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Pedro Sánchez, aún habiéndose llenado la boca de rotundas negaciones, lleva preparándose el terreno de los indultos más tiempo del que los ciudadanos imaginamos. ¿Es esto el verdadero final de las tensiones independentistas?
Des de muy temprano el conflicto, se han barajado diversas aternativas que supuestamente atajarían el conflicto catalán. La administración de Rajoy contempló las más indolentes y agresivas. Ignoró la vehemencia del gobierno catalán en pos de declarar unilateralmente la independencia, y optó por desplegar toda la contundencia del estado para achacar aún más la sociedad civil catalana, con la perspectiva de que los partidos rupturistas optaran por acabar su cruzada separatista. Nada más lejos, la escalada de tensiones finalizó con un referéndum ilegal, que desembocó en un auténtico espectáculo circense para la ciudadania, que se vió en medio de los bramidos envalentonadores de los líderes catalanes y las porras incontenidas de las fuerzas de seguridad del Estado.
Por supuesto el episodio, días después, acabó con el aprisionamiento de las autoridades responsables: el vicepresidente, consejeros y dos líderes de organizaciones civiles. El emborollo fue de escándalo, los partidos pro-indpendéncia abanderaron a sus compañeros encarcelados, los convirtieron en mártires de al causa y la sociedad catalana se lanzó desesperada a las callses, entonando cánticos de injustícia y libertad para sus líders encausados. Los llantos y vagas estrategias políticas no frenaron la maquinaria constitucional, el Tribunal Supremo los juzgó a todos y los mandó de vuelta a prisón, esta vez con los cargos de rebelión, sedición y malversación a sus espaldas. Pareciera el movimeinto separatista apagado, consumido por años de inoperancia y resultados estériles, sin embargo la cruda condena a sus casi olvidados "presos políticos" realzó los ánimos de esa muchedumbre entre indpendentista y sediciosa. De poco sirvió también, la condena siguió sin adulterarse. Luego fuimos testigos de los vaivenes entre 3r grado y libertades condicionales. Al fin y al cabo de presos tienen solo el nombre, fichan como cualquier funcionario escapista de su puesto de trabajo, mas poco pisan la cárcel sinó es para salir en las fotos de pena. Y aunque las elecciones devolvieron otra vez más el poder a esa turba descompasada de partidos independentistas, no cabe duda que su vigor referendista ha desaparecido tras tantos desengaños. Qué se puede esperar de un movimeinto dirigido por un prófugo, cuya credibilidad sigue camino contrario a las tallas de su traje, o por un preso que parece levantarse un día catalanista, al otro rupturista y al siguiente dialogante pero convencido del mandato popular. Parecen ya una temporada sobre-renovada de una serie mas o menos buena que ensanchan para ver si rascan algo de audiencia. Mientras se pelean y se tiran de los pelos como si de una refriega escolar se tratase, el gobierno central decide que la mejor manera de acortar el problema es sorteando la jurisprudencia y la Consitución y perdonarlos legalmente con fines políticos. Vaya un estratega nuestro presidente. Recapitulemos, sus líderes en prisón o exiliados, el moviemnto perdiendo fuelle a más no poder, con el COVID-19 pocas o ningua manifestación social; la pregunta es: ¿que clase de genial estadista ha visto necesario revigorizar el problema y echar a la calle a unos convictos casi olvidados? La respuesta es Pedro Sánchez.
Hay que reconocer aún así la audacia de su movimeineto. En plena pugna por la opinión pública, después del desgaste político que la pandémia está suponiendo, tras el vatacazo precedentario de Madrid y con la oposición y sus aliados soplándole en la nuca aún con todo se arriesga y tira los indultos adelante. No sabremos nunca si nuestro bienamado presidente atiende a los datos, pero si lo hiciera vería que su acto de traición a los más unionistas de su electorado le va a costar unos puntos electorales clave a favor de sus rivales del PP. Tampoco yo logro conseguir entrever donde está el beneficio que ha sacado, teniendo en cuenta que ni tan solo consiguió una legislatura en Catalunña aun y haber ganado su exministro las elecciones. Cree en su mente brillante que este movimiento le va a otorgar la medallita de héroe y que además va a ser el campeón que hunidó con abrazos y elogios al independentismo. Pero otra vez me pregunto si el excelentísmo señor Sánchez atiende a los datos, que claramente nos enseñan que los secesionistas solo buscan la confrontación pues es su abono. Sin disupta contra el Estado no exisitiría la tropa de Junts, ERC y la CUP. Este perdón solo va hacer que avivar un poco más la hartada llama de los separatistas que estan ansiosos por tal de que les renueven el guión de su pésima obra de teatro. Así que mientras nuestro socialista favorito se da golpecitos en la espalda a si mismo por su gran labor terriotrial, el incansable "dúo dinámico" de Puigdemont y Junqueras ya se friegan las manos, para de esta manera seguir unos desde Madrid, otros desde Lledoners y otros desde Waterloo danzando sobre las cenizas del país que ellos mismos hicieron arder.