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Principal ? Content La historia de la Ecoaldea de Findhorn... Mar, 04/29/2014 - 01:50
Por Alberto D. Fraile Oliver
La historia de Findhorn puede ser contada de muchas maneras.
Puede contarse como la historia de cómo los seres humanos y la fuerzas de la naturaleza volvieron a entrar en contacto después de mucho tiempo y cómo llegaron a un pacto de mutua colaboración.
También puede ser contada como la historia de una lugar donde los seres humanos decidieron crear una comunidad en la que la integridad personal, la práctica espiritual y el crecimiento personal fueran lo más importante.
Otra forma de describir este lugar puede ser explicando que es un ejemplo para inspirar a los soñadores y darles alas para continuar creyendo en sus sueños.
Porque Findhorn además de ser un lugar, ubicado en Escocia, es también un milagro.
Es una utopía en un constante proceso de materialización que sirve de ejemplo e inspiración para todos aquellos que piensan que otra forma de vida es posible.
Es la confirmación de que hay lugar para esperanza y la paz en un mundo lleno de trampas.
En definitiva, Findhorn es un oasis en el camino. Un lugar donde nos podemos sanar de una de las más peligrosa enfermedades del alma: el cinismo.
La voz interior
La historia de Findhorn es muy peculiar. Todo comenzó en el año 1962 cuando Eileen Cady, su marido Peter y sus tres hijos, junto con Dorothy MacLean, dejaron su trabajo en el hotel del pueblo escocés de Forres.
Cogieron una caravana y se instalaron en las inmediaciones de un parque de caravanas ubicado en una pequeña localidad costera llamada Findhorn, próxima al hotel. En aquel momento no tenían intención de fundar una comunidad ni nada que se le pareciese.
Solo buscaban un lugar donde instalarse, y el dueño del parque de caravanas les dejó aparcar la suya en las inmediaciones de sus instalaciones para que pudieran utilizar los servicios del parque. En aquel lugar, este peculiar equipo inició una intensa práctica espiritual que les conduciría a una de las experiencias más sorprendentes de nuestro tiempo.
Eileen era una gran meditadora y tenía una profunda conexión espiritual. Una voz interior le iba dictando de una manera bastante concreta los pasos que debían dar. Uno de ellos fue la idea de montar un huerto. Eileen le transmitió las instrucciones precisas que había recibido a su marido Peter, que en marzo de 1963 se puso manos a la obra.
En un principio la idea no era muy lógica ya que Findhorn está situado sobre una zona de dunas de arena a lado de una playa, y las verduras no tiene muchas posibilidades de crecer allí. Sin embargo, la historia de Findhorn puede ser también narrada a través de los saltos al vacío que han tenido que dar sus miembros en muchas ocasiones. Su confianza ha sido puesta en juego en innumerables ocasiones y siempre han salido adelante pese a que a priori la lógica indicase lo contrario.
Dorothy a través de sus meditaciones se dio cuenta que podía contactar con las inteligencias formativas de la naturaleza, aquellas fuerzas que subyacen a todas las formas de la naturales planteas, árboles, ríos... lo que en sánscrito se conoce como Devas, y que significa los que brillan... algo sucedía porque en el huerto que Peter inició se recolectaban verduras cada vez más grandes.
Algo casi impensable en un suelo tan pobre como las dunas de Findhorn y que nadie podía explicar. Las verduras eran tan descomunales que este hecho atrajo la atención del mundo entero y el flujo de visitantes cambio las cosas para siempre y fue necesario establecer la comunidad que perdura hasta nuestros días. De lo que no hay duda para cualquiera de visite Findhorn es que la llama del espíritu está encendida en aquel lugar.
Años después, cuando la comunidad ya había sido fundada, Eileen recibió la indicación de comprar el hotel en el que había trabajado hasta el momento en el que se instalaron en el parque de caravanas. No tenía dinero para hacerlo, pero cuando tomaron la decisión de acatar la indicación de la voz interior el dinero apareció. En la actualidad el Cluny Hill Hotel, es una de las instalaciones docentes de la comunidad y un lugar lleno de luz por el que cada año pasas miles de personas para formarse.
Comunidad Espiritual, ecoaldea y centro educativo
A día de hoy, más de cuarenta años después de su fundación, aquella pequeña comunidad espiritual que había conectado con las fuerzas de la naturaleza se ha tenido que reinventar a sí misma en varias ocasiones.
Findhorn es una saludable ecoaldea (un pequeño pueblo sostenible), un centro educativo y una auténtica comunidad espiritual. Esas tres patas sujetan uno de los centros espirituales más importantes del mundo, que irradia en todas direcciones un mensaje de conexión entre la espiritualidad y la ecología, entre el ser interior y la naturaleza.
Un mensaje que nos recuerda que no estamos separados de la naturaleza sino que somos naturaleza, y que la naturaleza es sagrada. Allí, viven en armonía más de 200 familias, que aplican en su día a día grandes dosis de integridad, inspiración, creatividad, sostenibilidad y entendimiento. Este revolucionario asentamiento humano es un laboratorio donde se está diseñando la convivencia del futuro. Un lugar por el que merece la pena pasar aunque solo sea para confirmar que un lugar puede existir.
Un huerto de seres humanos
En la actualidad es un huerto de seres humanos por el que pasan miles de personas cada año para recibir enseñanzas en varias áreas: sostenibilidad, vida en comunidad, arte y meditación en contacto con la naturaleza. En su seno conviven e interactúan diferentes proyectos e iniciativas. Es un rico ecosistema de personas y proyectos que se relacionan y llegan a acuerdos.
Algunos de los habitantes han montado algunos proyectos empresariales que benefician a todos, por ejemplo, un grupo ha comprado unos molinos de viento con los que suministran energía eólica a toda la comunidad. Otros llevan una vida más austera volcados en el servicio a la comunidad y el trabajo docente o espiritual, y algunos más se dedican a trabajar y experimentar en los huertos.
La vida social en aquel lugar es muy rica y disponen de interesantes y evolucionados métodos de toma de decisión y resolución de conflictos. Sus habitantes conviven en pequeños barrios en los que abundan el arte, las plantas y los espacios de encuentro. Las casas están construidas con criterios absolutamente ecológicos que han ido sustituyendo a las iniciales caravanas.
Una de las virtudes de Findhorn es que no es un santuario espiritual construido en la cima de una montaña aislado del mundo, sino que es está en contacto con el mundo que le rodea. Es más, es uno de los motores de la economía de la región y ofrece a los habitantes de los alrededores varias atracciones muy apreciadas, una de ellas es un magnífico teatro con forma pentagonal por el que pasan artistas de todo el mundo.
Visitar Findhorn tiene un efecto muy terapéutico porque insufla aquel que pasa por allí de un soplo de esperanza.
Aquel lugar y la gente que lo habitan tienen un mensaje para el resto del mundo: otra forma de vida es posible y algunas personas ya la están experimentando.
Una forma de vida en contacto y devoción hacía la naturaleza, sin protagonismos personales y con unas relaciones humanas basadas en el respeto y la comunicación directa, una convivencia basada en la no-violencia, y la cooperación.
Más información: www.findhorn.org
MAS INFO: http://buenasiembra.blogspot.com.ar/2010/05/ecoaldeas-permacultura-y-contracultura.html