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La urbanización El Torreón era un sitio normal como cualquier otro menos en uno de sus apartamentos, el numerado con el 1553
Lisseth Villanueva era una joven ingeniero que acababa de ser contratada por una empresa transnacional, era un empleo muy importante para un profesional en su área, el problema era que estaba en una ciudad muy distante a la casa de sus padres, sin embargo el reto estaba planteado, sin pensarlo dos veces aceptó la propuesta y de inmediato se embarcó en la búsqueda de un apartamento en alquiler cercano a la empresa, buscó en internet y ubicó un portal especializado en alquileres de vivienda, tenían múltiples opciones, pero estaban fuera de su presupuesto, sin embargo contactó una cita con uno de los asesores de negocio, al día siguiente ya estaba en la oficina del asesor, este le mostró nuevamente las opciones que ya había visto en el sistema, Lisseth cortó con la exposición de venta del asesor.
- Mire, se que tiene la mejor de las intenciones, pero le voy a ser honesta, no tengo la capacidad de pago para esos alquileres, estoy acá porque tengo un nuevo empleo que es muy importante para mi, y necesito vivir acá, pero no con esos precios.
- Ok, la entiendo, pero es que los precios en esta zona son en todos dentro de este promedio, sin embargo..
- ¿Sin embargo que?, ¿tiene algo más económico?, no me importa si es muy humilde o pequeño, necesito es un lugar donde pueda guardar mis cosas y dormir, más nada.
- Bueno, no le garantizo nada, tome este número, es del dueño de un apartamento que le ha costado alquilar, llámalo a ver si le interesa.
- Gracias de verdad, muchas gracias.
Lissteh sale rápidamente de las oficinas, busca un lugar con algo de privacidad, un poco difícil en esa ciudad, camina un poco y ve una pequeña plaza y una banca libre, se sienta y llama al teléfono que el asesor le facilitó.
- Buenas tardes, ¿es el Señor Rolando?, lo llamo de parte de Pedro Martínez, Asesor de ventas de Provivienda, el me dijo que tenía un apartamento que me podría interesar, ¿todavía lo tiene?, ¿puedo verlo?, ok, de inmediato salgo para allá.
Asi fue, Lisseth encontró la solución a su problema habitacional, no pudo creer cuando llegó a la dirección, el apartamento estaba en una urbanización muy linda, era muy amplio, tenía puesto de estacionamiento y de visitantes, y el precio era la mitad de los precios que había visto en Provivienda, un mes de depósito y estaba amoblado con lo importante para vivir, nevera, cocina, un sofá bastante grande en la sala junto a un televisor, y dos cuartos ambos con cama, un cuarto grande y otro de tamaño normal, el dueño le dijo que no tenía objeción si sub arrendaba la habitación para ayudarse, todo fue mágico para ella, tenía el trabajo deseado y no pasaría trabajo con el presupuesto.
Tenía una semana para instalarse, en un taxi llegó con sus pertenencias, dos maletas con ropa, al llegar el taxi la dejó en la puerta del edificio junto a sus dos maletas, no dejaba de ver la entrada del edificio, pensó un poco antes de entrar, era como el tiempo para pensar que estaba dando un gran paso en su vida, después de graduada había regresado a la casa de su madre, ahí estuvo dos años, compartiendo con ella su hermana menor y Arturo el marido de su madre, esa puerta en el edificio 5, de la Urbanización el Torreón era el límite para el comienzo de una nueva vida.
Una pareja viene entrando al edificio, no parecen tener más de treinta años, y detrás de ellos dos niñas hermosas, Lisseth no pudo apartar la vistas de las niñas tan lindas, en eso sale de su letargo y ve que la pareja de rubios la está viendo con una sonrisa en el rostro.
- Disculpen, es que son tan lindas. < con la cara completamente sonrojada>
- Pero son tan tremendas como lindas, recuerda cuando la conozcas mejor de lo que te estoy diciendo <dice el padre seguido de una carcajada>
- ¿Te estas mudando?; Efrén ayuda con las maletas. <dice la linda rubia a su esposo>
- No se moleste, <dice Lisseth apenada>
- Nada de eso, ya eres parte de la familia del edificio cinco, ¿a donde te mudas?
