundial de semillas transgénicas y una de las multinacionales más poderosas del mundo, que ha defendido la seguridad de su producto en su propia página web. Muchos no han tardado en desacreditar la teoría de Seneff, como ocurre con la veterana periodista de nutrición Tamar Haspel en las páginas de The Huffington Post. En dicho artículo, la autora recuerda que no se trata más que pura especulación, no refrendada por ningún dato y, además, desvela que Seneff está especializada en ciencia computacional e ingeniería eléctrica, y que su interés por la alimentación es reciente.
Sea como sea, lo que es innegable es que la prevalencia del autismo ha aumentado sensiblemente durante las últimas décadas, y aún no hemos sido capaces de llegar a un consenso sobre la misma. Actualmente, alrededor de uno de cada 175 niños de todo el mundo nace con este trastorno, aunque varía en cada país. En Estados Unidos, la prevalencia se encuentra actualmente en el 1, 5%, mientras que en 1975, tan sólo uno de cada 5.000 niños tenía autismo, según los datos publicados por K. Wintraub en un artículo publicado en Nature. Seneff utiliza este cuadro para trazar su previsión y asegurar que, si el crecimiento sigue estable, para el año 2025 la mitad de los niños podría sufrir autismo. "Al ritmo actual, uno de cada dos niños será autista", anunció en la conferencia celebrada en Groton, Massachusetts, lo cual puede ser una exageración o el pesimismo de un científico pero pone en guardia contra ese tipo de herbicidas.
Monsanto no se defiende atacando sino equivocando Los herbicidas- dice- son productos químicos de naturaleza y toxicidad diversas. De acuerdo a esto, cada uno tiene sus propias especificaciones, recomendaciones de uso y precauciones. En este contexto, los herbicidas a base de glifosato se pueden encontrar entre los de menor riesgo respecto de sus efectos sobre la salud y el ambiente, según se sigan las recomendaciones.
Todos los productos fitosanitarios deben pasar por un proceso de revisión para su registro antes de poder ser comercializados y el glifosato no es una excepción. Según la Resolución 350/99 del SENASA, el principio activo glifosato en su uso normal está dentro del grupo de activos de “improbable” riesgo agudo. El entrecomillado es de Diasporaweb. El glifosato está clasificado en la Categoría de Menor Riesgo Toxicológico (Clase IV), por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la FAO, es decir, son productos que normalmente no ofrecen peligro. No se puede ni explica cómo la OMS lo ha clasificado de menor riesgo y luego concluye diciendo que el glifosato es “probablemente cancerígeno”.Una contradicción flagrante que se puede explicar diciendo que todos tienen miedo a Monsanto. Y usan un doble lenguaje.
De acuerdo al Informe publicado por la Reunión Conjunta FAO/OMS (Meeting of the FAO Panel of Experts 4, el glifosato:
- posee baja toxicidad aguda
- no es genotóxico (no provoca daños ni cambios en el material genético)
- no es cancerígeno (no produce cáncer)
- no es teratogénico (no afecta el normal desarrollo embrionario; no provoca malformaciones)
- no es neurotóxico (no afecta el sistema nervioso)
- no tiene efectos sobre la reproducción.
El informe del Panel de Expertos on Pesticide Residues, (JMPR) de la FAO/OMS ha constituido un formidable regalo para Monsanto.
Y así, a pesar de la realidad, el glifosato ha remplazado a muchos otros herbicidas, algunos de los cuales son de alta toxicidad e impacto ambientalEl Consejo Científico Interdisciplinario, creado en el ámbito del CONICET por la Comisión Nacional de Investigación, establecida en enero de 2009, por el Decreto PEN 21, presentó las conclusiones del documento de evaluación de los trabajos científicos nacionales e internacionales referidos a los efectos del glifosato sobre la salud humana y el ambiente, en el cual se expresa que si se aplica responsablemente, el uso del herbicida no presenta riesgos para la salud humana o el medio ambiente.
Las recomendaciones de uso desarrolladas por los productores de las formulaciones a base de glifosato registradas, apuntan a las Buenas Prácticas de Aplicación y se comunican claramente a través de los rótulos, folletos comerciales, guías tecnológicas, y otras como por ejemplo la Guía de Productos Fitosanitarios.
Países con registro de glifosato: Alemania, Arabia Saudita, Argelia, Angola, Argentina, Australia, Austria, Bangladesh, Barbados, Bielorusia, Bélgica, Belize, Benin, Bhutan, Bolivia, Bosnia-Herzegovina, Botswana, Brasil, Bulgaria, Burkina Faso, Burundi, Camerún, Canada, CaboVerde, Chad, Chile, China, Colombia, Islas Cook, Costa Rica, Croacia, Chipre, República Checa, República Democrática de Congo, Dinamarca, Djibouti, República Dominicana, Ecuador, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, El Salvador, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estados Unidos, Estonia, Etiopia, Fiji, Filipinas, Finlandia, Francia, Gabon, Gambia, , Ghana, Grecia, Guatemala, Guinea, Holanda, Honduras, Islandia, Iran, Irlanda, Islas Salomón, Israel, Italia, Costa de Oro(Cote D'ivoire), Jamaica, Japón, Jordania, Kazakhstan, Kenya, Kuwait, Latvia, Líbano, Lesotho, Libia, Lituania, Luxemburgo, Madagascar, Malawi, Malasia, Mali, Malta, Mauritania, Mauritius, México, Moldavia, Marruecos, Namibia, Nepal, Nueva Caledonia, Nueva Zelandia, Nicaragua, Niger, Nigeria, Noruega, Oman, Pakistan, Panama, Paraguay, Perú, Polonia, Polinesia Francesa, Portugal, Puerto Rico, Qatar, República de Corea, Reunion (Francesas), Reino Unido, Rumania, Rusia, Rwanda, Sahara Occidental, Samoa, Senegal, Serbia, Sierra Leone, Somalia, Sud Africa, Sri Lanka, Sudan, Suecia, Suiza, Siria, Taiwan, Tanzania, Thailandia, Togo, Tonga, Trinidad y Tobago, Túnez, Turquía, Turkmenistan, Uganda, Ucrania, United Kingdom, Uruguay, Uzbekistan, Vanuatu, Venezuela, Vietnam, Yemen, Zambia, Zimbabwe.
