El presunto ladrón de un balde lleno de láminas de oro en plena tarde en Manhattan, buscado por la policía, sería un ecuatoriano que ya robó varias veces de camiones estacionados en la zona, incluidos famosos zapatos Jimmy Choo, joyas y equipamiento fotográfico.

"Es un criminal de carrera que parece alimentarse de camiones y camionetas en el área de Midtown" en Manhattan, dijo el jefe de detectives de la policía de Nueva York, Robert Boyce, esta semana a periodistas. "Creemos que ahora está en el sur de California", añadió.

La policía neoyorquina confirmó a la AFP un reporte del sitio de noticias locales DNA Info que señala que el sospechoso del increíble robo cometido el 29 de setiembre en Nueva York, identificado esta semana como Julio Nivelo (alias David Vargas), de 53 años, cometió al menos otros siete robos este año en Manhattan.

Fuentes policiales citadas por DNA Info afirman que Nivelo robó entre otras cosas ropas y gafas de un camión de Federal Express estacionado en Manhattan; equipamiento fotográfico profesional de un coche; una caja de joyas de otro camión y una caja llena de los exclusivos zapatos Jimmy Choo de otro, que finalmente lanzó al piso cuando el chofer se dio cuenta y comenzó a gritarle.

"Confirmamos el artículo de DNA Info", se limitó a decir la policía a la AFP.

Según DNA Info, Nivelo fue deportado a su país natal, Ecuador, cuatro veces por delitos similares en 1994, 2001, 2005 y 2008. La policía no confirmó esta información.

El Departamento de Seguridad Interior y el Consulado de Ecuador en Nueva York no han respondido a pedidos para confirmar la nacionalidad del sospechoso, sus supuestas deportaciones y estatus migratorio.

La policía acusa a Nivelo de robar a fines de setiembre un balde negro de aluminio con 39 kilos de oro de la parte trasera de un camión blindado en un momento de descuido del guardia de seguridad, en una calle llena de joyeros y a pasos del Rockefeller Center y el Radio City Music Hall.

Un video filmado por cámaras callejeras muestra al ladrón intentando cargar el pesadísimo balde como puede, con las dos manos, luego con una. Hace una pausa y lo deposita en la vereda antes de cruzar la Tercera Avenida por la mitad de la calle. Y después desaparece.