- Alquilé el apartamento 1551.
- ¿En serio?, al fin ese piso tiene más de un vecino. <dice Nancy con tono de sorpresa>
- ¿Y cuantos apartamentos son por piso? <pregunta Lisseth>
- Cuatro, pero desde que vivimos acá en el piso cinco solo ha estado habitado un apartamento, el 1553. <dice Efrén>
En eso llega el ascensor y todos los abordan, la niñas juguetean mientras la mamá las intenta agarrar de las manos, Efren lleva las maletas y marca el piso 5 y el piso 8.
- Ven a la noche a la casa, al 1881, a eso de las ocho, van a cenar, así te damos la bienvenida.
- Seguro, ahí estaré.
Acomodó sus cosas en el apartamento, a media tarde bajó a conocer el pequeño parque de la urbanización, estaban unos cinco niños jugando en él, se sentó en una de las bancas a disfrutar de la brisa y del juego de los niños, abrió su bolso y sacó un libro y se dispuso a leerlo, todo estaba muy tranquilo, luego de un par de horas y unas veinte paginas del libro subió a su apartamento, tomó el ascensor, todo estaba muy solo, se aperturan las puertas del ascensor en su piso, sacó las llaves y se dispuso a abrir la puerta cuando oye unos pasos y voltea justo a la puerta del apartamento 1553 y ve una sombra en la parte baja de la puerta, como si alguien la observara por el visor de ella y ve como de repente se quita, se quedó un rato observando y continuó con la apertura de su puerta, entrando a su apartamento.
Eran las ocho y se dispuso a ir al apartamento de sus nuevos amigos, tomó el ascensor y al llegar tocó la puerta.
- Hola vecina, como estuvo tu día <La recibe Nancy>
- Todo muy bien, como vieron solo traje dos maletas, me fue fácil instalarme, luego baje al parque de la urbanización y leí unas paginas de un libro, es tan lindo el parque y muy tranquilo.
- Si, ese parque es muy bonito, mis hijas lo adoran, al traerlas del colegio siempre pasamos una media hora para que se diviertan para luego hacer las tareas, ¿quieres tomar algo?, yo estoy tomando un vino muy rico, ¿te provoca?.
- Si, porque no.
- Y en una hora comerás espaguetis a la Efrén, te chuparas los dedos <dice Efrén desde la cocina>
Luego de comer se sentaron en el balcón donde Efrén y Nancy se fumaron un cigarrillo como todas las noches, era su habito y Lisseth estaba invitada aunque no fumara.
- Esto es un placer, es el segundo sitio preferido para fumarme un cigarro luego de mi segunda cosa favorita que hago con Nancy. <Dice Efrén con una sonrisa pícara en su rostro>
- Loco que va a pensar Lisseth de nosotros <Dice Nancy muy sonrojada>
- Ustedes de verdad que saben disfrutar de la vida <dice riendo Lisseth>, saben hoy cuando subí del parque, sentí que me observaban del apartamento que queda frente al mio. <dice dando un giro al tema de conversación>
- ¿El 1553?, ahí vive un chico solo, de unos veintitrés o máximo veinticinco años, lo hemos visto contadas veces, todas muy tarde, cuando hemos regresado de fiestas o reuniones, después de la media noche, sabemos que es él porque en una oportunidad una de las niñas tocó el piso cinco sin darnos cuenta en el ascensor y al abrirse la puerta salimos sin verificar y lo vimos entrando en el apartamento, el 1553, un vecino que ya no vive acá, creo que se mudó porque nunca más lo vimos, nos dijo que el chico era escritor y vivía día y noche metido en sus escritos, que no era muy sociable. <dijo Nancy>.
- Y es blanco, muy blanco y te lo digo yo que soy rubio como tu me ves y delante de él te diría que luzco moreno, parece que nunca ha recibido un rayo de sol <Comentó Efrén>.
