Uno de los mejores hábitos que toda persona puede, y debe adoptar es la lectura. Sus beneficios y aportaciones son casi innumerables, y no me detendré ahora en ello. Pero por diferentes circunstancias muchos los hemos dejado escapar. El Kindle es una muy buena herramienta para retomar o iniciar la lectura de libros, a cualquier edad, en cualquier momento, y te voy a contar por qué en primera persona.

Hace mucho que no escribo en mi blog, y realmente no se por dónde empezar, así que escribo del tirón, y prometo ser breve y no aburrirte. La razón por la que no he publicado en varios meses es la misma por la que fui abandonando mi hábito a la lectura, y tal vez sea la misma que ha tenido en tí el mismo efecto: saturación, saturación a todos los niveles.

Yo leo, y leo mucho, pero no lo hago por el puro placer de leer. Estudio, y esto me obliga a leer, pero se trata de una lectura impuesta, por mucho que me guste aquello que estoy leyendo/estudiando. También trabajo y esto, como a todos, me resta tiempo, y me causa cansancio físico y mental. Y luego están las mil cosas que tenemos que hacer cada día, los que tienen familia a la que han de dedicar parte de su tiempo y mil historias mas. Y ya, de la incidencia de Netflix y similares, ni hablamos.

Todo esto puede sonar a excusa barata, pero lo consideres como lo consideres, el efecto provocado es que progresivamente fui abandonando el hábito a la lectura. Siempre he tenido iPad, y con él llegó el gran intento. Pantalla de gran calidad, un app de Libros excelente, bla, bla, bla... Cientos de libros se acumulaban y no había por dónde cogerlos. El problema se acentuó cuando me pase a ese iPad Pro de casi trece pulgadas. ¿Útil? Incuestionablemente ¿Útil para leer? Incuestionablemente no. A ver, ¿voy a ir todo el día con semejante aparato a cuestas por si me apetece seguir con la novela? ¿Lo voy a estar sacando cada dos por tres en la parada de bus, en un parque...? Está claro que no.

Yo devoraba libros de pequeño, y de joven. Pero cuando llegó la edad adulta, esa en la que las responsabilidades hacen acto de presencia, la cosa se torció. Ahora he decidido darme un nuevo empujón para comenzar a leer de nuevo, no por obligación, sino porque me gusta realmente. Así que me he comprado un Kindle de Amazon, sobre el que no me voy a extender. Simplemente mencionaré que he optado por el color blanco, que me permite leer casi como si de papel se tratase, pesa muy poco y, sobre todo, es muy muy cómodo en dos sentidos. Primero, para que me acompañe a todas partes, y así poder leer allí donde y cuando me apetezca hacerlo. Segundo, porque su diseño no cansa la vista, como si ocurre con las pantallas de las tablets. Y para colmo, en mi Kindle puedo llevar siempre conmigo cientos, miles de libros, y ello a pesar de que no creo que nadie lea a la vez más de ¿dos? ¿tres? ¿cuatro libros a lo sumo?

Si escribo este post ahora es porque mi decisión está funcionando. Lo tengo en mis manos un par de semanas, y leo cada día. En ello también puede influir la novela que he escogido para iniciarme en él, Apocalipsis Z , del pontevedrés Manel Loureiro, una obra que ya en su día me recomendó mi amigo Ayoze y que, escrita a modo de diario personal, te engancha página a página. Pero a pesar de esta influencia, obvia, lo cierto es que me siento cómodo, me gusta coger mi Kindle y avanzar un buen puñado de páginas. ¿Efecto novedad? No lo creo. Leer, como he dicho, siempre me ha gustado, simplemente necesitaba aquello que me hiciese ser consciente de ello de nuevo.

Dicho lo dicho, padres, madres, regaladle un Kindle a vuestros hijos e hijas. Tal vez no les haga tanta ilusión como la Play o el nuevo iPhone, pero estaréis haciendo algo bueno por ellos invitándoles a imaginar, soñar y vivir a través de la palabra escrita.

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