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La importancia de los movimientos sociales dentro del Estado como fenómenos sociales adquiere la necesidad de encontrar puntos de equilibrio entre las demandas populares y las ofertas institucionales
La teoría sostiene que los movimientos sociales los forman individuos que se sienten insignificantes o cuando menos desapegados socialmente. Los movimientos sociales producen una sensación de capacidad que los miembros del movimiento no tendrían de otra manera.
Se trata de hacer que las reivindicaciones resuenen en audiencias, medios, simpatizantes y afiliados potenciales. Los objetivos se basan en entendimientos culturales compartidos. Dicho de otra manera, se intenta que la perspectiva social se afiance firmemente en una ontología constructiva real, con sus interpretaciones, creencias, ideologías, valores y cualquier otro significado sobre el sentido de la preocupación de la sociedad.
Si bien la teoría de la movilización acepta la idea de que deben existir entendimientos compartidos sobre las injustas percibidas, no está sin embargo legitimado dentro de los enfoques programáticos de los partidos políticos, a no ser, claro está, en los períodos electorales. Esta problemática del alejamiento de los actores políticos de las demandas sociales, ha llevado precisamente a la vanguardia de la existencia de estos movimientos el argumento movilizador a las personas comprometidas con los derechos y necesidades básicos de la ciudadanía, desarrollando un marco de injusticias como colección de ideas y símbolos que ilustren cuán significativo es el problema y qué puede hacerse para aliviarlo desde el activismo del pueblo.
La importancia de los movimientos sociales dentro del Estado y sus efectos, buscan y confirman la necesidad de encontrar puntos de equilibrio dentro de una sociedad globalizada y cada vez más competitiva, recogiendo y exponiendo las prioridades y exigencias del individuo dentro de su entorno, en aras de satisfacer sus necesidades tanto propias como del grupo. Hoy, las claves para la estabilidad social, necesitan de tácticas de resistencia, lucha, y alianzas orientadas al bienestar de todos los miembros de la sociedad.
El término engloba movimientos muy diferentes, con objetivos en esferas tan distintas como la cultural, social, política, económica o personal, y con una composición por sectores, como obreros, mujeres, estudiantes, vecinos o grupos étnicos. Podemos pues definirlos como una forma de acción colectiva en la que un grupo más o menos organizado toma acciones fuera de las instituciones a fin de promover cambios esenciales.
Por supuesto, se supone que son el equivalente a una acción afirmativa de presión de la opinión pública. Su recorrido histórico es muy antiguo, podemos remontarnos a los Comuneros de Castilla. En realidad esto no es más que el posicionamiento de una idea con líderes carismáticos, donde su génesis deriva hacia un movimiento contundente, y una plataforma muy golosa en tiempos de campaña para que un partido alcance el poder.
Los movimientos sociales surgieron históricamente como consecuencia de distintas crisis
¿Cuál es el ejercicio de los derechos que persiguen estos movimientos?
1. Todas las personas son iguales y gozaran de los mismos derechos, deberes y oportunidades. Por lo que nadie podrá ser discriminado por razones de etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, identidad de género, identidad cultural, estado civil, idioma, religión, ideología, filiación política, pasado judicial, condición socio-económica, condición migratoria, orientación sexual, estado de salud, enfermedad, discapacidad, diferencia física; o por cualquier otra distinción que tenga por objeto menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos.
2. Los derechos y garantías establecidos en la Constitución.
3. Para el ejercicio de los derechos y las garantías constitucionales no se exigirán condiciones o requisitos que no estén establecidos en la propia Constitución o la ley.
4. Los derechos serán plenamente justiciables. No podrá alegarse falta de norma jurídica para justificar su violación, para desechar la acción por esos hechos ni para negar su reconocimiento.
En definitiva, los movimientos sociales han protagonizado desde siempre condicionantes que afectan la actitud hacia el Estado, los partidos y el Gobierno. Hoy en España se observa una inclinación a seguir tendencias nostálgicas muy poco sanas, y de los movimientos y su orientación dependerá el devenir de los próximos años. Todo gran cambio de la Historia Mundial, refleja que fue provocado por grupos sociales aplicando su resistencia y el respeto a pensar diferente.
El Gobierno es el órgano de autoridad formal más alto, pero no siempre es eficiente y justo por más que se atribuya esa condición, porque la mayoría de las veces no convence a los ciudadanos, más bien les enfrenta y les condiciona a apostar por desafíos complejos.