La conversación estuvo muy amena, se extendió mucho más de lo pensado, una botella de vino no fue suficiente, y la otra salió a proseguir el camino de la anterior, llegaron a la media noche y Lisseth se despidió, estaba ya algo mareada, Efrén se ofreció a acompañarla, pero Lisseth dijo que era solo unos metros de ascensor a puerta, que no hacía falta, demasiado buenos habían sido con ella, se prometieron repetir la noche y abordó el ascensor y este cerró sus puertas y bajó, entre lo mareada no recordó el tocar el piso del ascensor, sin embargo el mismo paró en su piso, las puertas se abren y sale sin ver, las actividades motoras de su cuerpo estaban algo acelerada producto a los efectos del vino y tropezó fuerte al salir, un aroma exquisito se impregnó en su olfato y sintió como unos fuertes brazos la tomaron de sus hombros para que no cayera al piso, entró en si, vio al frente de si, tuvo que levantar la mirada, estaba frente a un hombre joven, muy blanco, muy blanco y fuerte, quedó embobada observando ese rostro que la impactó.
- ¿Se siente bien? < una voz gruesa se deja sentir a sus oídos>
- Si, si, disculpe, salí sin ver, que pena, lo empuje, de verdad lo siento, no fue mi intención <como un chorro de agua a presión salieron todas las palabras a una velocidad impresionante>
- Calma, no te preocupes, yo también estuve mal, no dejé espacio para que salieras, creo que ambos estábamos apurados. <con un tono de voz que embobó a Lisseth>
- Disculpa de verdad, yo vivo en el 1551 ¿tu eres mi único vecino? el del 1153.
- Si, el mismo, Nícolas, Nícolas Braun ¿y tu?, ¿como te llamas?.
- Lisseth Villanueva, <las palabras salieron sin ella pensarlo>
- Bueno Lisseth, espero que hoy sea el primero de muchos días, por lo menos en el piso somos los únicos, que tengas buenas noches. <con una sensualidad en la voz que la hipnotizó>
- Igual, que te vaya bien. <responde llena de fascinación>
El ascensor cierra sus puertas y aquel joven baja, Lisseth quedó sola, parada a las puertas del ascensor, en eso la bombilla que alumbra el piso se apaga, Lisseth se sobresaltó, por inercia votea al apartamento 1553 y ve que la luz del apartamento esta prendida, se nota por debajo de la puerta y en eso ve como se corta parte de la luz con una sombra en movimiento, como el que hace una persona cuando camina, toma sus llaves y entra en su casa, no sin dejar de pensar en aquel joven que la impactó.
La semana pasó y Lisseth comenzó a trabajar, los primeros días eran de adaptación, con cursos de inducción para luego comenzar sus tareas laborales, llegaba todos los días a repasar todo lo aprendido del día, estaba empeñada a ser la mejor, el viernes llegó, Nancy la había llamado para reunirse en la noche, alli estaba, esta vez se fue preparada con una botella de vino, la noche fue muy buena, rieron y disfrutaron de la conversación, llegó el tema de Nícolas.
- Nícolas, asi se llama, amiga no perdiste tiempo <Dice Nancy tras una gran risa>
- No seas así, aunque el tipo es de un bello <Ríe Lisseth con una sonrisa pícara y un rostro rojo como un gran tomate>
- Ah, ya comenzaron con conversación de chicas, les doy diez minutos mientras voy a preparar unos entremeses y traigo la siguiente botella <Dice Efrén con voz lenta producto de los efectos del vino>
Nícolas un hombre muy seductor y misterioso
- Pero yo creo que no vive solo, mientras el se iba en el ascensor yo me quede toda embobada en la puerta del ascensor y la bombilla se quemó y se quedó el piso sin luz y por cosas de la vida vi hacia el apartamento de él y había una sombra moviéndose, como si me hubiera estado observando a través de la mirilla de la puerta.
- No se amiga, hasta donde me han contado, vive solo.
Eran las tres de la madrugada y Lisseth luego de tres botellas de vino se paró a duras penas, ya Efrén estaba durmiendo, los efectos del vino fueron más duros con él que con las chicas, se despidió de Nancy y ella bajó en el ascensor, llegó a su piso y comenzó a sacar las llaves, el ascensor cerró sus puertas, ella paró por un momento y levantó la mirada al apartamento 1553, sentía que la observaban, miró fijamente en la parte baja de la puerta, en eso un sonido, se sobresalto, creyó haber visto como una sombra se reflejó debajo de la puerta pero fijo su atención en el ascensor, estaba abriendo sus puertas, era Nícolas; estaba llegando, traía una bolsa con propaganda del restaurante hindú del Mall.
