Calentito y cuidado cómo en algodones, Isidro se encontraba en la panza de su mamá, los días pasaban y su cuerpecito ya había completado la forma y el tamaño para ser un ciudadano más caminando por este mundo, en poquitos días el saldría de allí, nadie le había avisado que este mundo era cruel, hasta ahora solo había conocido la ternura y el amor que provenía de un lugar bien cerquita de él... el corazón de mamá.

Sus latidos le habían acompañado siempre, eran cómo un compás que iban marcando su vida, su crecimiento, su alegría, esos momentos para él eran eternos, nada podría suponer que habría un trájico desenlace, algo que para su cabecita no tenía explicación.

De pronto por un instante el corazón de mamá se detuvo, algo pasó que no puedo comprender, se abre una puerta a un mundo despiadado, algo desconocido para mi, me encuentro en otro lugar, frío y sin vida, lejos de mi cálido lugar. El corazón de mamá ya no late más, solo siento voces, corridas y alguna mano externa que me quiere acariciar, solo quisiera huir, lejos de aquí hasta encontrar mi antiguo lugar.

Nunca supe que un tal Carlos Emanuel Burgos, me arrancó de allí, la miró a mamá a los ojos y con un arma le disparó, no me dejó la occión, yo no pude elegir, también tuve buena conducta en la panza de mamá; pero él me ejecutó.

Solo me quiero morir, partir a otro mundo donde quizá todo sea mejor, estos sujetos me arrancaron el derecho de vivir, adiós le quisiera decir a mamá, algún día la voy a poder ver allá en el cielo conmigo, ella me acariciaba todos los días y a toda hora, me llenaba de su amor, me inspiraba confianza, me prometía un mundo de amor.

Todo terminó de manera fatal porque nadie me cuidó ni la cuidó a mamá, nadie hizo que este mundo por el cual solo pasé por unos instantes, fuera seguro para mi, a nadie le importó mamá, a nadie le importó yo...a nadi...e.