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Encontré un articulo en el rincon de la psicologia muy interesante. La exploracion de la percepción olfativa se ha venido desarrollando ampliamente en los ultimos años. Las grandes marcas han aprovechado las sensaciones olfativas para imporner su odotipo y crear recordación en sus clientes, de esta forma aumentan sus ventas en un 30%. Según Martin Lindstrom, en su libro Brand sense, el olfato está presente en tres de cada cuatro emociones cotidianas, y es el más primario y poderoso de todos los sentidos. Los estudios nos dicen que recordamos el 35% de algun lugar o algo por su olor, el 15% por lo que vemos, tan solo el 2% de lo que oimos y el 1% de lo que tocamos.
Obviamente, como no solo estamos programados para evitar los riesgos sino también para buscar el placer, esta misma conexión se crea con los aromas que han estado vinculados con experiencias positivas, como puede ser el caso del olor a tierra mojada o a lluvia. Dos olores, un significado El olor a tierra mojada y a lluvia está compuesto por dos aromas bastante fáciles de diferenciar: el petricor, que es más fresco, dulce y suave y emana fundamentalmente de las piedras y la geosmina, que es más fuerte, con un vaho mohoso y proviene de las plantas y la tierra húmeda. Los científicos creen que nuestro gusto por el olor de la tierra mojada es una herencia de nuestros ancestros, para quienes la lluvia siempre ha sido fuente de vida y sinónimo de supervivencia. El petricor, un término acuñado en 1964 por dos científicos australianos que estudiaban el olor de la lluvia, se libera cuando las gotas de lluvia chocan contra las rocas. En ese momento se libera una serie de aceites provenientes de las plantas, que estas habían estado acumulando durante el periodo de sequía. Según los antropólogos, nuestros antepasados establecieron una fuerte conexión positiva con ese olor, que les indicaba que había acabado la peligrosa etapa de sequía y comenzaba la lluvia, que haría renacer las plantas y aumentaba sus probabilidades de supervivencia. Por otra parte, la geosmina es una molécula producida por la bacteria actinomycetes , que crece en los suelos húmedos y ayudan a descomponer la materia orgánica y contribuyen a la formación del humus. Cuando hay sequía, esta bacteria libera sus esporas para poder sobrevivir (a este proceso se le conoce como etapa inactiva y es un mecanismo de defensa contra la desecación). Sin embargo, cuando llega la lluvia esas esporas se propagan por el aire y quedan suspendidas en el ambiente generando ese olor a tierra mojada, que tiene un ligero vaho mohoso. En algunos estudios se ha podido apreciar que el olor de la geosmina es el que guía a algunos animales para encontrar agua en el desierto y también se sabe que los seres humanos somos particularmente sensibles a esa molécula. Por tanto, una vez más se confirma la hipótesis de que nos atrae el olor a tierra mojada porque para nuestros antepasados era sinónimo de vida y de alimentos. Obviamente, cuando una persona ha vivido una experiencia negativa o traumática y la ha asociado con este aroma, inmediatamente este deja de ser agradable ya que nuestro cerebro lo clasifica dentro de los aromas potencialmente peligrosos que debemos evitar.
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