- Hola Lisset Villanueva, nosotros como que estamos predestinados a vernos a la salida del ascensor. <con una sonrisa que iluminaba su rostro>
- Hola Nícolas <rápidamente sonrojada>
- Estabas donde los vecinos del piso 8 <dijo sonriendo>
- ¿Y como sabes? <toda confundida>
- Je je, no pienses mal, es que estaba esperando el ascensor abajo y marqué el botón y estaba en el ocho, luego vi en el tablero que paró por un momento acá y lo saqué por conclusión <una sonrisa pícara se reflejó en su rostro>
- Si eres malo Nícolas, si, estaba donde Nancy y Efrén, ¿los conoces?.
- Bueno los he visto en un par de oportunidades.
- Si así me dijeron <las palabras salieron y queria devolverlas, ella se quería morir>
- Así que hablaron de mi <riendo y mirándola fijamente>
- Bueno si, pero no, es que..... <con el rostro completamente rojo>
- Mira, no importa, se que es tarde, pero traje mucha comida hindú y no creo comerla toda, me acompañarías, así nos conocemos un poco.
- Eh, si claro, porque no, me han dicho que ese restaurante es buenísimo.
- El restaurante, ¿como ?, ah la bolsa <sonriendo>
- Ves yo también tengo algo de detective.
Entraron a su apartamento, al 1553, hablaron por dos horas, compartieron la comida, tomaron juntos unas copas, que Lisseth solo las soportó por la compañía, ya que en su cuerpo había mucho pero mucho vino, rieron y luego se despidieron, un beso en la mejilla la hizo estremecer dentro de su ser, el apartamento 1553 cerró sus puertas y ella abrió las suyas y la de su corazón.
En esa semana Lisseth esperó paciente por la mirilla de su puerta, todos esos días a las doce de la media noche, Nícolas salía de su apartamento, ella esperaba, tenía mucha curiosidad, leía un libro mientras esperaba el sonido del ascensor, el mismo sonaba a la misma hora durante toda esa semana, a las tres de la madrugada.
LLegó el viernes, Lisseth como ya se había convertido en una costumbre estuvo en el piso ocho, visitando a quienes se habían convertido en sus amigos, después de una buen rato con sus vecinos a la medianoche se despidió, esta vez no bebió mucho, solo unas copas, dijo no sentirse muy bien del estomago <una pequeña mentira blanca>, todo para encontrarse con Nícolas con todos sus sentidos, bajó por las escaleras, esperó unos segundos y escuchó una puerta abrir y aceleró el paso y lo encontró, Nícolas la ve viniendo por las escaleras.
- ¿Haciendo ejercicio? <pregunta Nícolas muy pícaro en su tono>
- Tonto, es que no me apetecía bajar por ascensor, y tu ¿de salida?
- Si debo buscar unas cosas, ¿duermes temprano hoy?
- No se, quizás lea un libro por un rato <responde con misterio en su voz>
- Y si te dijera que me esperaras, me gustaría hablar contigo en un rato
- Y ¿llegas muy tarde?
- Espérame si, te aseguro que no te arrepentirás <despidiéndose con un beso en la mejilla que la hizo ruborizar>
Lisseth entro en su apartamento, sonrio al cerrar la puerta, dejó que las prendas que la vestían cayeran poco a poco al piso mientras va a la ducha, tenía que refrescarse, el calor que su cuerpo sintió minutos atrás le pedía hacerlo, dejó que las gotas refrescaran su rostro, luego su cuerpo recibió la caída del liquido hasta cubrirla por completo, mientras se duchaba solo podía pensar en Nícolas, como aquel hombre la hacía ruborizar, era una atracción muy fuerte, salió de la ducha y cubrió su cuerpo con cremas y dejó que un sensual perfume la acompañara, se colocó un pequeño vestido muy sensual y fresco y salió a la sala con un pequeño libro y se dejó caer en el sofá y disfrutó de una lectura previa a la llegada del impactante caballero.
