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Ya pierdo la cuenta de los días que esta maldita pandemia nos ha arrebatado.
¿Pero como olvidar las miradas, los gestos, las confidencias y los abrazos?
En este mundo más globalizado y conectado que nunca, se nos estaba olvidando el verdadero significado de la vida, que no es otro que el del amor.
Ahora y casi obligados por la distancia, volvemos a dar valor al significado de la palabra.
Palabras olvidadas como "te quiero", "¿como estás?, o eres lo mejor de mi vida, han vuelto a nuestro vocabulario de forma habitual y que sirven para reconfortar el alma cuando son expresadas desde la sinceridad del corazón.
Los más pequeños de la casa han entendido que son transmisores de la esperanza y del nuevo amanecer, por eso hay que entender que sus enfados y rabietas son motivadas por la inédita situación a la que se enfrentan. Por eso las madres y padres deben ser especialmente pacientes y comprensivos pues su amor es incondicional y sincero.
Pronto llegarán los abrazos y los besos que harán que los reencuentros cobren merecida recompensa.
Y mientras llega ese momento, yo seguiré soñando con Priego y sus gentes, con su Vega Cesma donde me siento libre, con sus amaneceres de película, con sus atardeceres dorados y con lo mucho y bueno que nos une a todos.