Toxicología del Glifosato: Riesgos para la salud humanaLos herbicidas más comercializados en la República Argentina incorporaron dentro de su fórmula al glifosato, en razón de que algunos cultivos transgénicos, como la soja por ejemplo, están manipulados genéticamente para desarrollar una resistencia a esa sustancia química. El presente trabajo pasa revista a los riesgos que esa sustancia conlleva para la salud humana (toxicidad, efectos cancerígenos y reproductivos, acción mutagénica y contaminación de alimentos), al tiempo que alerta sobre las debilidades en los sistemas nacionales que regulan sobre la bio-seguridad.
Glifosato y herbicidas compuestos:
Los argentinos deberían enfrentar durante las próximas décadas las consecuencias de haber convertido al glifosato en el herbicida más vendido y utilizado en el país. El glifosato ha sido erróneamente calificado como "toxicológicamente benigno", tanto a nivel sanitario como ambiental. Por ende, los herbicidas en base a glifosato pueden ser altamente tóxicos para animales y humanos. Estudios de toxicidad revelaron efectos adversos : toxicidad subaguda (lesiones en glándulas salivales), toxicidad crónica (inflamación gástrica), daños genéticos (en células sanguíneas humanas), trastornos reproductivos (recuento espermático disminuido en ratas; aumento de la frecuencia de anomalías espermáticas en conejos), y carcinogénesis (aumento de la frecuencia de tumores hepáticos en ratas macho y de cáncer tiroideo en hembras).
Efectos reproductivos: En pruebas de laboratorio con ratas y conejos, el glifosato afectó la calidad del semen y la cantidad de espermatozoides. Según la EPA, exposiciones continuadas a residuos en aguas en concentraciones superiores a 0.7 mg/L pueden causar efectos reproductivos en seres humanos.
Son pocos los laboratorios en el mundo que poseen el equipo y las técnicas necesarios para evaluar los impactos del glifosato sobre la salud humana y el medioambiente. También porque los que inicialmente realizaron en EE.UU. los estudios toxicológicos requeridos oficialmente para el registro y aprobación de este herbicida, han sido procesados legalmente por alteración de anotaciones de registros de laboratorio y manipulación manual de equipamiento científico para que éste brindara resultados falsos. Esto significa que la información existente respecto de la concentración residual de glifosato en alimentos y el medio ambiente no sólo podría ser poco confiable, sino que además es sumamente escasa.
Se hace evidente la urgencia de multiplicar localmente estudios toxicológicos a mediano y largo plazo y dosajes y bio-ensayos en aguas y suelos de la región de la Pampa, respecto al principio activo y el producto tal como sale a la venta, y sus componentes.
Conclusiones:Nuestra sociedad no ha desarrollado ninguna política o aparato para restringir efectivamente la competitiva carrera biotecnológica, o para regular sus productos o para guiarlos hacia rumbos más seguros o productivos sin riesgo adicional para la salud humana. Esta deficiencia se relaciona también con la falta criterios para una reglamentación severa sobre bioseguridad. Es el riesgo sanitario resultante de la estrategia de la industria de la transgénesis (basada en la ingeniería genética) es minimizar en el público los miedos ante los diversos riesgos para la salud aquí analizados y lograr rápidamente que la gente se acostumbre a comer alimentos transgénicos, una estrategia que en Argentina hoy se materializa bajo la forma de un plan denominado "Soja Solidaria".
Junto con la ayuda alimentaria de enormes raciones de soja elaborada como milanesa, hamburguesa, albóndiga, fideo, raviol, leche, yogur, y queso "de soja", ahora, casi 17 millones de argentinos empobrecidos y hambrientos también recibirán su dosis masiva de glifosato.... La implacable estrategia comercial de la industria nos permite anticipar cómo ésta visualiza su camino hacia un próspero futuro.... a costa de la salud de millones de personas ignorantes o apenas todavía informadas de la existencia de este tipo de venenos.
Pero a partir de 1996, muchos países elevaron a 20 mg/kg, el incremento de glifosato, 200 veces el límite anterior. Y eso porque las empresas productoras de glifosato presionan solicitando permisos para que se apruebe la aprobación de mayores concentraciones de glifosato en cultivos transgénicos. Monsanto, por desgracia, ya fue autorizado para un triple incremento en soja transgénica en Europa y EE.UU. (de 6 ppm a 20 ppm).
Con frecuentes los accidentes laborales con agroquímicos en todo el mundo. Un reciente estudio arroja una tasa de accidentes mortales dos veces mayor que las de cualquier otra actividad. Según la Organización Mundial de la Salud, hay un total anual mundial de 250 millones de accidentes laborales y 335.000 fueron accidentes mortales. 170.000 de estas muertes se dan como antaño el amianto por la letal toxicidad del glifosato y ocurrieron en el sector agrícola.