Eran las tres en punto de la madrugada, Lisseth se había dormido hace una media hora en el sofá leyendo el libro, en eso el sonido del timbre de la puerta la despierta, se levanta sobresaltada, se asoma por la mirilla y estaba Nícolas del otro lado de la puerta, abre la puerta adormitada todavía, el tras luz de deja ver su desnudo cuerpo a través del claro y corto vestido, Lisseth entre dormida ve el rostro sorprendido de Nícolas y cierra la puerta de golpe, y le dice que la espere un momento, corriendo entra a su cuarto y se quita el corto y transparente vestido y se coloca un pantalón deportivo y una franela y sale corriendo del cuarto a abrir la puerta.
- Lista, ¿tarde mucho? <todavía con los rastros del sonrojado del rostro>
- No, para nada, estas muy linda, así deportiva, pero no me quejo de tu vestido de dormir <con una sonrisa llena de picardía>
- Tonto, mira que me devuelvo, me da mucha pena, es que me había quedado dormida y salí asi sin darme cuenta <respondió como niña regañada>
- Ven, traje algo rico para que degustemos mientras nos tomamos unas copas y conversamos <cos esa voz que la hipnotizaba>
Entraron en el apartamento 1553, esta vez Lisseth estaba más consciente que la vez anterior, ya no circulaba tanto alcohol por sus torrentes sanguíneos como aquella noche, se fijo más en los detalles, vio como las ventanas estaban ocultas tras grandes cortinas negras, todo estaba muy limpio, un sofá muy grande en medio de la sala y varios muebles de estilo muy moderno hacían ver la sala muy amplia, no había un televisor, ni equipo de sonido y algo que le extrañó más, no había fotos, ni cuadros y sobre todo espejos, fueron a la cocina, él la llevó y le dio dos copas, de una nevera muy moderna que mantenía el vino a la temperatura ideal sacó una botella de un vino muy fino, la descorchó mientras conversaba con ella, Lisseth lo escuchaba y observaba extasiada, aquel hombre poseía un magnetismo único y ella era presa de ese poder.
- Ven, sentémonos, quiero que me hables de ti, la última vez reímos mucho y charlamos de cosas banales, pero nada de ti, y me intrigas mucho <Dice Nícolas muy seriamente y en tono seductor>
- Y que te gustaría saber <responde de forma enigmática>
- Realmente todo, pero un inicio es de donde vienes, que hace una joven tan hermosa sola en esta ciudad.
Lisseth cuenta el motivo de su mudanza a la ciudad mientras degusta varias copas de vino, el la escuchaba muy atento, la hacía sentir muy segura, por un momento se levanta y le pide que lo espere un momento, entra en uno de los cuartos, escucha un sonido seco y luego voces pero muy bajas, no sabe si es de un televisor o una radio recién encendida, ella toma el vino de su copa, en eso Nícolas sale de la habitación, lo nota un poco nervioso.
- ¿Ocurre algo Nícolas?
- No, una llamada que debía hacer, pero nada importante, lo que pasa es que era fuera de los límites de acá, por eso la hora. <responde con cierto nerviosismo>, pero nada ya esta listo, dime ahora y la otra parte de la pregunta y ¿el novio donde lo dejaste?
- No, no tengo novio, es que me dediqué a mi profesión, no queria que nada me desenfocara, hasta que obtuviera el empleo que deseaba.
- Y como me contaste ya lo tienes, entonces ya no hay forma de desenfocar ¿Verdad? <responde mirando directamente a sus ojos>
- Oh, Nícolas, me sonrojas <Sin poder verlo a los ojos>
Son las cuatro Am, Nícolas la ve al rostro fijamente y la toma en sus brazos besándola apasionadamente, Lisseth se deja absorber por el magnetismo de aquel hombre, la pasión va creciendo con el momento, sus cuerpos se desean con locura, son las cuatro y cuarenta y cinco, Lisseth esta en éxtasis, sus labios solo responden a lo que piden los de Nícolas, la pasión los desborda, la puerta del cuarto principal se abre, una sombra se deja sentir mientras Lisseth está bajo los efectos de la pasión, Nícolas la arropa con sus brazos, la ropa que los protege cae una a una, al ritmo del éxtasis del momento, sus cuerpos desnudos esperan la conexión de sus almas, y en ese momento el tiempo se paralizó, por un instante su mente quedó absorbida en el limbo temporal, parte de ella quedó en ese lugar y parte de otro ser se fue con ella.
