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Jugador genial, hombre carismático y entrenador revolucionario: Johan Cruyff, fallecido el jueves a la edad de 68 años tras un cáncer de pulmón, era un icono que nunca dejó indiferentes a los aficionados al fútbol.
Estaba en la categoría de los Pelé, Maradona, Di Stefano.
El niño de las calles de Amsterdam es una leyenda. Un personaje fuera de lo común. Un jugador con alma de rebelde que fumaba en el descanso de los partidos y que tenía una gran clase en el terreno con su pelo largo.
Fue el número 14 más célebre del planeta fútbol. El ex entrenador del FC Barcelona cuya herencia en el Camp Nou sigue latente hoy.
El nombre de Cruyff se liga primero al del Ajax y a su "fútbol total".
En dos estancias y jugando 364 partidos con la camiseta de su club holandés, el extremo, capaz de jugar con los dos pies, marcó 269 goles, algunos extraordinarios. Su talento fue descubierto por el entrenador Rinus Michels, su mentor.
Con el Ajax, ganó la Copa de Europa en 1971, 1972 y 1973. Fue también el primer jugador en ganar tres Balones de Oro (1971, 1973 y 1974).
- Rock-star -
Cruyff se convirtió pronto en la referencia con su apariencia de rock-star y su elegancia natural con el balón en el pie.
El estilo ofensivo del Ajax (y de Holanda después) se opone al catenaccio, entonces el modelo predominante en Europa, sobre todo con el Inter de Milán.
Cruyff, cuya higiene de vida no era un modelo, según varios de sus compañeros de la época, es infatigable en los terrenos y construye lo que se llamará el "fútbol total": presión alta, velocidad de juegos, puestos intercambiables.
La elegancia da sus frutos: ocho títulos de campeón de Holanda con el Ajax, tres Copas de Europa, siendo en una de ellas máximo goleador, una Copa Intercontinental, una Supercopa de Europa.
En equipo nacional, el holandés se acercó a lo máximo, alcanzando la final del Mundial-1974. Fue el mejor jugador del torneo con los Oranje, entonces probablemente el mejor equipo del mundo.
Pero fue la selección de Alemania Occidental de Franz Beckenbauer la que se llevó el título (2-1).
El Kaiser, elogioso, dijo después que Cruyff era de "los que han hecho del fútbol un arte".
Después vino la era barcelonista, en pleno período franquista. Dejó los canales de Amsterdam para irse a Cataluña en 1973 a un club que no había ganado ningún título de la liga española desde 1960.
El traspaso fue un éxito total. Tras el primer partido del "Holandés volador" con los colores blaugranas, el equipo no perdió ningún partido de la temporada y ganó la Liga.
- Héroe barcelonista -
En la época, Cruyff confiesa que habría podido firmar un año antes por el Real Madrid y no quiso. Eso le hizo un héroe en Barcelona, con el que ganó también la Copa de España (1978).
Eso no le impidió partir de Barcelona, enfadado con sus dirigentes, y exiliarse dos años en Estados Unidos (1979-1981), antes de regresar al Ajax, donde ganó dos nuevos títulos (1981-1983).
Imprevisible, se volvió a enfadar con sus dirigentes del Ajax y realizó la peor de las afrentas, irse a los enemigos del Feyenoord, ofreciendo al al club de Rotterdam un doblete copa-liga antes de colgar las botas a los 37 años, tras veinte años pasados driblando al mundo.
"Encarno una época en la que el fútbol ofensivo era sinónimo de éxito. El placer es una noción fundamental", explicó.
Un principio que guio también su carrera de entrenador en sus clubes más queridos, Ajax y Barcelona, con los que obtuvo muchos éxitos, entre ellos la Copa de Europa en 1992 con el Barça.
Sufriendo problemas cardíacos, y después pulmonares, la estrella dio un paso al costado en 1996, convirtiéndose en consultor, sin pelos en la lengua.
Sus crónicas en la prensa holandesa eran siempre esperadas con inquietud por los futbolistas de su país. Ya que Cruyff es duro en sus opiniones. Así fue hasta este mes de marzo. Pese a la enfermedad, Cruyff continuó dando sus opiniones en las columnas del Telegraaf, diario holandés. Falleció rodeados de los suyos, este jueves en Barcelona.