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Vivencias del pasado
Todo comenzó en Eldorado Por Reinaldo Luis Mroczek
E-mail: rlmroczek@hotmail.com
Mis abuelos llegaron el 19 de junio 1929 a Buenos Aires desde Polonia, en el barco KRAKUS. Los alojaron en el hotel de los Inmigrantes después de tomar contacto con un agente de la Compañía Colonizadora Eldorado.
Eldorado se encuentra sobre el Río Paraná en la provincia de Misiones. Fue fundada por un alemán llamado Adolfo J. Schwelm en los años 20. Allí compraron mis abuelos una chacra sin saber las características de la misma. Luego, toda la familia se trasladó en barco por el Río Paraná hasta allí. Fundada hacía pocos años, vivían muy pocas familias alemanas, a la que se sumaban familias polacas, ucranianas, rusas y lituanas.
Cuenta mi padre -tenía 12 años en ese momento- que para ellos todo era muy distinto a su ciudad natal, Buguszowka, donde vivían en el campo y los inviernos eran muy crudos.
Al bajar sus bártulos en la costa del río, la sorpresa más grande fue ver los indios guaraníes desnudos. Por suerte eran amistosos. Lo comprobaron con el tiempo dado que convivieron y aprendieron su idioma.
La familia estaba compuesta por mis abuelos y sus ocho hijos: Wenceslavo, José, Esteban, Casimiro, Sofía, Casimira y Juana. Luego nacieron en Eldorado Teresa, Antonio, Estanislavo, Mariano, el abuelo Juan Mroczek y la abuela Elena Rybeniec.
Por este medio quiero honrar a mis abuelos, mis padres, amigos, y vecinos que colonizaron esta zona. Gente sufrida que aprendió a los golpes a trabajar la tierra, talar el monte, fabricar sus casas con los mínimos implementos que pudieron traer, sembrar la tierra y vivir de lo que ella les daba. También sufrieron las inclemencias del tiempo, los mosquitos, alimañas y todo tipo de animales existentes en aquella época. Todo esto fue apostando por un futuro mejor tan lejos de sus orígenes.
Mi padre, Casimiro Mroczek (le decían Morochet por lo difícil de pronunciar), para ayudar a los suyos, en los primeros años trabajó como jardinero en el bellísimo parque a orillas del Paraná propiedad del Sr. Adolfo J Schwelm que era un hombre rudo y severo, pero también justo. Papá trabajaba de sol a sol, y aprendió a usar unas pantuflas de sarga llamadas alpargatas (contaba mi padre).
Hemos vivido años muy felices
También decía que la naturaleza era formidable: había yaguaretés en la selva virgen. Se vio obligado a matar serpientes (yarará), mosquitos (mbariguis) de diferentes tipos. Además decía que la naturaleza era prodigiosa, pues había frutos selváticos exquisitos, miel de abeja. El verde de los bosques era infinito sobre una tierra roja. Sus arroyos, sus cascadas con sus mariposas exóticas y una variedad de pájaros muy grande.
Después de varios años de trabajo pudo comprarse un camión (Ford Ñato) con el cual se dedicó a ser transportista. Llevaba yerba, tung, madera de los obrajes, víveres y materiales que llegaban al puerto.
Formó pareja con mi madre, Filomena Mileski, y de este matrimonio nacieron el que escribe (Reinaldo Luis “Nito”), Elena Luisa y Edelmiro José. Formaron un destino compartido y, con mucho esfuerzo, construyeron la casa y plantaron la yerba en su chacra durante 1958 para que nos diera el sustento para la familia.
Hemos vivido años muy felices. Compartiendo con amigos partidos de fútbol, tererés por las tardes, travesuras... Construyendo embalses de agua en los arroyos cercanos, realizando incursiones por la selva cazando animales y juntando frutas silvestres (mango, guayaba, ita, pitanga, mora, pepinillos de monte, mburucuya, grosellas, araticum, banana, palta, etc)... Yendo al cine Eldorado que era propiedad de la familia Quirner, al Copetín al Paso, a los balnearios Piray Guazu y Piray Mini (Faubel), a las costas del Paraná para pescar y tomar baños de agua y sol, al parque Schwelm, al Salto Elena y Kipper de picnic. También quiero recordar la Cooperativa Agrícola Eldorado que fuera una de las más importantes del país.
Después de este relato quiero decir que aún recuerdo a mi padre siempre erguido entre el verdor de ese Eldorado que el amaba. Sostengo que sigo contando con su amparo y sé que vivía y ha muerto sin temor: Gracias por tamaña heredad.
Con respecto a mí, puedo decir que a los 14 años (año 1962) emigré con varios amigos de Eldorado (Brasil Parana, Nacho y Cuqui Chemes, Palaczuk, Luis Berwald, Espinola Oscar, Gamon Carmelo, Gumersindo Medina, Prochaska) para estudiar en la Escuela Técnica de Gualeguaychú, y luego terminar la Técnica en Concordia, Entre Ríos, ciudad en la que me afinqué y formé mi familia junto a Susana Beatriz Moreno. Tengo cuatro hijos: Maria Vanessa, Verónica Romina, Cristian Andrés y Mara Sthepanie. También tengo nietos (Jeremías y Ludmila Ben) y yernos (Santiago Ben y Ariel Garcia). Gran familia de la cual me siento muy orgulloso.