El reloj despertador suena, Lisseth lo oye, el sueño la domina, de pronto se levanta sobresaltada, desorientada, ve a un lado y otro, se despierta totalmente, reconoce el lugar, es su cuarto.
- ¿Como llegué aquí?, no recuerdo <pensó>, ¿y Nícolas?, ¿que hora es?, dios mio son las ocho, pero no recuerdo que pasó, Nícolas, si, estábamos juntos, pero no recuerdo. <su mente pensaba intentando aclarar su situación>
Lisseth se levanta y va a la ducha, todavía confundida, el liquido brota de las tuberías, se va depositando lentamente en la tina y burbujas comienzan a aparecer, la unión del frio y el calor se desliza por la blanca piel de Lisseth, su mente queda en blanco, los recuerdos de aquella noche van llegando a su mente, los besos, las caricias, sus cuerpos desnudos, luego un cortocircuito pasa por sus recuerdos, bebieron mucho, ella pensó que el efecto de la bebida hizo de las suyas, pero siente que algo dejó en ese apartamento y que necesitaba más, su cuerpo pedía más, luego un sueño la embargó y quedó su cuerpo desnudo sumergido en tibias aguas placenteras. Dos horas pasaron, Lisseth se despertó, tenía debilidad, un hambre profunda se hizo presente, las burbujas hicieron un sensual recorrido por su cuerpo mientras salía en busca de calmar el hambre desesperada, llegó a la cocina cobijada en una diminuta toalla, abrió el refrigerador y vio con desespero su interior, un pastel de manzana estaba en él, más abajo una caja con media pizza, frutas más a la derecha, estaba entrando en desespero hasta que vio un jugoso bistec crudo, en su sangre, lo vio por segundos y la ansiedad se transformo en placer, lo tomó rápidamente en sus manos y lo devoró, succionó su sangre y el placer llenó su rostro, fue a la sala, se sentó en el sofá, el delirio todavía estaba presente, sintió los efectos de saciedad como nunca lo había sentido, el timbre suena, se asoma por la mirilla, era Nancy.
- Hola, ¿que vas a hacer? <pregunta Nancy>
- No tenía nada para hoy, pasa <responde ella>
- Mírate, estas radiante <le dice Nancy con furor>, ¿que hiciste anoche?.
- Lo pasé de maravilla con Nícolas <Sin pensarlo dos veces deja salir su euforia>
- Ja, ja eres una pilla, mira vístete y acompáñame el Mall que voy a comprarme un vestido para una fiesta que tengo con Efrén y quiero impactar y me cuentas todo, no vas a dejar nada a la imaginación, todo <dice Nancy muy pícara en su comentario>
- Voy de inmediato <responde entre risas Lissteh>
Al salir del edificio siente que sus ojos le van a estallar y se para en plena salida, se tapa los ojos, mientras saca de su bolso unos grandes lentes oscuros.
- Mírate, asi será la resaca de ayer, ahora si quiero que me lo cuentes todo < dice Nancy entre risas>
Lisseth llegó a eso de las tres de la tarde, tenía mucho sueño, había pasado un buen momento de compras con Nancy, aprovechó y compró una lencería muy sensual, una combinación de negro y rojo, misterio y pasión, así se llamaba el modelo, quería usarlo hoy con Nícolas, necesitaba de él, entró en el apartamento, poco a poco mientras iba avanzando a su cuarto la ropa fue dejando su cuerpo, llegó a su cama y se dejo caer en ella completamente desnuda, el sueño llegó de inmediato, quedó sumergida en él, dejó deslizar su anatomía por todo el espacio de su aposento, su cuerpo era una sinfonía de sensualidad, se mostraba mientras que en sueños recorría el espacio, todo blanco como porcelana, con algunos ribetes rozados, las piernas juntas decidieron separarse y unas pequeñas marcas, dos círculos como pequeños lunares uno al lado del otro estaban presentes, muy junto al calor de su sexo, como un tatuaje perenne, dejando constancia que una marca en su cuerpo quedó de aquella noche en el apartamento 1553.
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