Carta del activista conocido como Goebbels.

Saludos, compañeros:

Espero que al recibo de la presente os encontréis con espíritu combativo, estando yo con la moral reforzada tras las últimas acciones.

Muchos de los nuestros van al penal, pero seguimos dando golpes que provocan gran impacto emocional e infunden lo que el Maestro Joseph Paul Goebbels llamaba pánico patriótico.

Recordad el caso del juguete-bomba para destripar niños. No iba destinado al hijo de algún españolazo, sino a los nuestros: a veces debe caer alguien cercano para provocar temor. Recordamos así que podemos matar o mutilar a cualquiera, incluidos los que se nos vuelven tibios. Por tanto:

1.- Todos tienen que asumir entusiástica e incondicionalmente el compromiso patriótico para evitar nuestro posible castigo. Que nos teman quienes piensen abandonarnos.

También hemos liquidado, entre otros, a una ertzaiana, madre de una niña autista que ahora quedará absolutamente aislada del mundo exterior. Conocíamos esa circunstancia y, precisamente, se trataba de explotarla, porque:

2.- Todos deben saber que nuestra capacidad de hacer el mal es ilimitada.

Con estas acciones seguimos golpeando al enemigo, pero, sobre todo:

3.- Creamos gran estupor y dolor entre los nuestros para que sientan odio y rabia que debe proyectar en los españolazos, que al rechazar nuestras exigencias impiden el final de la violencia.

En las últimas elecciones parte de nuestra militancia apoyó al PNV, y eso no lo podemos tolerar, por lo que:

4.- Quienes siguen con nosotros deben expresar su pánico patriótico con visible entusiasmo, porque de otra manera llegarían incluso a votar por el PSOE o el PP.

Como veis, aplicamos con sabiduría las teorías del pánico patriótico de las masas del Maestro Goebbels, del que soy un estudioso que quisiera parecérsele.

Con entusiasmo patriótico y revolucionario, Goebbels, alumno.