Cómo siempre los actos humanos salen a luz a través de pequeñas acciones, siempre hay una punta del ovillo que deja el sabor amargo de las bajas intenciones humanas.

En medio de los festejos que se realizaron en la ciudad de Buenos Aires, donde se vivió una fiesta inolvidable, sin partidismo, ni banderas políticas de ninguna clase, donde un pueblo festejó en completa paz su fiesta; la fiesta de su aniversario patrio.

En medio de todo y casi llegando a su fin aparece en el palco presidencial una galera, cómo salida de la galera, con una inscricción que decía: "Kirchner presidente 2011" juguetearon un rato con ella como chicos descuidados y luego se la coloca en la cabeza, la misma presidenta; cómo si tan solo se tratara de un juego.

Si, tal vez, una pequeña ambición, esos pequeños desliz de entre-casa, cómo cuando a alguno se le escapa un gas en medio de una reunión, que habiendo hecho todo tan prolijamente, pudiendo acabar el día con grandeza; no podía faltar, cómo escapándose, ese deseo incontenible de querer aventajar.

Esa cosa nuestra, que nos gano cierta prestigio en algunos lugares, de viveza criolla, lástima que todo se halla perpetrado allí, nada más y nada menos que en el palco oficial, y nada más y nada menos que quienes jugaban con ello era el mismisimo matrimonio presidencial.