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La joven periodista francesa Camille Lepage, de 26 años, murió cuando efectuaba un reportaje en la República Centroafricana, anunció el presidente francés, François Hollande.
Desde Georgia, donde se encontraba de visita, Hollande dijo el martes a la prensa que la fotorreportera cayó "tal vez en una emboscada". El presidente prometió que se emplearán "todos los medios necesarios para aclarar las circunstancias de este asesinato" y encontrar a los culpables.
El Consejo de Seguridad de la ONU "condenó firmemente" la muerte de Lepage y pidió a las autoridades centroafricanas que investiguen el caso.
Según el Elíseo, una patrulla de la fuerza francesa de pacificación Sangaris descubrió el cadaver de la fotógrafa al controlar un vehículo conducido por milicianos antibalaka (de mayoría cristiana), en la región de Bouar (oeste del país).
Una fuente militar francesa indicó a la AFP que la joven iba con milicianos antibalaka para hacer su reportaje, y que "habrían caído en una emboscada tendida con toda seguridad por los elementos armados que pululan por la región".
Según la fuente, la periodista recibió disparos y los milicianos decidieron cargar con su cadáver y los de sus compañeros. La fuente añadió que "se ha abierto una investigación para determinar las circunstancias exactas de su muerte".
Desde Washington, el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, prometió en declaraciones a la AFP que no habrá "impunidad" para quienes "a través de los periodistas atacan la libertad fundamental de informar y ser informado".
Hollande añadió que la joven trabajaba "en condiciones extremadamente difíciles en la República Centroafricana".
El país africano entró en una espiral de violencia confesional cuando los rebeldes seleka, en su mayoría musulmanes, tomaron brevemente el poder entre marzo de 2013 y enero de 2014, en un país donde el 80% de la población es cristiana.
En respuesta a la violencia de los seleka se formaron las llamadas milicias "antibalaka", compuestas esencialmente de cristianos hostiles a estos y en general a los musulmanes, y que también han sembrado el terror por todo el país.
"Mi hija (...) sólo tenía una ambición, que era dar testimonio de la gente de la que no se habla, y que estaba en peligro", declaró la madre de Camille Lepage a la radio privada RTL.
Al llegar en 2012 a Juba, capital de Sudán del Sur, la joven trabajó como colaboradora para la AFP, entre otros medios. El jefe de fotografía de la Agencia France-Presse para África del Este, Carl de Souza, guarda el recuerdo de una periodista "muy entusiasta y ávida de aprender".
"No era para nada una cabeza loca. Sabía exactamente lo que hacía", aseguró a la AFP Virginie Terrasse, cofundadora de la agencia Hans Lucas, de la que formaba parte Camille Lepage.
La periodista, que en su portal web manifestaba su interés por "las poblaciones ignoradas y la mayor parte del tiempo abandonadas por su propio gobierno", efectuó reportajes en campos de refugiados y en centros de rehabilitación para amputados de guerra.
Según Reporteros Sin Fronteras (RSF), 18 periodistas han muerto en todo el mundo desde comienzos de año en el ejercicio de su profesión. El 2 de noviembre de 2013, dos periodistas franceses de Radio Francia Internacional (RFI), Ghislaine Dupont y Claude Verlon, fueron asesinados en Mali tras ser secuestrados mientras efectuaban un reportaje.