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"Justicia" argentina al plato

21/07/2020 22:16 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El aberrante hecho que saca perfectamente a la luz lo que sucede con la justicia argentina, y como funciona el sistema de la burocracia judicial que ni siquiera la policía puede hacer nada cuando los jueces y fiscales condenan al inocente

El hecho ocurrió en el partido de Quilmes, provincia de Bs. As. y escucharlo se te hiela la sangre. El jubilado de setenta y un años vivía tranquilamente en su residencia después de una dura vida de sacrificio. Quizás su descanso no fuera tanto "descansar", en el diario vivir de sobrellevar varias enfermedades, angustias y el malestar sumado a esta triste situación de sobrevivir a un virus en tiempos de pandemia, y siendo él una persona de riesgo.

Pero; como todo es poco para esta vida desgraciada, no bastó su cuarentena para estar libre del terrible mal.

Los delincuentes seguramente sabían de la fragilidad del anciano, lo que supuesta mente no calcularon era que el señor herrero de setenta y un años portaba un arma. 

A estos delincuentes no les alcanzó con robarle algunas cosas de su taller de herrería, los delincuentes aquella noche trágica decidieron volver para llevar algunas cosas más, pero aún no estaban satisfechos.

El anciano escuchó los ruidos y despertó las dos veces que le entraron al taller, por lo cual se quedó sentado alerta de que algo estaba ocurriendo. Seguramente el hombre fuera duro, un hombre acostumbrado a los desafíos de la vida y no iban a asustarlo fácilmente, pero nunca imaginó lo que aquella noche la fatalidad le tenía preservado.

Se quedó dormido en el sillón, porque ya era de madrugada. Los delincuentes agazapados lo vieron como presa fácil. Decidieron irrumpir en la casa del hombre que a esas horas estaba desprevenido. Eran aproximadamente tres hombres pertenecientes a la barra brava de Quilmes. Maliciosos y hambrientos de sangre, lo agarraron para quitarles algunos ahorros que ellos suponían; "el viejo debe tener".

Los golpes y el maltrato no alcanzaron para amedrantar al anciano y enfermo herrero. Ellos no sabrían que él tenía un arma totalmente autorizada y que además sabía usar. La cuestión que en la habitación de la víctima se arma un tremendo tiroteo, tres contra uno. Los delincuentes huyen, porque seguramente el anciano los madrugó con el arma. Salen por los techos en medio de un vendaval de balas pero uno es alcanzado por los tiros, aunque no se sabe muy bien en que situación del enfrentamiento ocurre este hecho.

Uno de los delincuentes, el que huye herido, cae en la calle y muere por efectos del disparo.

Esto es tan bochornoso que hasta cuesta escribirlo.

Estas cosas ocurren en este país que se cree libre, progresista y se jacta de justicia social. Sin embargo esto es una aberración propias de fiscales corruptos, que se empacharon estudiando el abolicionismo del juez Zaffaroni. Quien intenta abolir el código penal insinuando que los delincuentes son las víctimas.

Veamos lo que ocurre después, la policía detiene al señor herrero que actuó totalmente en defensa propia, sin lugar a la mínima duda, ya que los delincuentes le entraron a su casa y él estaba cumpliendo estrictamente su cuarentena. Los delincuentes estaban buscando premeditadamente dañar a los ocupantes de esa casa, sin embargo, salvo el que murió, los otros siguen libres y la víctima terminó tirado en una comisaría. 

Los fiscales y jueces del abolicionismo corrupto actúan así, porque no les sucede a un padre o algún hijo o familiar de ellos mismos, entonces se rasgan las vestiduras en defensa de malvivientes que no tienen el mínimo de respeto por la vida del otro.

El señor herrero, por razón de sus múltiples problemas de salud sumado al estado de conmoción por todo lo sucedido, le dieron prisión domiciliaria. Sin embargo hay un agravante más, le dieron a última hora una condena por homicidio agravado, porque según el fiscal, el hombre remató al delincuente en la calle.

Cuando el derecho del ciudadano atenta contra el orden de la vida, la interpretación de la ley realizada por un letrado pierdo absoluto valor. Un hombre catedrático en derecho, no puede hacer uso de sus facultades para distorsionar los derechos que atentan contra el sentido común de las personas.

Si retrotraemos toda la historia, el hombre solo estaba en su casa, los delincuentes iban y venían con intensión de hacer daño. Lo lograron y peor aún, salieron mortalmente dañados.

 

Carlos Polleé

 


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