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El entrenador portugués José Mourinho, que este jueves fue destituido del Chelsea inglés, se ha ganado durante su carrera la reputación de fino estratega y fiero polemista, lo que le ha valido la enemistad de muchos compañeros.
Josep Guardiola, Claudio Rainieri, Arsene Wenger, Rafa Benítez, Tito Vilanova, Iker Casillas, Manolo Preciado, André Villas-Boas, Manuel Pellegrini.... la lista de blancos de los dardos del portugués es larga.
Sin embargo, todos reconocían su talento para la guerra psicológica -Guardiola dijo que era "el amo" en ese terreno- y para motivar a unos jugadores que en muchos casos lo han adorado. Entre otras cosas, porque les da triunfos.
En su palmarés hay dos Champions League (Oporto 2004, Inter de Milán 2010), dos ligas portuguesas, tres ligas inglesas, dos italianas y una española, además de cuatro copas, una con cada uno de los grandes equipos que ha entrenado: Oporto, Inter, Chelsea y Real Madrid.
"Mourinho es muy especial porque es un hombre auténtico y leal. Cuando un entrenador es franco, llega a obtener el 100% de los jugadores que entrena. Pienso que el secreto de Mourinho es su gran lealtad", dijo de él Marco Materazzi, el defensa del Inter de Milán que ganó bajo su tutela la Champions League en 2010.
Este padre de dos hijos, que se casó con un amor de juventud, era conocido en Inglaterra como "el especial", "the Special One", el mote que propuso a la prensa inglesa a su llegada al Chelsea en 2004 y que ésta adoptó con entusiasmo.
Mourinho es uno de los entrenadores más elegantes del mundo -en el capítulo indumentaria sus grandes rivales son el italiano Massimiliano Allegri y Josep Guardiola-, y tiene un carácter fuerte y un verbo afilado.
Álvaro Arbeloa, que lo tuvo de entrenador en el Madrid, dijo que Mourinho dejaba las cosas muy claras desde el primer día. "Nosotros nos damos cuenta de quién es Mou un día de pretemporada. Los españoles veníamos de ser campeones del mundo y nos incorporamos en Los Ángeles. Allí jugamos un partido contra los Galaxy y en el descanso palmábamos 2-0", recordó.
"¡Los gritos que soltó por esa boca! A todos, no se salvó ni uno. Aprendimos rápido quién era Mou. Tú no te imaginabas a (su predecesor Manuel) Pellegrini gritándole así a Cristiano", narró a la revista Jot Down.
- El fútbol, en el nombre del padre -
José Mário dos Santos Mourinho Félix nació el 26 de enero de 1963 en Setúbal, Portugal, una ciudad futbolera de 120.000 habitantes, 50 kilómetros al sur de Lisboa, que le dedicó una calle a su hijo ilustre.
Su padre, Félix Mourinho, que este año enfermó gravemente, fue portero del Belenenses de la primera división portuguesa y entrenador, y llegó a tener como jugador a José Mourinho en su modesta carrera.
Tras aprender a la sombra del inglés Bobby Robson, del que fue traductor en el FC Oporto y Barcelona, siguió en el club catalán como ayudante de Louis Van Gaal, del que aprendió su disciplina holandesa y a cuidar los mínimos detalles. Se lanzó después en solitario a los banquillos y ganó con el Oporto la Copa de la UEFA en 2003 y la Liga de Campeones de 2004, el triunfo que le dio fama internacional.
De Portugal saltó al Chelsea, en 2004. Con el equipo de Roman Abramovich logró dos Ligas inglesas y una Copa, pero le quedó la frustración de no repetir triunfo en la Liga de Campeones, algo de lo que se resarció en el Inter de Milán.
Permaneció dos temporadas al frente del equipo italiano con el que logró en 2010 el 'triplete' Serie A, Copa de Italia y Liga de Campeones, tras lo cual su reputación de entrenador milagroso le abrió las puertas del Real Madrid con el gran objetivo de la Copa de Europa, que no logró tras caer en semifinales en tres ocasiones, una ante el gran enemigo, el Barcelona.
Su paso por el equipo blanco se vio marcado por su duelo con el FC Barcelona de Guardiola, cuya hegemonía europea parecía tocarlo en lo más hondo llevándolo a salidas de tono como cuando metió el dedo en el ojo al posterior entrenador azulgrana, Tito Vilanova, actualmente fallecido.
Finalmente, tras su paso accidentado por el Madrid, volvió al Chelsea en 2013, pidiendo a la prensa que lo llamara "el feliz". Pero la dicha acabó este jueves, con su despido del club londinese, su segunda salida consecutiva en falso de un equipo, la tercera de su carrera.
"Sobre mí se cuentan muchas más mentiras que verdades, pero es parte del juego, de la vida.... Con todas las piedras que lanzan contra mí se podría hacer un monumento", dijo cuando estaba en el Madrid.