Lo que se ve es una rebeldía sin rumbo, la rebeldía cuando tiene una meta no es mala, es decir; me rebelo contra la injusticia y tomo partido en una situación trabajando en ello para obtener un resultado positivo o más justo.

Pero la rebeldía simplemente por rebeldía es dañina, una persona se puede rebelar contra su condición de pobreza y trabajar y estudiar para ser alguien en la vida alcanzando grandes logros personales. Otro ejemplo es cuando una persona se rebela contra la pobreza que hay en los pueblos del interior del país y trabaja en ello para lograr por ejemplo; que puedan tener luz eléctrica o hace algún aporte como el grupo de jóvenes que construyen casas de madera para personas que no tienen vivienda.

Pero la anarquía, o reveldía por si misma no conduce a ninguna parte y es muy probable que sean víctimas de grupos políticos que alimentan ese tipo de cosas para sus propios provechos mezquinos y ese tipo de cosas abundan en la mala izquierda, precisamente porque ese tipo de izquierda crece en la rebeldía.

Corría el año 1976 yo tenía 20 años y trabajaba en la fabrica Nestlé de operario, ese año fue el golpe militar y yo me había metido con un grupo de izquierda llamados marxistas, simpatizantes de Lenin y Trotsky. Yo no tenía una idea política formada, solo era rebelde y me gustaba la aventura, hacíamos reuniones secretas y nuestra función era incitar a la huelga, tal es así que se hizo una importante huelga en la fabrica en que yo trabajaba.

Era todo raro para mi, y lo que más me llamaba la atención era la manera en que ellos temían a la policía, y lo curioso de nuestras reuniones secretas que se hacían camufladas en un inocente partido de fútbol, un asado, cuando en realidad era una reunión de grupo para estudiar estrategias, hablar sobre temas de intereses de nuestra política.

La idea era la revolución, implantar esa idea que fue la misma que llevó a Rusia al poder del proletariado, yo me habrí del grupo porque no hallé una respuesta a una pregunta que hice reiteradamente: "Si ganamos la revolución, ¿Quienes van a gobernar? "No, eso ahora no importa", era la respuesta.

La no respuesta fue mi renuncia al grupo, no podía entender estar luchando por un objetivo tan incierto, quien sabe si no nos mandaban desde Cuba o Moscú, después de todo nunca me había convencido mucho todo eso del paraíso terrenal.

Muchos jóvenes hoy día dan trompadas al aire, sin una clara convicción, sin una verdadera guía, los grupos de izquierda que son serios deberían capitalizar a estos jóvenes y educarlos en una democracia seria. Ya fue la izquierda sucia y tramposa de Fidel Castro, la de Hugo Chavez, la izquierda de la confrontación y la manipulación de kirchner, una izquierda que no es ni más ni menos que el uso y abuso de una mente joven y desorientada.

Habría que hacerles ver a esos jóvenes que hoy toman colegios, que si su meta es Cuba, es decir, si su parámetro o ejemplo de política es lo que hace Fidel Castro en Cuba, pues, que si ellos tomaran un colegio allá como lo hacen acá, protestando contra el gobierno, allá, directamente van presos, ellos o sus padres o quienes los incitan.